Tras el duelo bronco y de trazo grueso que protagonizaron el lunes Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, donde las políticas concretas no tuvieron protagonismo y Euskadi solo salió a relucir como argumento de desgaste a cuenta de ETA y las víctimas, este jueves le ha llegado el turno al debate a siete en la radiotelevisión pública española, donde la participación de partidos vascos y catalanes ha aportado mayores matices a la discusión pública. El portavoz del PNV y candidato por Bizkaia, Aitor Esteban, fue directo al grano y puso la agenda vasca sobre la mesa desde su primera intervención, en el bloque económico, donde pidió dejar que las comunidades autónomas puedan gestionar los fondos europeos aprobando proyectos estratégicos (Perte) regionales, reclamó una senda de déficit y deuda propia para Euskadi y un marco de relaciones laborales propio, y que los convenios autonómicos tengan prevalencia sobre los estatales. Esteban fue a hablar de su libro, defendió también las competencias autonómicas sobre políticas sociales, y arrimó de manera constante el ascua a la sardina vasca en un debate donde acabó llevándose el récord absoluto de menciones a Euskadi frente a unas intervenciones más generales de EH Bildu, centrada en marcar perfil de izquierdas. PP y PSOE se limitaron a intentar replicar otro cara a cara.
Tras el formato presidencialista entre Sánchez y Feijóo, en el debate a siete emergió una fotografía más acorde con la representación parlamentaria. A las fuerzas mayoritarias del Estado (el PSOE, con Patxi López; el PP, con Cuca Gamarra; Vox, con Iván Espinosa de los Monteros; y Sumar, con Aina Vidal), se les sumaron en el plató el PNV, representado por su portavoz y candidato por Bizkaia, Aitor Esteban; EH Bildu, con su coportavoz Oskar Matute, y ERC, con Gabriel Rufián.
El debate se organizó en cuatro bloques (economía, política social, políticas territoriales y pactos de Estado y postelectorales). Tras echarlo a suertes, el bloque económico lo comenzó Esteban con sus propuestas sobre Euskadi. Oskar Matute marcó perfil de izquierdas con un discurso muy crítico con los beneficios de la banca y las energéticas y pidió hacer permanentes esos gravámenes. Rufián defendió el impuesto a las grandes riquezas y, fiel a su estilo más polémico, pidió que lo pague el rey emérito si vuelve al Estado. Exigió también el traspaso de los trenes de Rodalies.
¿Segunda ronda del debate Sánchez-Feijóo?
A Patxi López se le notó su intento de arreglar los platos rotos de Sánchez, que no fue capaz de rebatir los datos poco rigurosos de Feijóo en el cara a cara. El socialista, enzarzado con Cuca Gamarra hasta el punto de que Rufián terminó exclamando que esto no era un cara a cara, trató de vengar a Sánchez tres días después asegurando que el Estado ha recuperado las cifras de PIB previas a la crisis, o que con Zapatero se congelaron las pensiones más altas pero siguieron subiendo las más bajas. La derecha española, PP y Vox, coincidió en negar cualquier mejoría en la economía estatal, mientras el resto asumió una mejora de las cifras macro pero que no termina de llegar a las familias. Gamarra defendió una rebaja de impuestos a las rentas menores de 40.000 euros y resumió su posición: “Nos están vendiendo una moto, pero España no va como una moto”.
La portavoz de Sumar lamentó la presencia de un partido, Vox, que niega la violencia machista, y lanzó una de las frases estelares de la noche al PP: “Han hablado mucho de Verano azul y les querría recordar que Chanquete murió del disgusto que le dieron sus políticas especulativas de burbuja inmobiliaria”. Espinosa de los Monteros se llevó críticas de racismo, y también de clasismo por haber negado a Vidal el derecho a participar en el debate porque, a su juicio, carece de conocimientos económicos.
El autogobierno
En el capítulo social, López se lanzó a por el PP por sus pactos con Vox, por la censura en la cultura y el retroceso en los derechos, mientras Gamarra volvió a exprimir la excarcelación de delincuentes sexuales con la ley del solo sí es sí. Esteban afeó a Vox que arroje gasolina al fuego señalando a los migrantes, y recordó que educación, vivienda y sanidad son competencia vasca, una defensa en la que lamentó haberse “sentido solo”. Matute tuvo un turno de intervención posterior y no respondió a este emplazamiento de Esteban. Sus menciones a lo vasco en ese capítulo se centraron en la memoria, en cuestiones como la cesión del palacio de La Cumbre, o la muerte de Iñigo Cabacas por el impacto de una pelota de goma, al hilo del debate sobre la ley mordaza.
En política territorial, López planteó buscar “soluciones compartidas” pero no concretó cuáles, y se negó a “dividir” con un referéndum. Rufián criticó sus “palabras vacías”, insistió en defender el referéndum y preguntó a Vidal si lo respalda porque Podemos sí lo hacía. Vidal no respondió de manera directa y planteó consultar sobre un pacto. Matute sacó a relucir las reuniones del Gobierno de Aznar con ETA y la izquierda abertzale, y puso sobre la mesa el reconocimiento de las nacionalidades y la existencia de Euskal Herria, así como el derecho a decidir. Esteban pidió afrontar desde la política y el reconocimiento nacional la “patata catalana y la euskal patata”. Pidió también bilateralidad y un árbitro neutral porque el Constitucional “no lo es”.
Miguel Ángel Blanco
Vox recurrió al 26º aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de ETA para criticar los pactos de Sánchez con EH Bildu, ante lo que Matute recordó que él estuvo en Ermua pidiendo la liberación del concejal. Matute, que proviene de Alternatiba y no de la izquierda abertzale, tuvo que oír como Espinosa de los Monteros, por desconocimiento o de manera deliberada, lo situaba como cómplice de ETA.
Patxi López, por su parte, ha negado categóricamente que el PSOE se vaya a abstener para facilitar un Gobierno del PP.