Euskadi, libre de simbología franquistaGogora
En 2019 había 15 municipios de Euskadi en los que aún perduraban símbolos franquistas, incluyendo Barakaldo, Erandio, Getxo, Portugalete o Lemoa. Actualmente, dicha presencia es testimonial y se limita al escudo oficial del régimen en el interior de la Catedral Nueva de Gasteiz, que está oculto al público, tapado con una lona; también en Araba, en Lantaron se conserva una placa de piedra en recuerdo a las tropas voluntarias del ejército fascista italiano; y en Baños de Ebro hay un grabado en la ventana de un edificio municipal con el lema Caídos por Dios y por España. Por su parte, el pasado lunes apareció derribada la gran cruz del monte Morkaiko, en Elgoibar.
El resto son placas en viviendas o comunidades privadas y nombres del callejero, en los que son varios los municipios que mantienen los que aparecen en el catálogo porque así lo han decidido. De hecho, la Ley 9/2023 de Memoria Histórica y Democrática de Euskadi establece que las administraciones públicas, y las instituciones dependientes de las mismas, son competentes para proceder a la retirada o resignificación de estos símbolos en el caso de edificios de su titularidad.
El Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Gogora, ha realizado desde 2015, de forma previa a la aprobación de esta ley, un seguimiento de los diferentes símbolos franquistas y ha promovido su retirada. En el Informe sobre la situación de la retirada de la simbología franquista en Euskadi, de octubre de 2019, admitía que “en la mayoría de los municipios en los que queda aún algún tipo de simbología franquista se ha mostrado interés en promover alguna que otra iniciativa para proceder a retirar dichos elementos”.
Entrevistado en Radio Vitoria, el director de Gogora, Alberto Alonso, aseguró que los símbolos franquistas, “afortunadamente, de alguna forma se están fosilizando”. En este sentido, apuntó que “casi todos los que quedan han perdido su vínculo con el pasado y las nuevas generaciones cuando pasan por allí no ven más que un trozo de piedra”.
No obstante, apeló a “seguir trabajando porque todavía hoy quedan familias y víctimas de aquel régimen, y a esa gente le ofende y le duele ver cómo todavía de alguna forma se reivindica en esos símbolos un régimen absolutamente dictatorial y represivo”. Por ello, aunque es “poco lo que queda, tenemos que seguir vigilantes”, indicó Alonso, y apeló a que “cada vez que algún ciudadano o ciudadana vea alguno de estos elementos, nos lo haga llegar y desde Gogora se advertirá a los ayuntamientos para que lo retiren”.
La labor del instituto de la memoria es por tanto constante y está sujeta a la aparición de nuevos elementos de los que no se tenía constancia y que remiten al régimen dictatorial, es el caso de la aparición de un grabado en piedra con un eslogan franquista en la ventana de un edificio municipal de Baños de Ebro. Este trabajo se basa en el Dictamen recomendatorio de la Comisión Técnica para la retirada de símbolos franquistas en Euskadi (2012), que asevera que “desde el primer momento, el campo simbólico adquirió una relevancia fundamental” en la “lucha” de los sublevados en el golpe de Estado de 1936 contra el régimen republicano.
Agrega que “valiéndose de un imaginario simbólico propio que abarcó todos los ámbitos de la sociedad y del espacio público, persiguieron la consolidación de su identidad colectiva”. También la “eliminación de todo elemento vinculado al simbolismo republicano, al liberal y, en el caso del País Vasco, también al nacionalista vasco”.
La comisión establece una clasificación de estos elementos, que incluye los nombres del callejero, símbolos singulares, placas de vivienda, cuadros de cargos públicos del franquismo y designaciones de hijos adoptivos o predilectos. De forma general, insta a que todos ellos sean retirados o revocados, para lo que recomienda consultar el Catálogo de símbolos y monumentos públicos existentes en Euskadi que supongan una exaltación de la Guerra Civil y la Dictadura, también de 2012.
Al detalle
Evolución. En 2014 había 128 municipios de la CAV sin simbología franquista, 62 localidades los retiraron para 2016 y 46 más en los tres años siguientes. Para 2019, eran 15 los municipios que seguían albergando elementos de este tipo, la mayoría placas de viviendas o comunidades privadas y nombres del callejero. Ese mismo año, las ciudades con mayor número de estas placas eran Gasteiz, con 87, seguida de Basauri –55– y Donostia, 16.
Ley de memoria. La Ley 9/2023 de Memoria Histórica y Democrática de Euskadi dispone que las administraciones e instituciones públicas son competentes para proceder a la retirada o resignificación de los símbolos franquistas en el caso de edificios de su titularidad.
Últimos vestigios. El escudo oficial del régimen de Franco en el interior de la Catedral Nueva de Gasteiz; la placa de piedra en recuerdo a las tropas voluntarias del ejército fascista italiano en Lantaron, y el grabado en la ventana de un edificio municipal en Baños de Ebro con la frase ‘Caídos por Dios y por España’.
Fascistas italianos
Dentro de la iconografía franquista, el escudo oficial, cuyo diseño se aprobó en febrero de 1938, ocupó un lugar privilegiado de cara a contribuir a consolidar el régimen dictatorial. Tomando como referencia épocas que consideraban grandiosas dentro de la historia de España (Reyes Católicos, Imperio, etc.), y de las que se reivindicaron como herederos, conformaron un escudo lleno de referencias al pasado y con un único elemento original, procedente de las JONS: el lema Una, Grande, Libre.
Su presencia se multiplicó con la instalación de escudos de gran tamaño en todo edificio oficial. Los últimos que hubo en Euskadi se encontraban en el inmueble de la Hacienda del Estado en la plaza Moyúa de Bilbao y en el antiguo Gobierno Civil, hoy Subdelegación del Gobierno español en Gasteiz.
Queda por tanto el escudo oficial del interior de la Catedral Nueva de la capital alavesa, de grandes dimensiones, grabado en piedra y con la iconografía habitual: el águila de San Juan, la heráldica oficial, una corona lineal en el escudo de armas, las columnas de Hércules, el yugo y las flechas y sendas cintas con los lemas Una, Grande y Libre y Plus Ultra. Hoy día está cubierto con una lona y no es visible al público.
El símbolo fascista italiano hallado en Fontecha, concejo del municipio de Lantaron (Araba), es toda una rara avis. Se trata de una placa tallada en piedra y colocada en un antiguo edificio que pudo servir de cuartel y alojamiento al Corpo Truppe Volontarie, la fuerza italiana de combate enviada por Benito Mussolini para apoyar al bando sublevado en la Guerra Civil.
Tras la derrota en la batalla de Guadalajara (marzo de 1937), Mussolini reorganizó a sus camicie nere (camisas negras) en España, a los que trasladó al frente del Norte. Las tropas voluntarias italianas no solo se instalaron en Gasteiz sino también en poblaciones cercanas a Miranda de Ebro como Fonseca o Sobrón.
Esta escultura constituye una prueba irrefutable de la presencia en Euskadi de los fascistas italianos, cuyo espíritu aparece sintetizado en cada uno de sus símbolos, como la inscripción de la parte superior Roma Caput Mundi (Roma capital del mundo), referencia al antiguo Imperio Romano del que Mussolini se consideraba sucesor.
El monte Morkaiko de Elgoibar acogía por su parte una cruz de gran tamaño que no conservaba ninguna placa y que desconocidos han derribado esta misma semana. Se levantó en homenaje al alférez Carlos de Borbón y Orleáns, que falleció el 27 de septiembre de 1936 en la defensa del terreno ganado en esa cima, una estratégica posición en el frente de batalla de Elgoibar.