Son lesiones benignas que no suelen causar mayores problemas más allá de la incomodidad. No obstante, algunas enfermedades más graves de la cavidad oral pueden manifestarse con lesiones ulceradas muy semejantes, y se debe de hacer el diagnóstico diferencial.
¿Cómo son?
Clínicamente son lesiones de forma ovalada, blancuzcas (a veces amarillentas), poco profundas y limpias, es decir, no presentan pus, bacterias u otras señales de infección. Pueden ser pequeñas o grandes y suelen ser recurrentes. Los síntomas menos comunes incluyen fiebre, malestar o indisposición general y ganglios linfáticos inflamados.
Cuando un afta no desaparece hay que contactar con un profesional médico. Cepíllese los dientes tres veces al día y use el hilo dental todos los días. Asista también a chequeos dentales de rutina.
¿Quién las padece?
El 20% de la población sufre aftas recurrentes. Son más comunes en pre-adolescentes, adultos jóvenes y mujeres, y tienden a disminuir su incidencia con el paso de los años. Pese a ser lesiones benignas, las aftas son muy dolorosas y muchas veces dificultan actividades simples como hablar, comer y besar. Por muy grandes y numerosas que sean, no son causantes de mal aliento y no son contagiosas.
¿Por qué aparecen?
La causa específica aún no se conoce, pero se la asocia a una baja de defensas, traumas locales (mordidas accidentales), estrés, alteraciones hormonales, tabaco, deficiencias de vitamina B12, vitamina C, zinc, hierro y ácido fólico, reflujo gastro-esofágico, etc. Pueden ser hereditarias.
¿Cómo tratarlas?
El dolor por lo general disminuye en un periodo de 7 a 10 días. Pueden pasar de 1 a 3 semanas para que las aftas sanen por completo. Las úlceras más grandes pueden tardar más tiempo en sanar. En la mayoría de los casos desaparecen sin tratamiento. Intente no comer alimentos picantes ni condimentados, puesto que pueden causar dolor. Los medicamentos actuales tienen como objetivo acelerar el proceso de cicatrización de la lesión.
Es importante distinguir las pomadas que contienen anestésicos, que sirven apenas para aliviar los síntomas, de aquellas con corticoides y antiinflamatorios en su fórmula, que efectivamente pueden acelerar la cicatrización.
Enjuáguese la boca con agua con sal o enjuagues bucales suaves (no utilice enjuagues bucales que contengan alcohol). Cuando un afta no desaparece hay que contactar con un profesional médico. Cepíllese los dientes tres veces al día y use el hilo dental todos los días. Asista también a chequeos dentales de rutina.