- Los investigadores del proyecto Odeuropa quieren recuperar el patrimonio olfativo del continente a través de su patrimonio artístico, descubriendo y registrando a qué olía el Viejo Continente. El objetivo es registrarlo en una gran base de datos digital, en la que se podrá encontrar el aroma de la Revolución Industrial o la batalla de Waterloo. La idea surgió del seno humanístico de la Real Academia de Artes y Ciencias de los Países Bajos. La institución quería dar un significado oloroso a las colecciones digitales que han creado las organizaciones culturales. El proyecto lo financia la Unión Europea con 2,8 millones de euros. En enero de 2021 arrancará la investigación, en la que participarán expertos de Países Bajos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Eslovenia, que durante tres años trabajarán en la búsqueda y catalogación de los olores europeos. El objetivo, tener un registro online que contendrá información de los olores más importantes para Europa desde el siglo XVII hasta el presente. Cada uno tendrá una ficha con una descripción en términos sensoriales, una serie de coordenadas que lo sitúen en el tiempo y el espacio o un añadido sobre las emociones que transmite dicho olor. Una ‘perfumería’ virtual de libre de acceso. Para construir el Gráfico de Conocimiento Olfativo, los investigadores utilizarán la inteligencia artificial. Los informáticos de Odeuropa enseñarán al ordenador a buscar en las colecciones digitales de los museos e instituciones culturales participantes en el proyecto. A partir del uso de un software, la máquina analizará las 250.000 imágenes guardadas de pinturas, grabados o ilustraciones de libros y localizará los objetos olorosos. “Si vemos un cuadro con flores y quesos, hay que mostrarle al ordenador que eso huele”, explica Bembibre. El mismo proceso se seguirá con los textos. Por primera vez, el siglo XXI podrá olfatear los perfumes de tiempos remotos. Los aromas que definieron la historia de Europa. Los ciudadanos tendrán la oportunidad de potenciar su memoria olfativa, la más efectiva para hacernos recordar emociones. El devenir de los europeos no quedará solo en la retina, sino también en los conductos nasales. Precisamente cuando nuestro mundo olfativo se ha vuelto más pequeño que nunca.
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