Beatriz Artolazabal (Gasteiz, 1970) vive sus últimas semanas al frente del Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, del que se despedirá el mes que viene para centrarse en las elecciones municipales de mayo, en las que liderará la candidatura del PNV al Ayuntamiento de Gasteiz. Mientras tanto, sigue trabajando en la Consejería en medio del ruido generado tras el macrocentro que el Ejecutivo español busca implantar en la capital alavesa.
Después de seis años como consejera deja el Gobierno Vasco. ¿Qué valoración hace de su trabajo al frente del Departamento en esta última legislatura?
–Para mí ha sido una experiencia muy importante desde el punto de vista tanto personal como profesional. Este Departamento, y también el anterior, han sido exigentes. Exigentes porque trabajamos con personas y para personas, intentando dar soluciones a esos colectivos vulnerables, con temas muy sensibles y con cuestiones que políticamente tienen mucha trascendencia. Pero, por otro lado, también ha sido gratificante porque, a pesar de que nos han tocado cuestiones complicadas como la pandemia, la guerra de Ucrania o las consecuencias de la anterior crisis económica, creo que hemos estado cerca de las asociaciones, de las instituciones y, sobre todo, cerca de las personas para poder implementar políticas y ayudas que les que les puedan facilitar el superar esos momentos de crisis.
Habrá sido complicado gestionar un Departamento con competencias tan amplias y tan diversas.
–Pero también ha sido una oportunidad. Es verdad que es un Departamento muy extenso, muy amplio, con competencias, pero que tiene unas relaciones muy profundas que entendemos que han sido una oportunidad para poder conectar mejor los sistemas. Sistemas que pasan por la justicia, la igualdad, las políticas sociales, los derechos humanos, la cooperación, la memoria... para mejorar al final las condiciones de vida de las personas, la convivencia en Euskadi y nuestro nivel de vida. Yo creo que es una oportunidad y que no sé si se volverá a repetir porque las dimensiones del departamento son muy amplias, pero creo que ha sido algo positivo.
¿Conoce ya quién le va a sustituir al frente de la Consejería?
–Esa es una competencia que le corresponde al lehendakari. Hemos compartido reflexiones y perfiles, y yo creo que ya en breve saldrá la noticia de quién es la persona que me sustituirá.
Sus últimas semanas como consejera están marcadas por el enfrentamiento con Moncloa a cuenta del macrocentro de migrantes en la antigua Clínica Arana. ¿Hay margen para reconducir el asunto?
–Yo creo que siempre hay margen para reconducir cualquier situación, cualquier declaración y cualquier proyecto. Eso pasa por la voluntad política. Nuestra voluntad siempre ha sido la de la coordinación, la de la colaboración, la del consenso. Y creo que en esta ocasión también tiene que ser así. El problema en este caso fue que la información no la recibimos de primera mano, a pesar de que sí que se nos comentó que era necesaria la ampliación de las plazas y que era un objetivo abrir un nuevo recurso en Vitoria, en un edificio de la Seguridad Social. Pero hasta ahí ha llegado la información. Nosotros no conocemos más detalles más allá de lo que ha ido apareciendo en los medios de comunicación. En cualquier caso, nuestra mano está tendida. Siempre ha habido una colaboración estrecha y creo que es necesario que se restablezcan esos puentes para poder llevar adelante políticas migratorias que ayuden a las personas que más lo necesitan.
¿Cómo ha sido la cronología? ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
–Si echamos la vista atrás, desde el año 2018 aparece la posibilidad de llevar adelante un proyecto en Vitoria. Por diferentes circunstancias, en aquel momento se estaba produciendo una llegada importante de migrantes en tránsito y también había dificultades y tensiones en el sistema español de acogida. El refugio y el asilo son una competencia del Estado y, por tanto, esa competencia puede ejercerla libremente. Lo que nosotros sí que hemos hecho durante todo este tiempo ha sido complementar desde la colaboración institucional. En aquel momento, se les ofrece la posibilidad de que se instale en Vitoria un recurso. Pero entendíamos que el espacio no reunía las condiciones necesarias para llevar adelante el proyecto y por tanto, buscamos una alternativa que fue Oñati.
Posteriormente el Gobierno español vuelve a poner sobre la mesa la antigua Clínica Arana.
–Sí, en otra reunión muy cercana en el tiempo se nos plantea el mismo espacio para poder atender a los migrantes en tránsito. Después de analizarlo también lo descartamos porque los migrantes en tránsito necesitan estar cerca de la muga con Iparralde, porque su objetivo no es quedarse entre nosotros, sino continuar su viaje hasta Centroeuropa.
Pero en Moncloa insisten...
–Posteriormente hay una reunión del ministro Escrivá con el lehendakari en la que, dentro de muchos de los temas que se tratan, se le informa de una forma muy sucinta de que el sistema de asilo y refugio está colapsado. El lehendakari nos dice tanto a la consejera como a mí que realicemos una reunión con el ministro para ir concretando. Nosotros, por supuesto, nos comprometimos a colaborar y se decidió crear dos grupos de trabajo. Designamos a las tres personas para que se pudiera comenzar a trabajar y desde noviembre no hemos recibido respuesta.
Y entonces salta la polémica.
–Un diario digital saca la noticia y nosotros lo que hacemos es dar la opinión como competentes en parte de las políticas migratorias. Nunca hemos cuestionado el centro desde el punto de vista de que no sea necesario. Lo que sí que hemos dicho es que no es nuestro modelo, porque las dimensiones del centro no son las que nosotros creemos necesarias para que las personas que vayan a estar en esos recursos tengan una atención individualizada y les permita llegar a incorporarse con garantías a la sociedad vasca. Nunca hemos cuestionado el que se lleve adelante el proyecto, sí hemos cuestionado las dimensiones de ese proyecto.
A todo esto, la transferencia de inmigración sigue sin producirse.
–Está solicitada y tenemos la voluntad de gestión. Catalunya, por ejemplo, la tiene transferida y además la tiene porque hay una sentencia del Constitucional que da esa capacidad a las comunidades autónomas. Nosotros la hemos pedido y creemos que es otra herramienta más que serviría para completar el modelo vasco de acogida y mejorar la atención que estas personas necesitan y merecen.
En el plano político, la polémica ha desembocado en palabras gruesas del líder del PSE hacia el PNV con acusaciones de xenofobia.
–Cada uno es responsable y dueño de sus palabras y creo que es necesario cerrar o pasar página y dedicarnos a lo que realmente importa: hablar para poder mejorar esta atención y hablarlo con las instituciones competentes para poder llegar a un acuerdo. Pero sí que tengo que reconocer que son palabras que me han dolido y que creo que son profundamente injustas.
¿Andueza debería rectificar?
–Para mí es una página pasada, aunque es algo que me dolió como responsable de las políticas migratorias. No voy a hacer más comentarios en relación a esas declaraciones, yo creo que no fueron acertadas y no fueron justas.
Entrando en materia social, en los últimos meses asistimos a un goteo constante de asesinatos machistas de los que Euskadi tampoco se libra.
–Cerramos el año pasado con un triste resultado, con el asesinato de una mujer a la que, por el hecho de ser mujer, se le conculcó el derecho a la vida. La violencia de género es una consecuencia evidente de la desigualdad que existe entre los hombres y las mujeres en esta sociedad, y es algo que nos preocupa y nos ocupa mucho. De hecho, hemos aprobado una ley en el Parlamento y hemos firmado y acordado entre todas las instituciones, entre el Poder Judicial, la Fiscalía y la Abogacía; un acuerdo importante de cara a implementar políticas que favorezcan la igualdad real en Euskadi y que sean herramientas para luchar contra la violencia. Y yo sí que creo que la violencia machista ha pasado del ámbito privado al público y social. Pero hay que hacer más.
¿Está fallando la labor institucional o la coordinación entre la Justicia y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad?
–Yo creo que todas las políticas son mejorables. Permanentemente evaluamos nuestras políticas y de hecho somos conscientes de que hay que avanzar en la gestión de los expedientes de las mujeres que son víctimas de violencia de género. Para eso estamos impulsando una gestión integrada de dichos expedientes con el objetivo de que no se victimice a las víctimas y se les dé la ayuda lo más pronto posible. Lo que las mujeres nos piden es empatía. Yo me he reunido en varias ocasiones con víctimas en encuentros en los que, de una forma muy sincera, relatan cuáles son sus vivencias, que son unas vivencias muy duras, y para ellas el que se sientan escuchadas y reconocidas es algo importante.
A nivel estatal las políticas de igualdad están en el punto de mira tras las consecuencias de la ‘ley del solo sí es sí’. ¿Debe retocarse la norma?
–Es una ley global ambiciosa y recoge aspectos muy positivos de cara a la lucha contra la violencia machista. Pero también es una ley que ha dejado desde el punto de vista punitivo una puerta abierta a situaciones que, desde luego a mí como consejera y como mujer, me parecen preocupantes. Por tanto, ya hemos advertido de que es necesaria una revisión de esta ley para mejorar aquellos aspectos en los que tenga flecos sueltos.
De cara al futuro más próximo, imagino que afronta con ganas el nuevo reto de disputar la Alcaldía de Gasteiz.
–Cuando se me propuso liderar la candidatura del PNV hice una reflexión profunda en lo personal, en lo político y en lo profesional, porque suponía un reto complejo, pero desde luego, apasionante. Yo en este momento, desde la humildad, con fuerza y energía; creo que tenemos una oportunidad de que Vitoria crezca como ciudad y que los ciudadanos de Vitoria vivamos mejor.