Vitoria. Aspirar humos ajenos puede resultar más perjudicial de lo que parece a simple vista, ya que el tabaquismo pasivo es responsable de 250 muertes anuales en Euskadi. Lo dice un informe presentado ayer por la Sociedad Vasco Navarra de Prevención del Tabaquismo que viene a justificar su posición al respecto de la nueva Ley reguladora del consumo del tabaco en Euskadi.

"Aunque un elevado porcentaje de estas muertes se producen en el ámbito del hogar, no es menos cierto que crece el número de muertos por la exposición al humo del tabaco en lugares públicos", aseguró Carlos Cortijo, presidente de la Sociedad, durante la publicación del estudio.

El grupo de expertos que ha tomado parte en la redacción del análisis entiende que "la regulación del tabaco en hostelería, semejante a la que se hizo en su día en los medios de transportes públicos, es una oportunidad para el sector de la hostelería en Euskadi en momentos de crisis". Así, sostienen que no hay que olvidar que también se prohibió fumar en los viajes de corta, media y larga duración y que dicha restricción no parece que haya cambiado la cultura del viaje, "así que la hostelería no tiene por qué arrepentirse de adoptar la decisión de prohibir fumar".

En aquellos países donde la hostelería se ha transformado en espacios libres de humo, el número de clientes no ha descendido. Más al contrario, se ha detectado un incremento en la clientela.

Eudel De forma paralela, desde la Sociedad Vasco Navarra de Prevención del Tabaquismo se advierte que la postura de Eudel, opuesta a que los ayuntamientos vascos sean responsables de imponer sanciones a quienes no respeten la ley constituye un contrasentido, sobre todo si se compara con otra cuestión de salud pública como es el consumo de alcohol. "Más en concreto el botellón o el consumo fuera de los establecimientos hosteleros. Si la Policía Municipal es la encargada de observar el cumplimiento de la ley en estos casos no parece que haya una contraindicación para hacer lo mismo con el tabaquismo", explicaron sus representantes.

Otra de las cuestiones relevantes a valorar hace referencia a la protección a los menores de edad de la exposición voluntaria al tabaco. El 52% de los jóvenes empieza a fumar entre los 14 y los 16 años y para muchos de ellos el consumo de tabaco se encuadra en una suerte de rito de iniciación a la vida adulta. El hecho de que se fume en bares, restaurantes y discotecas provoca, según la Sociedad, una falsa percepción de normalización de la conducta de fumar. "Por todo ello consideramos necesaria la regulación del consumo del tabaco en espacios públicos, donde existan trabajadores así como en lugares donde tengan acceso menores de edad", concluyeron.