Euskadi acaricia con la punta de los dedos la aprobación definitiva de la Ley de Educación. PNV y PSE han alcanzado este martes un acuerdo sobre la bocina, tras unas intensas negociaciones que han servido para reconducir por fin un conflicto que arrastraban desde hace meses, y que tenía que ver con los modelos lingüísticos en la escuela. El valor político del acuerdo es incuestionable porque se evita un divorcio en la ley más importante de la legislatura, que podría quedar aprobada este año. Los dos partidos que conforman el Gobierno vasco han sido capaces de trabajar sus diferencias y registrar de manera conjunta sus 26 enmiendas, según las cuales se trabajará “sobre la base del sistema de modelos lingüísticos vigentes”, pero cada centro educativo tendrá su proyecto para adaptar esos modelos con el objetivo de garantizar un perfil B2 en el conocimiento del euskera y el castellano al final de secundaria.

¿Qué quiere decir y quién ha cedido? La mención a los modelos vigentes (A en castellano, B en bilingüe y D en euskera) la solicitó el PSE porque ha interpretado todo este tiempo que estaban en riesgo y que se iba a caminar hacia un modelo monolingüe o de inmersión al estilo catalán. En realidad, el consejero Jokin Bildarratz ya había aclarado en público que los modelos se mantenían. Pero la ley pone igualmente mucha carga en la autonomía de los centros, que en la práctica tendrán que desarrollar los proyectos necesarios para garantizar el conocimiento del euskera y del castellano al final de la etapa educativa y también un nivel B1 en lengua extranjera, de manera que las metas de la ley no cambian. Eso sí, esta alusión permite al PSE reivindicarse a sí mismo y a la Ley Buesa.

¿Qué valor tiene entonces la alusión expresa a los modelos y aclarar que no se suprimen? Hasta la fecha, Euskadi ha podido esquivar al Tribunal Constitucional porque ha mantenido esos modelos (al menos, formalmente, porque en la práctica el modelo A ya es residual y no es muy solicitado), a diferencia de lo que ha sucedido con Catalunya. Por tanto, la alusión expresa a estos modelos en Euskadi se convierte en una especie de blindaje para su ley. Los modelos no aparecían en el acuerdo de bases de abril de 2022, aunque ahora tampoco se propone que estén recogidos en el articulado, sino en la exposición de motivos, que es una parte de la norma con menor carga jurídica y donde se recoge el espíritu del proyecto. Fuentes del PSE consultadas por este periódico no le restan valor por esa razón, y aseguran que la exposición de motivos refleja una “voluntad política clara”.

Lo que dicen las enmiendas

En concreto, la exposición de motivos dice que el conjunto de las medidas “se debe estructurar en el proyecto lingüístico de cada centro, dentro de un marco común que integra los derechos reconocidos y principios establecidos en el Estatuto de Gernika y en el Capítulo II, del Título II de la Ley 10/1982, de 24 de noviembre, de normalización del euskera, sobre la base del sistema de modelos lingüísticos vigentes, asegurando que cualquier desarrollo o actualización de los mismos se realice mediante el desarrollo reglamentario garantizando aquellos mismos derechos y principios”. 

“Conforme a este desarrollo reglamentario, a través de los proyectos lingüísticos de los centros, se debe planificar el aprendizaje de las lenguas, su uso y la actitud positiva hacia ellas del alumnado, teniendo en cuenta el punto de partida y las características sociolingüísticas y socioeconómicas de cada entorno, incluidas las características específicas del alumnado y de sus familias; persiguiendo que el alumnado adquiera el nivel lingüístico y las competencias necesarias requeridas al final de cada etapa educativa”. 

Una disposición adicional recoge cómo se van a materializar los proyectos plurilingües, aunque con limitaciones, porque los detalles llegarán en un reglamento que redactará la consejería en un plazo no superior a dos años como base para que los centros elaboren su proyecto. Ese marco común deberá responder a un “marco plurilingüe: todas las lenguas que formen parte del currículo deberán ser objeto de aprendizaje e instrumento de generación y transmisión de conocimiento”. El marco deberá ser flexible, para que los centros “puedan adaptarlo en el ejercicio de su autonomía, teniendo en cuenta su contexto sociolingüístico”. Y el marco debe posibilitar distintos itinerarios adaptados a las características de su alumnado para no condicionar el éxito del aprendizaje. El eje será el euskera.

EH Bildu habla de "autoenmienda"

PNV y PSE tienen una mayoría absoluta suficiente para sacar adelante la ley, pero aspiran a que EH Bildu se mantenga dentro del consenso. La coalición abertzale ha dejado caer que sus primeras impresiones no son positivas y ha convocado para este miércoles una rueda de prensa para realizar una “valoración de urgencia de la inesperada autoenmienda sobre la Ley de Educación que supone el pacto in extremis de PNV y PSE”, unas palabras que no anticipan un aplauso por su parte, aunque PNV y PSE aún ven margen para que esta primera impresión se reconduzca. 

Las enmiendas mantienen la autonomía de los centros como guiño a la coalición abertzale, que en cambio podría ver con recelos la alusión a los modelos vigentes y la tutela de la Administración Pública. La discusión lleva meses centrada en unos modelos que, en realidad, en la práctica ya no son tan rígidos y han evolucionado. El propio modelo D se ha adaptado sin causar polémica. En teoría, según la normativa de 1983, debería ofrecer todas las asignaturas en euskera salvo la lengua castellana y la inglesa, pero de facto no se cumple al pie de la letra porque, en algunas zonas donde el euskera está muy consolidado, las asignaturas impartidas en inglés han ido en aumento. Ante esta realidad, la consejería ha pedido todo este tiempo no despistarse y fijarse en el objetivo final, el perfil B2. 

PNV y PSE, satisfechos, y Andueza lo ve reconducido

El jeltzale Gorka Álvarez reivindicó que estas enmiendas aportan en positivo y van en sintonía con el pacto educativo de abril entre PNV, PSE, EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU, un pacto del que ya se ha caído esta última coalición con una enmienda a la totalidad de la ley. PP y C’s, que nunca estuvieron en el acuerdo, también han presentado vetos a la totalidad.

El PSE ya dijo cuando se aprobó la ley en Consejo de Gobierno que no era el proyecto que quería, pero confió en reconducirlo en la fase de las enmiendas. “Lo hemos conseguido”, se felicitan las fuentes consultadas, que admiten que el capítulo de la lengua ha sido muy controvertido y se ha negociado hasta el último minuto. El propio líder del PSE, Eneko Andueza, muy beligerante hasta la fecha, se declaró profundamente satisfecho porque el acuerdo “va a contribuir a que no se instale en Euskadi un modelo monolingüe, y va a garantizar que las familias vascas puedan elegir”, lo que haría posible un mejor rendimiento escolar.

El PSE pone en valor que las tres lenguas “vehicularán aprendizajes”, reivindican la enmienda que condiciona la financiación pública de los centros concertados a que cumplan las exigencias de la ley, y también que se asegura una oferta suficiente para atender la demanda de las plazas públicas, se garantiza una educación orientada a la igualdad de mujeres y hombres, y se suprime el Consejo Asesor sobre condiciones laborales por falta de consenso con los agentes sociales.