Dulantzi. Más allá de vasijas y restos de materiales encontrados en el subsuelo de la Llanada, su tierra ha desvelado otro tesoro de incalculable valor: conocer mejor los orígenes de las poblaciones alavesas.

Los trabajos arqueológicos de la Universidad del País Vasco en los últimos años han demostrado que la mayor parte de los pueblos actuales se fundaron en en la Alta Edad Media. Se echa por tierra así las teorías que afirmaban que la raíz de todas ellas prendió en el siglo IX, ya que dataría, por lo menos, de cien años antes.

Un ejemplo de ello es Aistra. Después de cuatro años de trabajo, las excavaciones dirigidas por Juan Antonio Quirós en esta localidad de Zalduondo demuestran que el origen de la misma se remonta al siglo V, un período hasta ahora desconocido de la historia de Euskal Herria, cuando se produjo el colapso del Imperio Romano. "Se creía que la aparición de la iglesia marcaba el nacimiento de la aldea y en realidad es la comunidad la que genera el templo", explica Quirós.

La experiencia de este lugar ha servido para que los arqueólogos desarrollen una metodología específica de trabajo para yacimientos medievales. "Existen muchos en Álava, más de 300, y algunos de ellos se han destruído porque no se sabía muy bien cómo indagar en ellos", argumenta Quirós.

Los hallazgos sobre la superficie sobre la que se ubicó Zornostegi -un poblado medieval abandonado y soterrado en un cerro a medio camino entre Luzuriaga y Agurain- también han conseguido completar los análisis sobre esta época. El sistema de terrazas altomedievales para uso agrícola, de entre los siglos VIII y X, en esta localidad de Agurain probaría la existencia de un alto grado de socialización en la aldea impropio para esta época que chocaría con el discurso oficial de que el establecimiento de aldeas no se estableció hasta el siglo IX. Las investigaciones de Quirós hablan de una primera ocupación en la Edad de Bronce (en el tercer milenio antes de Cristo). Los vecinos se trasladaron y decidieron regresar en época romana (siglos IV-V) para hacer crecer el pueblo desde el siglo VIII hasta el XIII, cuando desapareció, previsiblemente, por el crecimiento de villas como Agurain y no por circunstancias tan dramáticas como la peste o la crisis.

Las claves de la vida alavesa más remota también se desentrañan en los trabajos arqueológicos de la UPV en Trebiño. Las excavaciones en el entorno del que fuera castillo de la localidad han sacado joyas y cerámicas árabes que demuestran que es la villa "navarra" más antigua en Álava.