- Pedro Sánchez ha provocado con su cambio de postura sobre el Sáhara Occidental poner fin a una larga crisis diplomática con Marruecos, pero a la par ha abierto un nuevo frente en Argelia, país estratégico para el Estado español por el suministro del gas.

Y es que mientras la embajadora de Marruecos, Karima Benyaich, regresó ayer a Madrid casi un año después de que su Gobierno la llamara a consultas, el representante argelino en la capital española ha hecho ya las maletas con destino a Argel. Más allá del plano geopolítico, el Ejecutivo de Sánchez ha enfadado por el camino a todo el arco parlamentario, incluyendo a sus socios de Podemos y de la mayoría de la investidura, así como al principal partido de la oposición, el PP.

El regreso de la embajadora de Marruecos se produjo dos días después de que el Estado español anunciara que apoya la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara por considerarla como la base “más seria, realista y creíble” para la resolución del conflicto.

Karima Benyaich resaltó al respecto que “se abre una nueva etapa, una nueva página en las relaciones entre ambos países, y será una etapa importante”. Preguntada por el respaldo de España a la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara, la embajadora afirmó a Efe que “Marruecos aprecia en su justo valor” esta nueva posición, que también comparte Estados Unidos.

El regreso de Benyaich a Madrid pone punto y final a la crisis diplomática entre el Estado español y Marruecos desencadenada por la decisión de Moncloa de acoger en un hospital de Logroño el año pasado al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, para tratarle de covid-19.

Esa decisión empeoró las relaciones entre ambos países, y tuvo su episodio de mayor gravedad en la oleada migratoria de mayo de 2021, cuando cerca de 10.000 migrantes entraron en avalancha sobre Ceuta, muchos de ellos menores. Desde entonces Madrid y Rabat trabajaron conjuntamente para resolver la crisis lo que, entre otras cuestiones, provocó el reemplazo de la ministra Arancha González Laya por el actual titular de Exteriores, José Manuel Albares.

Sin embargo, ahora es Argelia la agraviada con el cambio de posición del Gobierno español, y ya el sábado llamó a consultas a su embajador en Madrid, Said Musi. Ayer, fuentes diplomáticas argelinas afirmaron que Moncloa nunca informó de antemano a Argel sobre su cambio de postura en relación al Sáhara Occidental, desmintiendo así la versión del gabinete de Pedro Sánchez.

Y es que el Ejecutivo español aseguró que informó “previamente” a Argelia sobre la posición en relación al Sáhara Occidental. Las fuentes diplomáticas argelinas consultadas por el portal de noticias Tout sur L’Algerie niegan categóricamente esta afirmación. “Se trata evidentemente de una mentira envuelta en una ambigüedad intencionada para intentar calmar las legítimas preocupaciones planteadas por la clase política española”, aseguran.

En el plano político en el Estado, el sábado ya fueron la izquierda y los nacionalistas quienes pusieron el grito en el cielo por el sorpresivo cambio de postura del Gobierno de Sánchez, mientras que ayer la derecha y la ultraderecha se sumaron a las críticas.

De esta manera, en el PP opinan que Pedro Sánchez, “debe dar explicaciones a todo el mundo: a Argelia, a Marruecos, a los saharauis y, sobre todo, a los españoles” sobre su cambio de postura respecto al Sáhara. Mientras tanto, desde Vox señalaron que la política internacional de Sánchez es “absolutamente desastrosa”.