- Aunque el espectáculo montado alrededor del regreso del rey emérito a España, con un repentino interés desmedido por el deporte de las regatas y demostraciones de fervor popular a favor y en contra del campechano, ha opacado cualquier otro asunto de la política estatal, el espionaje confeso a dirigentes soberanistas por parte del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) sigue siendo el escándalo reciente que más ha tensado la relación entre el Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios tradicionales, los grupos independentistas catalanes y vascos.
Esta incómoda situación para los intereses de Moncloa, sobre la que también ha derramado sal el socio del PSOE en el Ejecutivo de coalición, Unidas Podemos, vivirá un baño de realidad esta semana con un auténtico desfile de dirigentes por el Congreso para responder a diversas cuestiones relacionadas con el uso del programa Pegasus, que permite parasitar un teléfono móvil sin que su propietario se percate de ello.
La guinda al pastel la pondrá el propio Sánchez el jueves en la Cámara Baja, donde comparecerá a petición de ERC, EH Bildu y el Grupo Plural para responder por el caso Pegasus o Catalangate. Además de poner cuesta arriba la relación de Moncloa con los grupos minoritarios del Congreso, esta controversia ha provocado duros reproches de la Generalitat. Aunque dirigentes de JxCat como la presidenta del Parlament, Laura Borràs, abogaban por dinamitar ya todos los puentes, ERC, con el president catalán Pere Aragonès a la cabeza, han abogado por reconducir la situación.
La fórmula elegida para ello era un encuentro con Pedro Sánchez para hablar de Pegasus, pero esta vía se marchita progresivamente. No hay una fecha fijada para esa reunión y las dos partes se culpan mutuamente de esta dilación. Moncloa acusa al Govern de falta de concreción y de dejar correr el tiempo, y el Ejecutivo catalán busca dotar de contenido a ese cara a cara con explicaciones documentadas, asunción de responsabilidades y el compromiso de que no volverá a ocurrir.
Las elecciones andaluzas del 19 de junio, que empiezan a asomar en el horizonte, tampoco ponen las cosas fáciles aunque solo sea a nivel de cuadrar las agendas. Sánchez, que ayer participó en un acto en Granada junto al candidato del PSOE, Juan Espadas, se implicará activamente en la campaña. Es más, su comparecencia en el Congreso sobre el espionaje a políticos y dirigentes del tejido social ha tenido que situarse el jueves porque antes participará en el Foro Económico Mundial de Davos, que tendrá lugar durante tres días hasta el miércoles.
El líder del PSOE ejercerá como cabeza de cartel pero antes habrá muchos teloneros. Así, en el pleno de control de mañana, la portavoz de JxCat, Miriam Nogueras, preguntará al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, si tiene conocimiento de que su ministerio ha adquirido algún sistema de espionaje para intervenir las comunicaciones de sus “opositores”.
El departamento de Marlaska ya se desmarcó del espionaje y negó el uso de Pegasus en las comparecencias que protagonizaron el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, y el director general de la Policía, Francisco Pardo, el pasado martes en la Comisión de Interior del Senado. De este modo, negaron cualquier relación orgánica con el CNI, cuya exdirectora, Paz Esteban, reconoció el 5 de mayo que se espió a 18 soberanistas, entre ellos Pere Aragonès, con autorización judicial. Desde que The New Yorker sacó a la luz este caso el 18 de abril, se ha barajado que el espionaje afectó en realidad a 65 personas, incluso a más de 150, entre ellas los dirigentes de EH Bildu Arnaldo Otegi y Ander Iñarritu.
También se mirará con lupa la intervención de la ministra de Defensa, Margarita Robles, máxima responsable del CNI, a tenor de sus antecedentes. Y es que, cuando respondió por Pegasus el 4 de mayo desde su asiento en el Congreso, justificó el espionaje soltando perlas como “¿qué tiene que hacer un Estado cuando alguien vulnera la Constitución y declara la independencia?”. Más que provocar un incendio, situó a los grupos independentistas en el mismo núcleo solar.
Ahora, Robles responderá a Vox si cree que los trabajadores del CNI se sienten respaldados por ella. El PP recriminará además a Marlaska que Sánchez se dirigiera a la Policía y a la Guardia Civil como “piolines”. l
l Negociación. Tres leyes fundamentales de la legislatura en el Estado español pasarán esta semana su prueba de fuego: la del “solo sí es sí”, la Ley Zerolo y la nueva Ley Audiovisual. Todas ellas serán tramitadas en el Senado tras una ardua negociación tanto con Unidas Podemos como con los aliados parlamentarios de Sánchez. La nueva Ley Audiovisual, pactada con ERC en el marco de los Presupuestos del Estado de 2022, también ha obtenido el visto bueno del PNV al garantizar la autonomía de EITB.