Vitoria. La postura de la población vasca respecto a los inmigrantes se ha endurecido en el último año. En general se muestran más críticos y algo más restrictivos con ellos. Además, a la mayoría le preocupa especialmente que la llegada de personas extranjeras pueda afectar negativamente a su seguridad personal o familiar.

Así lo revela el Barómetro Ikuspegi, el Observatorio Vasco de Inmigración, en el que se constata un empeoramiento en la relación que mantiene la población vasca y la extranjera. El estudio insiste en que los consultados presentan una "actitud ambivalente" ante la inmigración: en ella conviven rasgos manifiestamente abiertos y tolerantes con otros que denotan posturas más reacias.

Sin embargo, sí se han detectado ciertas posturas comunes en relación a las consecuencias que puede tener la llegada de extranjeros en el estado de bienestar de cada uno. En este sentido, casi la mitad de la población considera que si sigue creciendo el número de inmigrantes que entran en Euskadi va a ser más difícil acceder a una ayuda social y que habrá que esperar más tiempo en los hospitales. Del mismo modo, también piensan que el fenómeno de la inmigración puede influir negativamente en la búsqueda de un trabajo así como en el sueldo que reciben a principios de cada mes.

Euskadi acoge en la actualidad un total de 132.189 extranjeros. La población inmigrante ha crecido de forma espectacular en la última década, ya que en 1998 apenas eran 15.198 los residentes en la Comunidad Autónoma Vasca; pese a ello Euskadi se mantiene como una de las autonomías con menor tasa de inmigración: un 6,1%.

En Álava, esta proporción es algo mayor. El territorio tiene un mayor poder de atracción para la población extranjera; de hecho, 25.851 personas han fijado su residencia en la provincia. El colectivo representa el 8,2% de la población. La mayoría viene de países como Paquistán, Georgia, Argelia o Marruecos. A diferencia de Bizkaia y Gipuzkoa, los de origen sudamericano son una minoría.

Lo cierto es que ante esta llegada masiva de inmigrantes que se ha experimentado en estos últimos años -algo menos en 2009 con motivo de la crisis- parece que las políticas de integración no han conseguido los objetivos esperados. La intolerancia entre la población vasca ha crecido, y prueba de ello es que el 70%, si tuviera que elegir dónde vivir, preferiría hacerlo en un barrio donde la mayoría de las personas fueran de su misma raza o grupo étnico. Además, el contacto entre una parte de la población y otra es prácticamente inexistente. Uno de cada cuatro vascos asegura de hecho que no tiene ningún tipo de relación con personas de origen extranjero.

restricciones La población vasca, en definitiva, se ha vuelto bastante más crítica con este colectivo. El Observatorio Vasco de Inmigración ha comprobado a través de su estudio cómo muchos consideran excesivo que su acceso a una serie de servicios siga siendo gratuito. Entre los servicios citados, destacan los cursos de Formación Profesional o las clases de euskera y castellano. La mayoría piensa que dicha gratuidad se debería restringir únicamente a la población regularizada.

De hecho, los vascos siguen apostando por políticas de inmigración ligadas al puesto de trabajo, como también indican otros estudios e investigaciones. Según detalla el Barómetro, la sociedad parece aguantar bien la crisis porque a la mayoría no considera que quedarse en paro pueda ser motivo para expulsar a las personas trabajadores extranjeras. Aún así, la difícil situación económica se nota, y ha bajado la cifra de los tolerantes del 65,9% en 2008 al 53,8% en 2009. La población local se muestra bastante más intransigente con el tema del cumplimiento de la legalidad vigente, ya que la mayor parte aboga por expulsar a las personas extranjeras que cometan cualquier delito.

En este sentido, crece también la sensación de inseguridad ciudadana a medida que va creciendo la población inmigrante en Euskadi. Cuesta que cambien algunos estereotipos y prueba de ello es que el 57% de los encuestados considera que la llegada de extranjeros puede afectarle negativamente en su seguridad personal o familiar.

machistas También va cambiando con el transcurso de los años la percepción que tienen los vascos de los extranjeros. Su opinión respecto a este colectivo ha empeorado ligeramente, según destaca Ikuspegi, si bien es cierto que todavía siguen teniendo un buen concepto de ellos. De hecho, los ven cada vez más amables. Una abrumadora mayoría, sin embargo, coincide en que los inmigrantes son cada vez más machistas. Es, de su personalidad, la característica que cuenta con una mayor desaprobación.

Cabe destacar por último que la población vasca vincula el grado de integración con el nivel de simpatía que sienten hacia un determinado colectivo. Así, ven como más cercanos a los latinoamericanos, mientras que se sienten más ajenos a los colectivos del Magreb, Europa del Este y Asia.