1 Picar, sí, pero sano. Entre horas puedes tomar un yogur o una porción de queso desnatado con un biscote integral. También te puedes decantar por una pieza de fruta, una lata pequeña de berberechos o mejillones al vapor, o una loncha de jamón serrano o cocido sin grasa. Que te hayas cogido las vacaciones no quiere decir que comas mal, así que si te desplazas a la playa o la piscina llévate contigo la merienda, de este modo evitarás caer en las tentaciones típicas de estos meses de calor.
2 Ingiere más proteínas. No hay que obsesionarse, pero sí incrementar algo el aporte de proteínas como el pollo, el pavo o los huevos, y acompañarlos de caldos de verduras depurativos o si prefieres zumos antioxidantes. Así, tu metabolismo se acelerará y quemará más grasa durante el día.
3 El pescado, apuesta segura. La infesta de ácidos grasos esenciales es clave para nuestro sistema inmunitario, digestivo y nervioso. Por ello, una dieta equilibrada y buena para la salud debe de contar con un mínimo de cuatro raciones de pescado a la semana. Opta por las versiones más ligeras -a la plancha o al horno- y consume de forma moderada aceite de oliva y frutos secos. Todo ello te ayudará a reducir la grasa corporal.
4 Prueba el pan integral. Aunque los alimentos integrales engordan, por lo general, lo mismo que sus versiones normales, aportan más fibra. Ello te ayudará a mantener la regulación intestinal durante tus desplazamientos, porque el cambio de hábitos, en numerosas ocasiones, produce estreñimiento.
5 Menos alcohol. Las vacaciones son tiempos más propicios para incrementar el consumo de alcohol, así que lo mejor es que lo dejes solo para una de las comidas diarias, además, de forma moderada. Los nutricionistas recomiendan preferiblemente el vino o cerveza, que son mejores que las bebidas destiladas. Éstas tienen gran número de calorías y, excepto en ocasiones puntuales, puedes evitártelas.
6 Con tu botella de agua a todas partes. En muchas ocasiones pensamos que tenemos apetito cuando lo cierto es que estamos deshidratados. No dejes de llevar contigo siempre una botella de agua a todas partes. Con ella te sentirás hidratado y al mismo tiempo tendrás la sensación de saciedad cuando te entre la tentación de tomar algo dulce. Por otro lado, como es sabido, el agua es indispensable para la eliminación de líquidos.
7 Comida casera. En vacaciones, si has elegido un apartamento o un hotel con media pensión, lo mejor es que pases en la medida de lo posible de comer muchas veces fuera. Por lo general, en los restaurantes el consumo de aceite suele ser casi siempre superior al que utilizamos al hacer la comida en nuestros domicilios. Lo recomendable es que consumas entre 1 y 3 cucharadas al día, porque cada una de ellas contiene alrededor de 90 calorías.
8 ¿Alimentos sustitutivos? Las barritas o natillas sustitutivas pueden ser una excelente alternativa para compensar los exceso a lo largo del día. Si en la comida del mediodía te has pasado, puedes compensarlo en la cena con un par de barritas sustitutivas. Aunque tienes que tener en cuenta que esos productos no se tienen que usar a diario, si no que son exclusivamente para ocasiones especiales.
9 Duerme y descansa bien. A lo largo de la noche nuestro cuerpo gasta energía, por lo que es aconsejable dormir entre 7 y 9 horas cada día. Asimismo, la falta de sueño hace que las hormonas implicadas en la regulación del apetito también se desequilibren, especialmente la leptina, una hormona que regula el efecto saciante y se halla en niveles bajos cuando no se descansa bien, lo que hace que acumules grasa.
10 No dejes de pasear. Además, siempre que puedas, no dejes de caminar. Si te encuentras de visita en una ciudad, planifica tus excursiones por áreas y hazlas a pie. En la playa intenta no estar siempre tumbada en la toalla y anímate a darte varios paseos largos por la orilla.