La negociación entre el PSOE y Junts ha dado sus frutos después de semanas de contactos en la sombra. Las partes guardaron silencio hasta que el pasado 28 de octubre Pedro Sánchez dio un paso al frente y reconoció por primera vez en público que se fraguaba una ley de Amnistía. El presidente español fue más allá, y además de pronunciar la palabra ‘amnistía’ justificó su estrategia ante la cúpula del su partido asegurando que "hay que hacer de la necesidad virtud".

 

Sánchez preparaba así el camino para un acuerdo que parecía inminente cuando dos días después el número tres del PSOE y secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, reconoció al expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont como interlocutor y se fotografió con él.

El pacto con ERC aleja el acuerdo con Junts

Parecía que el acuerdo era cuestión de horas. Puigdemont había reunido el jueves 2 de noviembre a su cúpula en Bruselas. Todo indicaba que iban dar el sí definitivo al pacto, e incluso se había preparado una sala de prensa en la que iba a comparecer el expresident de la Generalitat. Pero los técnicos desmontaron el atril ante la mirada atónita de los periodistas. Puigdemont no quiso compartir fotografía con ERC, que ese mismo día ratificaba su acuerdo con los socialistas, e impuso sus tiempos. El acuerdo inminente saltó por los aires desbaratando los planes de investir a Pedro Sánchez esta misma semana.

Los equipos negociadores hicieron las maletas y abandonaron Bruselas, aunque ambas partes se encargaron de dejar claro que la negociación no estaba rota y los contactos continuaron durante le fin de semana.

 

Domingo: los negociadores vuelven a Bruselas

El pacto parecía de nuevo inminente cuando el domingo tanto el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, como el secretario general de Junts, Jordi Turull, regresaron a Bruselas y se instalaron en sus cuarteles generales, sendos hoteles situados a apenas 300 metros de distancia el uno del otro.

 

Pasaban las horas y el acuerdo seguía sin llegar. Las diferencias parecían basarse en la pretensión de Junts de incluir en la ley de Amnistía a dirigentes políticos procesados en causas ajenas al procés, pero que consideran víctimas de persecución política.

 

Lunes: comienza la ofensiva judicial

Así comenzó una nueva semana. Mientras los negociadores señalaban que solo quedaban por limar algunas cuestiones para llegar al acuerdo, se ponía en marcha una ofensiva judicial. Con apenas unas horas de diferencia, el CGPJ aprobaba una declaración institucional con el voto de los vocales conservadores en la que condenaban una ley de Amnistía que no se ha aprobado, por considerar que “finiquita el Estado de Derecho”.

 

Además, el juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, tras cuatro años de instrucción del caso Tsunami Democratic eligió imputar en plenas negociaciones a Carles Puigdemont y a la secretaria general de ERC, Marta Rovira, por terrorismo. El magistrado conservador les sitúa como organizadores del movimiento surgido tras las condenas del procés.

 

Ese mismo lunes comienzan a tomar protagonismo las concentraciones que ya se habían improvisado los días previos frente a la sede estatal del PSOE en Ferraz. Más de 3.000 personas escuchan el llamamiento de grupos de ultraderecha y se producen las primeras detenciones y altercados.

 

Martes: las expectativas se rebajan

El martes, 7 de noviembre, el PSOE y Junts rebajan las expectativas sobre la posibilidad de alcanzar un pacto de forma inminente. Fuentes socialistas de la negociación dicen que las fechas no son importantes y que hay tiempo hasta el 27 de noviembre para llegar a un acuerdo. Las iniciativas de los tribunales hacen que se revise cada termino que se incluirá en el documento final, y los juristas toman protagonismo con el objetivo de que la ley de Amnistía pueda hacer frente a un previsible recurso de inconstitucionalidad. Además, a las maniobras de los jueces se suman las explicaciones que reclama el comisario europeo de Justicia, el conservador Didier Reynders, que reclama al gobierno español explicaciones sobre una ley de Amnistía que ni siquiera ha comenzado su tramitación parlamentaria.

 

Por unas horas negociación entre el PSOE y Junts deja de estar en el centro del ojo mediático que se fija ahora en los altercados protagonizados por los ultras en Madrid y en la negativa del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a condenar de forma rotunda los actos vandálicos. Además, en la noche del martes los disturbios se repiten en Ferraz con más fuerza. La policía vuelve a cargar y se producen siete detenciones y 39 personas resultan heridas.

 

Miércoles: se confirma el pacto

El 8 de noviembre el PSOE reconoce por primera vez que la investidura de Sánchez tendrá que retrasarse al menos hasta la próxima semana. Las partes intercambian propuestas aunque la presencia en Bruselas de los responsables de la negociación indica que el pacto está cerca.

 

En Madrid se celebra una nueva movilización contra la amnistía. La iniciativa ultra pierde fuelle y es entonces cuando salta la noticia: el acuerdo está cerrado. Las partes lo confirman el jueves por la mañana, y a falta del acuerdo con el PNV, el pleno de investidura se convocará la próxima semana tras una semana de intensas negociaciones.