- ¿El escándalo del espionaje será el tsunami que se lleve por delante al Gobierno español y ponga fin a la era de Pedro Sánchez? El PNV, su socio más fiable hasta la fecha, pone en duda que Sánchez se encuentre en su estertor final. Pero la sensación que queda tras consultar a la Ejecutiva jeltzale es que esta no es una crisis más, sino que se ha alcanzado un punto de inflexión, y de las próximas acciones de Sánchez dependerá que la curva sea ascendente o, por el contrario, descienda hasta el abismo. La impresión es que nadie quiere romper, pero se necesita una percha para mantener el apoyo.
Las fuentes del EBB consultadas por este periódico alertan de que el Gobierno español ha sumido en un profundo deterioro las relaciones con sus socios de investidura, una situación que viene de lejos por el incumplimiento de los acuerdos alcanzados. Ese hartazgo acumulado hace que sea difícil reconducir la crisis de Pegasus solo con buenas palabras, y piden a Sánchez gestos concretos. La situación es más delicada con ERC, que ya retiró su apoyo al decreto anticrisis y sufre presiones para romper de manera definitiva por las escuchas. Además, no puede aferrarse a los avances para resolver su reivindicación nacional, que son inexistentes. La cuestión del espionaje no es tan crítica para el PNV. Quiere que la legislatura aguante, pero pide gestos: “Llevamos estancados seis meses. Desde la aprobación de la reforma laboral sin nuestros votos, esto ha ido de mal en peor”.
Los jeltzales tienen abierto de par en par el frente de las transferencias para completar el Estatuto de Gernika, totalmente bloqueado, además de que algunas leyes no se están reconduciendo como querrían. En el caso de ERC, a la ausencia de avances en la mesa de diálogo se suma la falta de transparencia del Gobierno español para esclarecer el espionaje al soberanismo con el programa Pegasus, porque solo se ha reconocido desde el CNI una veintena de casos con orden judicial. El PNV pide a Sánchez que reaccione si quiere mantener una “colaboración estable”.
“Lo que necesitamos todos es una reacción por parte del Gobierno español de Sánchez para reafirmar su deseo de seguir con la mayoría actual y con sus socios. La reacción no puede ser solo una declaración diciendo que quiere seguir con nosotros. Tiene que venir acompañada de acciones o gestos en el tema de Pegasus, en el cumplimiento de los acuerdos con unos y otros que están sin cumplir... Tiene que dedicar un poco más de esfuerzo. Al Gobierno de Sánchez se le ha atrofiado la capacidad de relación, al menos, con los socios tradicionales. No puede esperar que esto se vaya a curar sin hacer nada”, avisan. El PNV pide una reacción “para restablecer la confianza y para dar cumplimiento a los acuerdos”. “Hay que tener un aliciente para aguantar al Gobierno y seguir adelante”, dicen.
El PNV ve muy complicado que Sánchez pueda esquivar a los republicanos catalanes buscando otras mayorías. La hipótesis de que la legislatura aguante sin ERC, aunque sea con respiración asistida y con votaciones en el filo de la navaja solo con PNV y EH Bildu, no es creíble para Sabin Etxea. En la Ejecutiva jeltzale no ven a Sánchez dispuesto a asumir el coste político y el desgaste mediático de convertir a la izquierda abertzale en un apoyo imprescindible y constante. Que sucediera en la votación del decreto anticrisis por la guerra de Ucrania fue una situación puntual, “in extremis, en una votación”. “Para ellos, sería muy difícil depender tanto de EH Bildu, que todos los miércoles y jueves vayan así las cosas”, explican.
Diferencian las situaciones de PNV y ERC, dos socios que tienen un acuerdo de investidura con Sánchez. Los jeltzales aclaran que el asunto del espionaje duele más a ERC. Más allá de que la intrusión en los teléfonos móviles con el programa Pegasus afecte más a Catalunya, al haber infectado de manera masiva los dispositivos de más de 60 soberanistas catalanes y dos representantes de EH Bildu, desde el PNV dicen que estas prácticas ya no sorprenden en Euskadi porque las han sufrido en el pasado los nacionalistas vascos.
De ahí que, aunque el grupo de Aitor Esteban tenga intención de ser exigente y reclamará explicaciones y reformas, no va a llegar “la sangre al río” por este motivo. El PNV quiere que la legislatura dure, aunque el problema empieza a venir por el flanco de las transferencias.
Los jeltzales quieren más alicientes para mantener el apoyo estable a Sánchez, más allá de que un gobierno del PP con la ultraderecha de Vox sería peor. La proximidad de las elecciones municipales y forales de 2023 obliga también a sacar más brillo a sus acuerdos en Madrid. La sensación de maltrato permanente es difícil de gestionar para un partido que se ha labrado una influencia en el Estado y una reputación de experto negociador. Los jeltzales sí consideran que el espionaje es clave para ERC, que además se queja de la parálisis de la mesa de diálogo para buscar una solución al conflicto político catalán.
El PNV no cree que el grupo de Rufián se quiera borrar de la mayoría parlamentaria, pero la delicada situación interna de los republicanos, la presión mediática y el marcaje de Junts hacen que sus planes sean una incógnita. Los jeltzales creen que “la desclasificación de las órdenes judiciales que justificaron el espionaje sería un paso”.
“Tiene que haber transparencia, porque lo que hemos sabido es solo una parte y no sabemos si los otros espionajes son verdad, quién ha hecho las escuchas, o si hay un mandato judicial. Hay mucha penumbra. Y hay que arbitrar medidas y asumir responsabilidades para que no vuelva a pasar”, explican. Los jeltzales siguen sin hablar de dimisiones porque aún se desconocen los hechos y los responsables. “A lo mejor es la ministra Robles, o a lo mejor es otra instancia. A lo mejor no ha sido el CNI, sino otros cuerpos y agencias”, dicen, apuntando a la opción de elementos incontrolados del Estado.
En principio, los socios quieren que la legislatura aguante, y el PNV está convencido de que Sánchez también quiere agotar la legislatura y convocar los comicios a finales de 2023. Pero existe la posibilidad de que los resultados de las elecciones andaluzas de junio lo hagan cambiar de planes. Si el PP opta por introducir a Vox en el gobierno, Sánchez podría aprovechar ese factor para convocar las elecciones este otoño o a principios de invierno antes de que se normalicen esas alianzas y pierdan fuerza como elemento para movilizar a la izquierda y el voto que se fue a la abstención. Podría polarizar la contienda entre él mismo y el tándem PP-Vox. El factor andaluz y que ERC siga dejando en el aire su respaldo podrían precipitar un adelanto para el que, por el contrario, no sería decisiva la caída de los Presupuestos. “Se pueden prorrogar”, vaticinan. l
“A Sánchez se le ha atrofiado la capacidad de relación con los socios; no puede esperar que esto ?se cure sin hacer nada”
“Que la legislatura aguante solo con PNV y Bildu es muy difícil; para Sánchez es complicado depender tanto de Bildu”
“Sánchez quiere agotar la legislatura, salvo que los resultados en Andalucía le aconsejen otra cosa”
Análisis sobre el futuro de la legislatura