Un reconocimiento para el trabajo realizado en los años más duros de ETA, y un reconocimiento también para su labor en la actualidad, para una Ertzaintza que ha mostrado al mundo una imagen moderna y a la altura de las circunstancias en pruebas especialmente complejas como la final de la Uefa Europa League. El lehendakari Pradales ha reivindicado este domingo la “ejemplaridad” de la Policía vasca en el homenaje anual que se le tributa en Arkaute, como ocurre cada primer domingo de junio desde el año 2013. En el acto, el primero de esta naturaleza en el que participa Pradales, el lehendakari leyó los nombres de los 15 agentes asesinados por ETA (le tocó muy de cerca esta ofensiva, porque Iñaki Totorika había sido su compañero de clase) y, por otro lado, entregó las condecoraciones para los ertzainas que, en los últimos meses, se han destacado por llevar a término acciones de un mérito especial. Como ya es habitual en este contexto, el lehendakari, sin citar siglas, se preguntó dónde estaba cada cual mientras la Ertzaintza sufría la violencia, el hostigamiento y la amenaza a los propios agentes y a su entorno familiar, y puso en valor el “coraje” y la vocación de servicio como los valores que han guiado a la Policía vasca. 

Dejó la puerta abierta a la mejora para adaptarse a los nuevos tipos de delincuencia, pero de la boca de Pradales no salió otra cosa que no fuera un reconocimiento, precisamente mientras se mantienen en la izquierda abertzale los discursos que cuestionan el modelo policial vasco o que ponen el foco en la infiltración de elementos de la ultraderecha. Este homenaje llega, además, en un momento dulce en las relaciones con los sindicatos de la Ertzaintza. Se han reconducido las fricciones con un nuevo acuerdo regulador de sus condiciones laborales, que supone una subida salarial de al menos 4.200 euros al año a través de la actualización de distintos complementos. Además, se trabaja para alcanzar el tope de 8.000 agentes en el Cuerpo, otra de sus principales reivindicaciones. La seguridad ciudadana era una de las prioridades que se fijó Pradales en campaña.

"Si explotaba algo, que me explotara a mí"

Acompañado por el consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, Pradales comenzó por orden cronológico y se refirió a la amenaza de ETA y a los ertzainas que renunciaron a caminar tranquilos por las calles, “a su libertad”, para proteger a su pueblo. Lo hizo leyendo uno de los pasajes anónimos recogidos por el instituto Pedro Arrupe en su informe sobre la injusticia sufrida por los ertzainas. Un agente, que representa lo vivido por otros tantos, relató cómo comprobaba todo al milímetro media hora antes de salir de casa, y cómo le pedía a su familia que esperara en el garaje, mientras él se aseguraba de que el coche no tuviera una bomba lapa adosada dando un acelerón y un frenazo repentinos. “Si explotaba algo, que me explotara a mí”, decía ese agente, en el testimonio que leyó Pradales. El lehendakari reconoció “el peso del señalamiento, la soledad para ellos y sus familias, las miradas, pintadas, llamadas en casa, carteles con sus fotos en los portales, coches quemados, atentados, ataques físicos...”; y que dieron un paso adelante “para proteger a este pueblo, para cuidarnos a todos”. “Por desgracia, algunos lo pagaron con su vida. Estáis con nosotros, la sociedad vasca nunca os olvidará, nunca olvidaremos el coraje y el compromiso de los ertzainas que se enfrentaron a la crueldad de ETA”, dijo, para añadir que “conviene recordar dónde estábamos cada uno de nosotros cuando esto sucedía”.

Por otro lado, recordó a los ertzainas fallecidos en acto de servicio (la última fue Cristina Martínez Landa, fallecida el 13 de agosto de 2024). Reivindicó los valores de la Ertzaintza, la “generosidad y entrega”, el trabajo en equipo, el valor y la vocación de mejora, y glosó su trabajo contra el tráfico de drogas, los robos, y en la final de la Uefa: “Habéis dedicado toda una vida a la excelencia en la Ertzaintza”. “Recibid de mi parte el reconocimiento y el agradecimiento de todo el Gobierno y de la ciudadanía por la ejemplaridad mostrada”, ofreció. Añadió una apuesta por “seguir dando pasos” para responder a las nuevas formas de criminalidad y avanzar en la formación, pero “con estos valores, vamos a estar preparados”.

Recuperar una medalla, rescates de personas ahogadas, salida del Tour...

Pradales entregó 16 medallas y 30 felicitaciones a la “ejemplaridad”. El reconocimiento más alto, la medalla verde, fue para Gaizka Corral González. Este agente de tráfico de Bizkaia estaba fuera de servicio en Medina de Pomar, pero logró retener a un ladrón que acababa de robar unas cadenas de oro a un señor al que dejó malherido. La situación se puso muy peliaguda para este agente porque varias personas acudieron a apoyar al ladrón y agredieron al policía, pero aguantó lo suficiente para que tanto el autor del robo como quienes lo ayudaron fueran arrestados por la Guardia Civil.

Se entregaron también diez medallas con distintivo blanco a Ramón Mena por haber organizado la salida del Tour en Euskadi en 2023; Juan Pablo Duarte, por las primeras etapas de esa competición ciclista; Josu San Juan, por su papel en los cambios informáticos, de vehículos, etc; Beñat Josu Gutiérrez, por el primer plan de Seguridad de Euskadi y formar a nuevos ertzainas; José Fernández, instructor en desactivación de explosivos; Aranzazu Montero, por establecer relaciones internacionales; Mikel Maudes, clave para liberar a una persona secuestrada en una furgoneta; Mikeldi Menéndez, por dirigir operativos antidroga; Erik Carrasquero, por un rescate en el mar en condiciones arriesgadas; y David Reyero, por reanimar a un hombre ahogado. Se entregaron cinco medallas con distintivo azul a dos ciudadanos, a policías municipales y a un vigilante de seguridad por su intervención en robos, en rescates o en la colaboración entre cuerpos.

Los 15 ertzainas asesinados por ETA

Carlos Díaz Arkotxa. Un coche bomba acabó con la vida del teniente coronel el 7 de marzo de 1985 e inició la lista de atentados mortales contra la Ertzaintza, que pasaba a ser objetivo directo de ETA.

Genaro García Andoain. Murió tras recibir varios disparos en el operativo policial para liberar al empresario secuestrado por ETA Lucio Aguinagalde. Fue el 2 de noviembre de 1986.

Juan José Pacheco. 16 de octubre de 1988, por una bomba trampa.

Luis Hortelano García. Murió el 24 de mayo de 1989 en la desactivación de un artefacto colocado en un taxi.

Alfonso Mentxaka. Murió el 29 de agosto de 1991 en un tiroteo durante la desarticulación del ‘comando Bizkaia’.

Joseba Goikoetxea. El sargento mayor fue disparado a través de la ventanilla de su coche y en presencia de su hijo. 22 de noviembre de 1993.

Jose Luis González e Iñaki Mendiluze. El 10 de diciembre de 1995, recibieron varios disparos por la espalda en un caserío de Itsasondo.

Montxo Doral. El suboficial de Información fue asesinado el 4 de marzo de 1996 con una bomba lapa. 

Txema Aguirre. Fue asesinado el 13 de octubre de 1997 cuando impedía un atentado en el Museo Guggenheim.

Jorge Díez. Era escolta de Fernando Buesa. El 22 de febrero del año 2000, ETA los asesinó con un coche bomba.

Mikel Uribe Aurkia. El 14 de julio de 2001, fue tiroteado cuando se dirigía a cenar con unos amigos.

Iñaki Totorika. Fue asesinado el 9 de marzo de 2001 en una trampa.

Javier Mijangos y Ana Isabel Arostegi. Tiroteados el 23 de noviembre de 2001 regulando el tráfico.