Son muchas las personas que desempeñan su labor diaria sentadas. Es el caso de profesionales como trabajadores de oficina, empleados de banca o de transporte, recepcionistas o cajeros de supermercados, entre otros, los cuales deben permanecer muchas horas en la misma postura y esta no va a ser siempre la más correcta.

La mayoría de las dolencias que podemos sufrir guardan relación con los dolores de espalda, que en el 80% de los casos están provocados precisamente por las malas posturas corporales. Aunque sepamos de la importancia de la higiene postural y tratemos de sentarnos bien, en algún momento y de forma casi inconsciente cruzaremos las piernas, una postura a priori cómoda e inofensiva pero que puede acabar causándonos más de un problema de salud y de estética.  

Cruzar las piernas es un gesto más habitual entre las mujeres y a veces tiene una connotación de elegancia y sensualidad. El cruce suele hacerse a la altura de las rodillas o de los tobillos, pero siempre será más perjudicial en el primer caso. A continuación te mostramos algunos de los perjuicios que puedes sufrir si realizas este gesto con asiduidad. Estos son:

1- Circulación sanguínea. Las venas son unas estructuras ligeras por lo que una leve presión puede restringir el flujo sanguíneo de las piernas. El nervio peroneo situado detrás de la rodilla es uno de los que más sufre con esta postura y puede causar una sensación de hormigueo, entumecimiento o incluso problemas circulatorios a largo plazo.

Una mujer sentada con las piernas cruzadas en una silla de oficina. Freepik

2- Desarrollo de varices. La presión que se produce al colocar una pierna sobre otra puede bloquear el retorno de la sangre de las piernas al corazón lo que hace que las venas se estrechen y se expandan y acaben apareciendo varices. 

3- Aumento de la presión sanguínea. Al poner una rodilla sobre otra se va a enviar sangre de las piernas hacia el tórax, por lo que el corazón tendrá que trabajar más para bombear una mayor cantidad de sangre y como consecuencia aumentará la tensión arterial. Esta también se elevará porque la presión ejercida sobre los músculos de las piernas va a provocar una mayor resistencia de la sangre que pasa por los vasos sanguíneos de las extremidades inferiores.

4- Desequilibrio muscular. Al cruzar las piernas se ejerce más peso sobre uno de los dos lados del cuerpo y se produce un desequilibrio corporal. Esto hará que los músculos de la pelvis y las caderas se desequilibren y mientras que los de un lado del cuerpo se acortarán o se tensarán, los del otro se volverán débiles y menos activos. Esto puede afectar a la alineación de la pelvis y a la columna vertebral y podrá causar molestias o dolor.

Una chica descansa con las piernas cruzadas en los tobillos. Freepik

5- Estrés en las articulaciones. Si cruzamos las piernas la articulación de la rodilla puede verse sometida a un estrés innecesario lo que puede empeorar cualquier problema de articulaciones o cualquier lesión de rodilla. 

6- Producción de esperma. Cruzar las piernas puede afectar tanto a la cantidad como a la calidad del esperma. La temperatura de los testículos tiene que estar entre 2 y 6 grados centígrados por debajo de la temperatura corporal. Al estar sentado esta aumenta en 2 grados y cruzar las piernas puede hacer que suba hasta 3,5 grados.

7- Postura. El desequilibrio corporal que provoca poner una rodilla sobre otra hará imposible mantener la espalda recta y la cadera bien alineada: inclinaremos la pelvis hacia un lado lo que desalineará también la columna vertebral. Esta tratará de compensar las malas posturas para mantener el centro de gravedad en la vertical de la pelvis, lo que se traducirá en molestias en las vértebras cervicales, dorsales y lumbares. Además, la mala postura que adoptaremos al caminar afectará también a los músculos de la columna, de la espalda y de las piernas y nos terminará causando dolores y molestias. 

Una mujer sentada con los pies cruzados se queja de dolor lumbar. Freepik

Consejos para sentarse bien


  • Evita las sillas altas.
  • Siéntate con la espalda recta bien apoyada en el respaldo. 
  • Relaja los hombros.
  • Coloca la cabeza y el cuello bien equilibrados y alineados con el torso.
  • Mantén los muslos horizontales.
  • Pon las rodillas al nivel de las caderas o por debajo.
  • Apoya bien los pies en el suelo o usa reposapiés.
  • Sé consciente de estar en buena postura y si no, corrígela.