- El pleno de ayer llegaba precedido de una ronda previa de contactos celebrada entre los diferentes partidos y el lehendakari en la que parecían haberse limado asperezas. Todas las partes mostraban su disposición a tender la mano para lograr el acuerdo más amplio posible. Sin embargo, el hecho de que el lehendakari anunciara un plan de medidas por 200 millones fue interpretado por EH Bildu como un intento de limitar el debate, y la coalición respondió con una dura intervención que enfadó a los jeltzales y limitó el alcance de los acuerdos finalmente aprobados.
La primera respuesta de la coalición soberanista corrió a cargo de su portavoz, Maddalen Iriarte, quien si bien se mostró “sorprendida” por el anuncio de Urkullu, optó por seguir apelando a “compartir responsabilidades”. Sin embargo, la posterior intervención de su compañero Iker Casanova tomó otros derroteros: “Hoy el Gobierno ha lanzado en paracaídas al lehendakari a este pleno; no porque no tenga el derecho a estar aquí, que evidentemente lo tiene (...). No porque no sea bien recibido, sino porque ha venido a distorsionar el normal funcionamiento” de un pleno, “en el cual los grupos políticos hablan, dialogan, presentan propuestas y luego llegan o no llegan a acuerdos y se los remiten al Gobierno”. “El lehendakari ha venido con un plan cerrado que no daba libertad a los grupos más que para adherirse o no”. “Usted, señor lehendakari, tiene perfecto derecho a actuar” como un “llanero solitario”, pero no “a engañar a la gente” al decir que busca unidad, dijo.
La respuesta llegaba de la mano de la parlamentaria del PNV Alaitz Zabala, quien dijo no saber cómo calificar la “falta increíble de respeto” de Casanova a la figura del lehendakari y la enmarcó en un “ataque de celos”. “Han venido a hacer marketing usando como excusa Ucrania. No es verdad que nosotros nos hayamos quedado solos. Hemos llegado a acuerdos con Podemos y PP. Con ustedes no, porque no les ha interesado”, afirmó. “Por si había dudas, todo mi respeto al lehendakari”, respondió Casanova. Bildu aseguró que se habían apalabrado acuerdos sobre el traspaso de migraciones o el apoyo a las empresas, pero el PNV se negó a firmarlos por la “legítima crítica” de Casanova.