El consejero Bingen Zupiria admitió el lunes que la presencia de La Falange española en Euskadi le provoca repugnancia, pero también condenó los altercados que protagonizó una manifestación antifascista que le salió al encuentro el domingo en Gasteiz, que arrasó a su paso con el mobiliario de los bares de la zona y desató una batalla campal en la que resultaron heridos veinte ertzainas. Zupiria recalcó que hubo otras dos marchas antifascistas que se saldaron sin incidentes, lo que demuestra que es posible protestar de manera pacífica. Pero EH Bildu siguió este martes esquivando la condena de los altercados en esa contramanifestación que fue secundada por Ernai y GKS. En una entrevista en la cadena Ser, su portavoz parlamentario, Pello Otxandiano, llegó a decir que los políticos no están para condenar porque no son “jueces ni curas”.
A Otxandiano le recordaron que EH Bildu no ha respaldado la declaración de condena del ayuntamiento de Gasteiz. En esa primera pregunta, evitó entrar en el fondo del asunto tirando del guion ya conocido: el Gobierno vasco tendría que haber prohibido el acto y nos hubiéramos ahorrado todo lo que vino después. El consejero Zupiria, no obstante, había recordado el lunes que La Falange es legal y que los tribunales suelen tumbar este tipo de peticiones. Pero Otxandiano pidió exprimir el “autogobierno”: “Lo primero que me gustaría decir es que, si yo fuera lehendakari, no hubiera autorizado esa convocatoria de La Falange. Es un partido legal en España, cosa que merece ser discutida. Vinieron pertrechados con bates de béisbol con una intención clara de enfrentarse, hicieron apología del franquismo, cantaron el Cara al Sol, hicieron el saludo nazi, mancillaron la memoria de las víctimas del franquismo... El autogobierno vasco se tiene que hacer valer en estos casos”, dijo. Él mismo se preguntó “cómo se hace” y se respondió: “No autorizando. De esa manera hubiéramos impedido lo sucedido después”.
En una segunda pregunta, le insistieron con “los otros comportamientos fascistas”. Respondió que “es una equidistancia que no es admisible” porque la extrema derecha es el fenómeno que está en auge. “A partir de ahí, uno puede ser muy crítico con la actuación de los antifascistas, pero no perder el norte como el consejero. No estamos para condenar, no somos ni jueces ni curas. Estamos para tomar las decisiones políticas para prevenir”, dijo. En su opinión, “lo otro es hacer juicios de moral”. Sobre los Presupuestos, aseguró que el PNV ha rechazado su propuesta de negociación global, pero creyó ver un resquicio en el PSE.