Ni Junts ni PSC han recogido el guante lanzado por Pere Aragonès con su anuncio de la puesta en marcha de su plan para contar en 2024 con una propuesta catalana de referéndum merced al llamado acuerdo de claridad o, lo que es lo mismo, la vía canadiense. Mientras el independentismo sospecha que el president activa ahora esta estrategia por mero interés electoral; los socialistas, que vienen de aprobarle los Presupuestos, han cargado contra el líder de Esquerra por poner sobre la mesa un planteamiento “divisorio”. El Jefe del Govern procederá a convocar debates con partidos, entidades y ciudadanía para pisar el acelerador en este terreno una vez se supere la pantalla de los comicios del 28-M. Por de pronto, encargará próximamente a un consejo académico “plural” un informe que, a partir de media docena de preguntas que trasladará su Ejecutivo, será redactado durante el presente mes y planteará fórmulas democráticas para resolver el conflicto político en Catalunya, para ser luego sometido a un análisis conjunto. Sus conclusiones se debatirán en tres espacios: una mesa de partidos; con la sociedad civil organizada; y con ocho focus groups de cien ciudadanos, uno por veguería. Después será el gabinete de Aragonès el que elabore el texto final que hará llegar al Gobierno español el próximo año, tras las generales, y con independencia de qué fuerzas políticas ostenten entonces el poder en Moncloa.

Esta mesa de partidos a la catalana –que, por cierto, es una petición del socialista Salvador Illa desde el inicio de la legislatura– servirá para escuchar las propuestas de todos los grupos salvo Vox para zanjar la diatriba política larvada en Catalunya, considerando que el último barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) revela que el apoyo a un referéndum es “mayoritario” –un 77% según esta encuesta–, incluso entre los votantes del PSC y los comunes. Aragonès confía al menos en que Junts y la CUP avalen su plan, haciéndose la siguiente pregunta: “¿Qué independentista pude estar en contra de un referéndum sobre la independencia de Catalunya? Porque la propuesta de claridad que quiero plantear es esto”. Sin embargo, de entrada ya se ha topado con un portazo. “Es una huida hacia adelante tras el fracaso de la mesa de diálogo con Pedro Sánchez y tiene tufo electoralista”, ha afeado el portavoz posconvergente, Josep Rius, que le ha recordado que este acuerdo de claridad ya fue rechazado por el Parlament y hasta por Moncloa. JxCat acudirá a su llamada pero urge al president a convocar antes a las fuerzas independentistas para aclarar la forma de culminar el procés “entre todos”. Junts propondrá seguir con el mandato del 1-O porque “solo queda hacer efectiva la república catalana”. Además, a la crítica se unió Carles Puigdemont, que censuró al Jefe del Govern por querer “imponer”. “Se sigue impulsando lo rechazado y se sigue ignorando lo aprobado; se siguen desoyendo todas las propuestas para explorar cómo seguimos el camino que decidimos emprender de forma legal y legítima, y se impone el camino partidista que no tiene ningún consenso”.

Diferente a la vía de ERC

En cuanto al rol del Parlament, Aragonès ha aseverado que debe tener un papel “importante” porque es donde se construyen los consensos, aunque ha eludido detallar si seguirá adelante con su oferta si no obtiene el respaldo de la Cámara catalana. Aun así, ha precisado que “cualquier propuesta de negociación, cuanta más mayoría interna tenga, más fuerza tendrá”. “Todas las fuerzas políticas han de estar interesadas en resolver el conflicto con el Estado. Hay un bloqueo y no hay nadie que esté satisfecho con la situación actual”, ha añadido, apelando “a la responsabilidad”. A su vez, el president ha separado su posición institucional de la propuesta de ERC, que apuesta por declarar la independencia en un referéndum pactado con una participación mínima del 50% y un mínimo del 55% a favor del sí, a semejanza de la vía de Montenegro.

El jefe del Ejecutivo catalán ha subrayado que su plan garantizará que los catalanes conserven la “iniciativa y capacidad de decisión” –en Quebec (Canadá), el acuerdo dejaba en manos de la Cámara canadiense la proclamación del resultado–; y se ha congratulado de la buena acogida que, a su parecer, ha tenido entre líderes y organizaciones internacionales: “Se puede estar o no de acuerdo, pero se entiende claramente que está al lado de las soluciones y no de los problemas”, ha justificado. Sin embargo, el PSC, su socio en las Cuentas, muestra una postura divergente y ya se han revuelto porque creen que solo contribuye “a la división”. Según su portavoz, Alícia Romero, “nace en minoría y nos sorprende que en estos momentos de graves problemas del país, como la sequía, el president no dedique todos sus esfuerzos en estos temas prioritarios”. “Lo que nos hace falta es política útil, dar respuesta a las necesidades de los catalanes y la propuesta del acuerdo de claridad no va en esta línea”, han remarcado, sin aclarar si asistirán a la cumbre prevista tras las elecciones para abordar este cometido.

Desde el Govern ensalzan que el proceso ideado es inédito: “Es innovador y potente. No se ha hecho en ningún lado”, destacan, amén de precisar que el consejo académico que formulará la primera propuesta y supervisará los debates será “ideológicamente variado”, con expertos del ámbito de las ciencias políticas y del Derecho, y lo coordinará el politólogo de la UPF Marc Sanjaume. Los grupos de debate ciudadano se conformarán por sorteo y está previsto que empiecen a reunirse tras el verano, mientras que en los debates de la sociedad civil organizada podrán intervenir entidades y organizaciones del mundo económico.