Investigadores del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) y de IrsiCaixa han desarrollado un nuevo dispositivo de bajo coste, portátil y no invasivo que utiliza luz para realizar pruebas diagnósticas de covid-19 en muestras de saliva en menos de 30 minutos.

Los resultados del estudio muestran que el sensor puede detectar concentraciones muy bajas de SARS-CoV-2 con una sensibilidad del 91.2% y una especificidad del 90%, similar a la de la PCR, pero tan rápida como el test de antígenos, según consta en el estudio, que ha sido publicado en la revista Biomedical Optical Express.

El equipo investigador ha desarrollado un virómetro de flujo, un dispositivo que utiliza luz para detectar la concentración del virus en un líquido que fluye a través de un pequeño tubo, llamado canal microfluídico.

Según la investigadora del ICFO Rubaiya Hussain, "el dispositivo que hemos desarrollado utiliza un par de gotas de saliva y marcadores de luz fluorescente. Cuando se recogen las muestras de saliva de los pacientes, nosotros las introducimos en una solución que contiene anticuerpos fluorescentes. Si en la muestra de saliva hay partículas virales, los anticuerpos fluorescentes se “adhieren” al virus".

Una vez hecho esto, se introducen las muestras de saliva en el sensor y se hacen pasar por medio de un canal microfluídico bajo la luz de un láser. El láser ilumina la muestra y, en el caso de que esta contenga partículas virales, se emite una señal gracias al marcador fluorescente. En menos de un minuto, el lector transmite los picos detectados de la señal a una gráfica y se alerta al sistema que la muestra es positiva”.

El equipo de investigadores del ICFO llevó a cabo una prueba a ciegas de 54 muestras de saliva proporcionadas por IrsiCaixa. El análisis confirmó 31 casos de un total de 34 positivos con solo 3 falsos negativos. Además, lograron medir 3834 copias virales por mililitro, unas tres órdenes de magnitud por debajo de las obtenidas con los test de antígenos rápido. Esto significa que este dispositivo es capaz de detectar la presencia del virus en niveles de concentración muy bajos en una solución.

La investigadora del ICFO y también coautora del trabajo Ewelina Wajs señala que “nuestro dispositivo es muy versátil. Seleccionando los anticuerpos adecuados, esta tecnología podría adaptarse para la detección de otros virus, tales como los coronavirus estacionales o el virus de la gripe, o incluso microorganismos presentes en cuerpos de agua, como la legionella o el e-coli, con un tiempo de respuesta más rápido que el de los análisis realizados habitualmente a partir de cultivos”.

Los autores del estudio remarcan que con un solo dispositivo es posible realizar unas 2000 pruebas al día. Además, recuerdan que los componentes del dispositivo son de bajo coste y están disponibles en el mercado, lo que permite la fabricación del aparato a gran escala.

Además, esta técnica también podría ayudar a reducir el volumen de los residuos generados por los envoltorios de plástico de los materiales con los que se llevan a cabo las pruebas PCR y de antígenos.

Finalmente, y debido a su bajo coste y la sencillez de su uso, el nuevo sensor podría ser una solución para los procesos de diagnóstico y control de propagación del virus en países en vías de desarrollo, en los que existe un acceso limitado a las vacunas y con sistemas de salud frágiles. El hecho de que este dispositivo no tenga que ser estrictamente utilizado y manipulado por personal cualificado y en un laboratorio especializado facilitaría su uso en pruebas de cribado masivo en lugares públicos, como restaurantes, escuelas, oficinas, teatros y cines.