Cara y cruz. Tan solo dos horas después de mostrar su faceta más institucional en Madrid, anunciando un acuerdo con el Gobierno español para aprobar los Presupuestos de 2023, EH Bildu ha decidido por el contrario abandonar la negociación presupuestaria con el Gobierno vasco. La consejería de Hacienda que dirige Pedro Azpiazu ha confirmado que el encuentro que ha mantenido este martes con EH Bildu ha sido el tercero y último, porque el grupo de Maddalen Iriarte ha decicido abandonar el diálogo “de forma unilateral” con el argumento de que esta vez no ve voluntad en el Ejecutivo. Este desenlace supone no dar continuidad al acuerdo presupuestario del año pasado, donde la coalición se abstuvo a cambio de amarrar inversiones en Osakidetza e I+D+i, además de otros compromisos políticos; y supone enterrar la oferta de 54,05 millones que se le ha planteado esta vez.

La negociación de este año ha llegado con EH Bildu centrada en presentarse como alternativa en puertas de las elecciones municipales y forales de mayo, con actuaciones como la manifestación en Bilbao, el reparto masivo de folletos, o una actitud más distante hacia el consejero Pedro Azpiazu, al que acusó de no haber cumplido el pacto de las Cuentas de 2022. Su listón había subido este año con una propuesta inicial de 450 millones y su pretensión de forzar cambios estructurales en la estrategia de un gobierno que tiene el respaldo de una mayoría absoluta de los votantes. El acuerdo del año pasado ya fue un hito casi inédito (exceptuando la época del lehendakari Ibarretxe) por la rivalidad histórica entre el PNV y la izquierda abertzale, que aspira a arrebatar la hegemonía al partido de Sabin Etxea. Pero fue posible tras un golpe de efecto de Azpiazu, que copió algunos puntos pactados por EH Bildu en Nafarroa. Ahora, en un contexto preelectoral, las opciones se han desvanecido, y se ha repetido la ruptura que ya se produjo con la negociación presupuestaria fallida de la anterior legislatura, que giró en torno a la RGI.

El Gobierno vasco cree que “a veces se dan las condiciones y otras no y, en esta ocasión, no ha habido margen para seguir aproximándose”, aunque le habían ofrecido un documento que trataba de atender sus reivindicaciones pero ajustándose al marco económico y competencial vasco. Los Presupuestos quedarán aprobados de todas maneras el 23 de diciembre con la mayoría absoluta de PNV y PSE, y entrarán en vigor el 1 de enero, lo que da una trascendencia a lo sucedido que no va más allá de lo político y no afecta a la gestión económica.

Iriarte dice que no se atienden sus ejes, pero Azpiazu le dio tres perchas

A EH Bildu se le habían ofrecido 54,05 millones que incluían algunas perchas para que pudiera incorporarse al acuerdo, como la intención de abrir el debate fiscal en enero de 2023 y ahondar en ello cuando los indicadores económicos se estabilicen (Bildu había sido el único grupo que pidió solo abrir el melón y no exigió medidas concretas), abrir cauces de participación para los ciudadanos en los proyectos de energías renovables, y se le aceptó en su literalidad la exigencia de impulsar una iniciativa parlamentaria para transferir a las comunidades las competencias para formar a residentes de todas las especialiades médicas. 

EH Bildu no ha querido profundizar en las opciones que ofrecía este documento, que desde el principio ya se despreció en ámbitos de la izquierda abertzale con el argumento de que era poco dinero. Este martes, la reunión no ha durado más que treinta minutos.

La portavoz de la coalición abertzale en el Parlamento Vasco no ha valorado los gestos y ha dicho que en la contrapropuesta que les hizo llegar Azpiazu no han visto reflejadas “ninguna” de las cuestiones estratégicas que pusieron sobre la mesa, cree que no ha habido “una verdadera vocación negociadora” y que EH Bildu ha decidido no realizar “un ejercicio de escenificación” ni “seguir estirando un chicle que no existe y que no va a llegar a buen puerto”. Según ha defendido, han roto la negociación por “lealtad” hacia la ciudadanía. Ha confirmado que presentarán enmienda a la totalidad este viernes. Se votan el día 9.

Con la excepción del pacto educativo y algunas leyes concretas, la relación de EH Bildu con el Gobierno vasco parece volver a situarse en el terreno de la confrontación política, que está por ver si es un paréntesis temporal o solo forzado por las elecciones. El horizonte de comicios para los próximos dos años, incluidas las elecciones generales y autonómicas, no parece ofrecer demasiadas ventanas de oportunidad para reconducir lo sucedido.

La explicación de Iriarte

“En la situación de Osakidetza, ni nos han respondido a la necesidad de establecer ratios. En cuanto a la situación de los jóvenes, nos dan solo un millón para el programa Lehen Aukera, a sabiendas de que ese programa no funciona. Viendo cómo están los precios de la vivienda y cuál es la situación en Madrid, no se abre camino a la reflexión. Pusimos un bono energético sobre la mesa, y tampoco hemos recibido respuesta. Había otro apartado, la fiscalidad, y la propuesta que nos hace el Gobierno vasco es hacer una evaluación y, cuando se estabilicen los índices económicos, empezar la discusión, pero no sabemos ni qué indicadores ni cuándo”, dijo Iriarte, aunque la propia EH Bildu en su propuesta fiscal lo dejaba todo abierto a la espera de que se abordara el debate, y Azpiazu creía haberse acercado a ella con su planteamiento. No ha sido así.

Iriarte ha insistido también en la idea de que les han ofrecido menos dinero que el año pasado (un argumento que desactivó hace unos días Hacienda con matizaciones como que entonces se acordó un pacto bianual, y ahora se ofrecían inversiones para un año). Aunque Bildu ya había sido crítica días antes, se ha referido a una polémica posterior, a la oferta de inversión al PP en las aulas de alumnos de dos años de edad, como argumento para hablar de una falta de “comunicación” entre las consejerías y sostener que la negociación “no ha fluido” como otras.

Por la mañana, el portavoz del Gobierno, Bingen Zupiria, había pedido a la coalición una “coherencia” que no ha llegado. Bildu sigue defendiendo que otras instituciones son más generosas, pero en Nafarroa ha pactado 15 millones, el 0,26% de las Cuentas (Azpiazu le ofrecía el 0,38%). En Nafarroa ha arrancado compromisos fiscales, competencia del Gobierno foral, pero es un Ejecutivo que está en minoría y debía ceder en todos los ámbitos.

Por el contrario, EH Bildu sí ha anunciado un acuerdo con Sánchez, que recoge algunas medidas como una inversión de 600.000 euros para el memorial del 3 de marzo en Gasteiz, 200 plazas en MIR, o la confirmación de que la subida del 15% en las pensiones no contributivas se extenderá el año que viene.