- Junts per Catalunya dio ayer en Argelers, en el Roselló francés, el pistoletazo de salida a la era post procés encabezada por Carles Puigdemont y abrazó la era de la bicefalia en la dirección, a cargo de Laura Borràs y Jordi Turull. Con Borràs como mandamás y Turull en la sala de máquinas, los neoconvergentes buscan renovar unas siglas con una personalidad propia logradas en apenas dos años, que surgieron de la extinta CiU con el mismo espíritu de la antigua coalición: dirigir el futuro de Catalunya. No será de la mano de Puigdemont, pero la estrategia de choque permanente contra España se mantendrá inalterable. El nuevo secretario general Turull obtuvo 1.854 votos, frente a los 1.776 de Borràs.

El principal socio de JxCat durante todo el procés, ERC, tampoco se libró de las críticas vertidas ayer por Turull y Borràs. El president Aragonès, que abriera una etapa al entendimiento con el president Sánchez que amenaza con encallar por las consecuencias de las escuchas telefónicas del caso Pegasus, fue uno de los principales dardos. Y tienen claro cual será la hoja de ruta en el futuro más cercano. “Desde el 2017 no he conocido a nadie que haya dejado de ser independentista, pero muchos se han desmovilizado. Cinco años después del 1 de octubre toca poner la directa, ya no hay más excusa”.

“Ningún Gobierno quiere enfrentar el problema político con Catalunya porque cualquier Gobierno sabe que por Catalunya la única solución es la independencia y por eso nunca nos lo van a poner fácil. Tenemos que hablar claro y lo que nos toca hacer es recomenzar”, sostuvo Borràs, quién advirtió que la represión del Ejecutivo español ha sutido efecto. Pero no es momentos de caer en el desánimo, sino “tenemos que perseverar” hasta que Catalunya alcance su independencia. “Lo haremos desde todos los espacios posibles”, ahondó.