El PSOE no da verosimilitud al rifirrafe que mantienen PP y Vox, y en concreto sus respectivos líderes, respecto a la formalización de un acuerdo de gobierno en Castilla y León. Es más, los socialistas tienen el convencimiento de que ese espectro ideológico ya tiene cerrado el pacto para comandar conjuntamente esa comunidad y que únicamente se están dedicando a sobreactuar para resguardar sus esencias políticas. “Lo tienen hecho”, sentencian, hasta el punto de ir más allá y asegurar que el partido de Pablo Casado ha concedido a la ultraderecha todas las condiciones que les han puesto excepto “la portavocía del Gobierno”. En el entorno socialista piensan que la negociación se resolverá con el reparto de cargos y la desligan de las exigencias trasladadas por la formación de Santiago Abascal para apoyar a Alfonso Fernández Mañueco: la derogación de la ley de Violencia de Género y del decreto de Memoria Histórica.

El PSOE recalca que desde su organización no hay debate interno respecto a la posibilidad de abstenerse y facilitar la investidura. “No vamos a ser los pagafantas del PP”, indican, descartando que haya alguna opción para la repetición electoral. Simplemente se remite a la propuesta trasladada el pasado martes en el Senado por Pedro Sánchez, que exhortó al PP a romper los consensos que tiene con Vox en territorios como Madrid, Murcia y Andalucía para poder sopesar tamaña posibilidad. Los socialistas entienden que si la formación conservadora está envuelta “en una trampa” es porque se la buscó unilateralmente al convocar las urnas, que nadie les obligó a ir a unos comicios en los que han perdido a un socio de Gobierno como Ciudadanos para sustituirlo por Vox.

De momento, a falta de negociaciones formales, prosiguen los cruces de manifestaciones y reproches. El eco ha alcanzado a la sesión de control del Congreso, donde Sánchez le ha espetado a Casado que ha llegado “la hora de la verdad”, en la que el PP debe decidir si excluye o no a Vox “para siempre” y en “todos los territorios”. Abascal, desde Murcia, insiste en que su partido no se va a mover de su posición ni a “regalar” sus votos porque busca un cambio de rumbo. “Vox tiene derecho y deber de formar parte del Gobierno y si ese derecho no se respeta pues Vox votará en contra de cualquier investidura”, ha advertido.

El PP le afea su conducta pero lanzando dardos a todas las vertientes: mantiene que sus principios, reflejados en su programa, son sus condiciones -no negociarán las leyes de violencia de género, ni el estado autonómico ni la pertenencia a la UE-, pero tampoco van a pactar con “terroristas e independentistas”. Fuentes del PP aluden a los socios de Sánchez para negar su credibilidad y creen que el líder del PSOE, cuando ofrece la abstención a cambio de que se rompan todo tipo de acuerdos entre PP y Vox, solo pretende ponerse la “careta de moderado” porque no deja de perder de elecciones. El portavoz nacional de los populares y alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se ha preguntado cómo Sánchez puede tener el “desparpajo” de decir al resto con quién pactar. “El problema no es que Vox entre o no en un Gobierno”, ha declarado, "el problema de España es el Gobierno de Sánchez y sus pactos".

AZNAR SE DESMARCA

Convertida la sesión de la Cámara baja en un corrillo, Casado le ha recordado a Sánchez que estas son las cuartas elecciones que pierde desde que es presidente, y el número dos del PP, Teodoro García Egea, le ha dicho a la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, un “dato”: “El domingo los ciudadanos de Castilla y León castigaron su gestión y le dejaron en un escaño. Este es el efecto Yolanda Díaz”. Para el presidente español, Casado ha creado una trampa y ahora está “entrampado”. En todo caso, en la lectura que coinciden unos y otros es que la negociación en Castilla y León va a alargarse, fijado el 10 de marzo como la fecha en que se constituyen las Cortes. Quien prefirió echar balones fuera es el exlíder del PP y expresidente español José María Aznar al ser cuestionado por lo que debe hacer Mañueco: “No le voy a decir lo que tiene que hacer porque ni puedo, ni debo, ni quiero”.