Las gaviotas no son tan entrañables como mucha gente cree. Quienes viven en zonas de costa lo saben y lo comprueban, por ejemplo, cuando están tomando algo en una terraza y estas aves les arrebatan parte de la comida, pudiendo acabar incluso llevándose algún picotazo.

Comiendo empanada en el recreo

Esa búsqueda por parte de las gaviotas de la comida que tienen las personas ha provocado un accidente en un colegio de Gijón. Sucedió el pasado viernes, pero ha trascendido este martes. Según informa el diario El Comercio, un joven estudiante de la ESO se encontraba en torno a las once de la mañana disfrutando del recreo en el patio de colegio y aprovechando para comerse un trozo de empanada que había llevado de casa.

La madre del joven ha relatado al citado periódico que de repente su hijo sintió un fuerte golpe en la cabeza, por detrás, y lo primero que el chaval pensó fue que se trataba de sus amigos gastándole una broma. Pero nada que ver con eso. La agresora era una gaviota que quería llevarse su trozo de empanada y que luchó por ella atacándole con sus garras en la cara hasta conseguir hacerse con el alimento del alumno.

Necesitó atención sanitaria

Tras el incidente con el ave, el joven tuvo que recibir atención sanitaria, ya que sufrió heridas a la altura de la barbilla. Su madre se quedó preocupada ante lo que le contó su hijo y decidió llevarlo al médico, que le recetó paracetamol. Días después el chico presenta una visible cicatriz en la zona de la herida, aunque por suerte no sufrió daños importantes.

Problema habitual

La madre se muestra indignada porque no es la primera vez que en ese colegio gijonés sufren la agresividad de las gaviotas. Asegura que es habitual ver cómo se arremolinan en la puerta a la hora del recreo y que incluso eso ha llevado a que se obligue a los alumnos más pequeños, los de Primaria, a comerse el bocadillo dentro de las aulas con la intención de evitar ataques de las aves.

Por eso mismo ha decidido presentar una queja ante la Oficina de Atención a la Ciudadanía del Ayuntamiento de Gijón, pidiendo que tanto el Consistorio de la ciudad costera asturiana como la Consejería de Educación del Gobierno del Principado de Asturias puedan mover ficha y tratar de atajar el problema. De lo contrario, la madre del pequeño avisa de que “cualquier día puede haber una desgracia”.