El expresidente catalán Carles Puigdemont ha salido al paso de las críticas por la reunión en Suiza entre JxCat y PSOE y ha lamentado que el pacto en política con el adversario "o enemigo" no tenga "prestigio social" y se asocie con un acto de "debilidad, cobardía o de traición".

"Cualquiera diría que en vez de hacer política estamos en un duelo por una cuestión de honor", ha expresado hoy Puigdemont, en sus primeros comentarios en público tras la reunión que delegaciones el PSOE y de JxCat mantuvieron ayer en Suiza, en medio de un gran hermetismo y por primera vez con un mediador, el diplomático salvadoreño Francisco Galindo Vélez.

Puigdemont sostiene en su comentario que en la "cultura española" existe un "atavismo, muy arraigado", según el cual solo hay dos alternativas posibles: "orgullo o humillación".

"En la burbuja en la que viven (y escriben, hablan, opinan) los 'hidalgos' contemporáneos, el pacto no tiene el prestigio social que lamentablemente tiene la testosterona de los que prometen derramar la sangre para salvar la patria; por esto asocian pactar con el adversario -o el enemigo- a un acto de debilidad, o de cobardía, o de traición", sostiene Puigdemont.

Frente a este "orgullo", Puigdemont afirma que a él le conmueve más la "épica desinflamada" de la "Pau i Treva de Déu" que el músico Pau Casals evocó en su discurso en Naciones Unidas.

Además, ironiza con que a los críticos con la reunión de ayer en Suiza nunca les vio preocupados por el "honor de España" cada vez que "su anterior jefe de Estado -en referencia al rey emérito Juan Carlos I-, iba a Suiza".

"Y eso que tuvieron oportunidades para decir alguna cosa, de perseguirle a ver con quién se reunía, de qué hablaban y de exigir transparencia. O de preguntar a los ministros de jornada si sabían alguna cosa...", agrega.