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El espectacular pueblo de piedra que sirve de base para conocer el valle de Liébana

El extraordinario paisaje que lo rodea hacen que sea un viaje inovidable

En imágenes, por el valle de Liébana desde PotesJuan Miguel Ochoa de Olza

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Entre sus muchos atractivos, el que más destaca de Cantabria es la de ser la perfecta conjunción entre la montaña y el mar. En ella se pueden disfrutar de playas y acantilados en los que practicar deportes acuáticos a la vez que dedicarse al senderismo y a recorrer bosques y valles en busca de la tranquilidad que ofrece la naturaleza. Es para quienes no les gusta la opción excluyente de “mar o montaña”.

A los atractivos naturales se une un patrimonio histórico y artístico profundamente marcado por el entorno y la tradición. Un ejemplo perfecto de ello es el valle de Liébana, junto a los Picos de Europa y que tiene en la localidad de Potes su capital y centro de operaciones para conocer la comarca.

Potes se encuentra en el centro del valle de Liébana y lo rodean algunos de los picos de montaña más espectaculares de Cantabría.

Qué ver en Potes

Potes es el perfecto ejemplo de pueblo de montaña cántabro, con sus casas de piedra tradicionales, sus soportales y edificios de abolengo. Dos importante ríos de montaña se juntan en su casco histórico, el Quiviesa y el Deva. El primero desemboca en el segundo en el centro de Potes y el Deva, que nace en Fuente Dé recorre el centro del valle para salir por el desfiladero de la Hermida y convertirse en muga entre las comunidades de Asturias y Cantabria.

Esta protagonismo del agua en Potes hace que los puentes destaque en el entramado urbano, siendo los más populares e importantes los de San Cayetano, Nuevo y el de la Cárcel. Forman un conjunto que permiten un bonito recorrido por las orillas de ambos ríos descubriendo interesante rincones y a la vez conocer alguno de los atractivos arquitectónicos más populares. Hay que tener en cuenta que el de San Cayetano y el de la Cárcel, ambos medievales, son peatonales, mientras que el Nuevo, más moderno como su nombre hace sospechar, permite el tráfico rodado.

A la derecha el Deva y por la izquierda el Quiviesa se juntan frente al puente dela Cárcel y bajo la Torre del Infantado.

En el puente de la Cárcel, desde el que se puede ver cómo se juntan el Deva y el Quiviesa, se puede optar por cruzar hasta la orilla izquierda y acercarse hasta la Torre del Infantado, uno de los edificios emblemáticos del pueblo. Se trata de una fortificación del siglo XIV de sólidos sillares con fachadas labradas que tiene en su patio interior su elemento más destacado ya que es el que ilumina de forma natural todas las estancias. Tras ser la vivienda del Señor de Liébana, pasó a ser prisión (de ahí el nombre del puente se acaba de cruza), y ahora es la sede del Ayuntamiento local además de sala de exposiciones. Su terraza es un excelente mirador sobre el pueblo y el paisaje circundantes.

Ya que el visitante se encuentra en este lado del río Deva, puede alargar el paseo y llegar hasta la iglesia de San Vicente, declarada Monumento Histórico Artístico. La formada dos templos, el primero medieval, del siglo XIV, y el otro de finales del siglo XIX y que recibe el sobrenombre de el nuevo.

Si por el contrario, en el puente de la Cárcel se ha optado por ir a la margen derecha de río, lo primero que se posa es la plaza del Capitán Palacios, sin duda uno de los corazones de Potes, donde los encuentros sociales y comerciales son el centro de su actividad. Un kiosco de música la preside, y en los soportales, los típicos de la arquitectura cántabra, se pueden encontrar los comercios y locales de hostelería que los lunes se complementan con el tradicional mercado de productos locales.

Ampliando el paseo se puede visitar el conocido barrio de la Solana, donde sus calles empedradas y las antiguas casas solariegas que las limitan harán que el visitante se sienta transportado a otras épocas.

Por el valle de Liébana, hacia el norte

Una vez completada la visita a Potes, el primer destino puede ser el espectacular monasterio de Santo Toribio de Liébana, a poco más de dos kilómetros del pueblo y al que se puede llegar tanto en coche como a pie. En él se custodia un fragmento, el más grande según la tradición, del Lignum Crucis, la cruz en la que murió Jesucristo. Este monasterio es el destino final del Camino Lebaniego, un ramal de la ruta jacobea que cuenta con el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad y su propio año santo.

La garganta de la Hermida ha sido excavada por el río Deva creando un paisaje entre paredes rocas espectacular.

Saliendo de Potes hacia el norte, no hay que dejar de recorrer el desfiladero de la Hermida, una profunda garganta excavada en la roca por el río Deva. Son 21 kilómetros, es el más largo de la península Ibérica entre paredes de rocas y miradores desde los que asomarse a un paisaje de vértigo. El más espectacular de ellos es el de Santa Catalina, desde el que se pueden ver los Picos de Europa al fondo cerrando el valle de Liébana. Los amantes de la aventura podrán disfrutar de una vía ferrata que permite recorrer paredes de 600 metros de altura.

La salida se encuentra en la localidad de Hermida, en la que se puede tomar un desvío hasta Bejes, uno de los pueblos más hermosos de la comunidad. Además de ser otro ejemplo de pueblo de montaña, los amantes del gastronomía en general y del queso en particular podrán disfrutar de uno de los más conocidos, el Picón Bejes-Tresviso, un sabroso queso azul.

Por el valle de Liébana, hacia el sur

Un segundo recorrido desde Potes puede ser para conocer la parte sur del valle, la mas cercana a los Picos de Europa. Sigue el recorrido del río Deva en dirección hacia Fuente Dé, donde nace. Tras pasar por varios pueblos como Turieno, Beares, La Frecha, Quintana o Camaleño, todos ellos merecedores de una parada para conocerlos, se llega a Mogrovejo, una pequeña y preciosa villa que se recorta contra el macizo de Ándara. Destaca, e impacta, una torre medieval de finales del XIII, que sigue en pie y se impone al resto de los edificios, muchas de ellas casonas típicas de este valle. La más destacada entre ellas es la casona Vicente de Celis. Su otro edificio patrimonial es la iglesia de la Asunción, del siglo XVII.

El punto final de este trayecto se encuentra en Fuente Dé, entrada natural hacia los Picos de Europa y desde donde salen innumerables rutas senderistas para recorrer estas montañas cantábricas. Otra opción para disfrutar de este paisaje es montar en el teleférico y salvar con poco esfuerzo un desnivel de 1.000 metros hasta llegar a la parte alta de la montaña y recorrer con tranquilidad los diferentes miradores que permiten disfrutar de uno de los paisajes con más personalidad del norte peninsular. .hacer una ruta de senderismo por los imponentes Picos de Europa.