Tras provocar un terremoto político con las elecciones generales, parece que Pedro Sánchez va a tomarse un descanso, y las negociaciones para su investidura no arrancarán hasta la segunda quincena de agosto. Mientras tanto, el Gobierno español sigue ofreciendo respuestas de manual ante las exigencias que le plantean los aliados que necesita para repetir en el cargo. En la rueda de prensa posterior a la primera reunión del Consejo de Ministros tras las elecciones, a la portavoz Isabel Rodríguez se le ha preguntado este martes por el referéndum que exige Junts, las peticiones de ERC o la reforma territorial que plantean también desde el PNV. Rodríguez no profundizó en ninguno de los asuntos y ganó tiempo. Se limitó a anticipar que “solo cabe el marco constitucional” y que los catalanes, a su juicio, así lo han refrendado con la victoria socialista en las generales. 

El parapeto de la Constitución ha impedido hasta ahora las soluciones más creativas o de pura voluntad política que son posibles sin tocar ese texto, pero esta respuesta podría ser solo una forma de ganar tiempo a la espera de profundizar en los contactos a partir del 17 de agosto, cuando se constituyan el Congreso y el Senado. No obstante, en ámbitos socialistas creen que ERC y Junts deben bajar su precio y recapacitar por la victoria del PSC en Catalunya.

El Gobierno español de Sánchez se encuentra ya en funciones, pero los socialistas están convencidos de que pueden mantenerse en La Moncloa frente a un Alberto Núñez Feijóo totalmente bloqueado porque sus socios de Vox repelen al resto de los partidos, salvo a UPN. A Feijóo le queda una última baza, presionar al PSOE para que le permita gobernar, un escenario que nadie prevé. También suspira por conseguir unos escaños extra con el recuento del voto exterior. Sánchez no lo tiene fácil, pero su investidura es posible. Tiene 122 escaños, y con los 31 de Sumar alcanzaría los 153. Si consiguiera cerrar un acuerdo con sus dos aliados preferentes de la última legislatura, ERC y PNV, sumaría 165. EH Bildu ya ha anticipado que no pondrá muchas pegas, lo que elevaría la cuenta hasta los 171 asientos, 172 si se incorporase BNG. No es una mayoría absoluta de 176 escaños, pero la abstención de los 7 representantes de Junts bastaría para superar a la derecha.

Balones fuera con la reforma territorial

Junts ha vuelto a poner sobre la mesa el referéndum y la amnistía, e Isabel Rodríguez esgrimió la Constitución como límite. “Sobre la petición de algunos grupos, si algo ha quedado demostrado en estos años de gobierno del presidente Sánchez es que en Catalunya, como en el conjunto de España, solo cabe el marco constitucional, y a tenor de la expresión de la ciudadanía catalana, parece claro que eso ha gustado también en Catalunya”, zanjó. Sobre una reforma territorial, cuestión que incluso aparecía recogida en el acuerdo de investidura con el PNV en la anterior legislatura, echó balones fuera: “No se han constituido las Cortes, y me están preguntando por algo tan trascendental como un cambio del modelo de Estado que significa cambiar la Constitución española”.

¿Hace falta cambiar la Constitución?

¿No tocar la Constitución supondría dejar sin margen las propuestas de Junts, ERC y PNV? En el caso de Euskadi, el rechazo de Sánchez a una reforma constitucional no tendría por qué afectar al nuevo estatus, o así al menos lo ha visto el PNV en los últimos años, porque la percha de los derechos históricos que reconocen el Estatuto y la Constitución permite actualizar el autogobierno vasco y hacer una propuesta desde el Parlamento de Gasteiz. Otra cuestión es que el PSOE crea que, sin una modificación constitucional previa que delimite el perímetro de esa reflexión, una reforma para blindar el autogobierno vasco sería imposible o no podría tener mucho alcance.

En el caso catalán, en la anterior legislatura, Sánchez pactó con ERC la posibilidad de realizar una consulta, pero siempre sobre el acuerdo que alcanzara la mesa de diálogo. Cualquier propuesta que fuera más allá se ha topado con un muro, incluso sin necesidad de cambiar la Constitución. De hecho, en algún momento se llegó a especular de manera errática y confusa en el PSOE con la convocatoria de una consulta no vinculante a través del artículo 92.1 de la Constitución española, pero sin que llegara a cuajar. Existen enormes resistencias a que esa consulta se celebre solo en Catalunya y no en todo el territorio estatal, y a que tenga como pregunta una posible independencia, porque algunas voces creen que no se puede consultar sobre un precepto que choque con la letra de la Constitución. La posibilidad de ceder a Catalunya la competencia para convocar referendos ya la rechazó el Congreso.

Hasta el 17 de agosto

Rodríguez, también ministra de Política Territorial, optó por ganar tiempo en todas sus respuestas. “La democracia tiene sus plazos e hitos”, dijo, para recordar que, en primer lugar, tiene que terminar el recuento de votos de los residentes en el exterior, y después los diputados tendrán que recoger sus credenciales y deberán constituirse las Cortes. “Es el tiempo de los grupos políticos, de la constitución del Parlamento que se producirá el 17 de agosto. Es importante dar ese tiempo y esa tranquilidad a la democracia”, sostuvo. Reconoció que los resultados han arrojado una “España diversa”, pero apeló a la “responsabilidad” de los grupos para afrontar una legislatura que espera que sea más tranquila sin covid ni guerra.