Denis Itxaso (Donostia, 1975) recibe a este diario en una semana intensa, marcada por los vaivenes de la votación de la reforma laboral en el Congreso y, en lo que respecta a Euskadi, con un traspaso del Ingreso Mínimo Vital (IMV) que podría cerrarse al fin en los próximos días.
Sin más rodeos, ¿ve zanjada la cuestión del IMV con la última propuesta de Moncloa?
Realmente la daremos por zanjada cuando podamos remitirla a la Comisión Mixta de Transferencias y acordarla. Evidentemente son documentos complejos, con vocación de perdurabilidad, y por tanto tienen que estar blindados también desde el punto de vista jurídico. Nosotros hemos hecho una segunda propuesta, llevamos tiempo intercambiando papeles con el Gobierno vasco y estamos a la espera de una contestación. Pero creemos que esta propuesta que hemos hecho responde a todas las inquietudes que el Gobierno vasco nos había manifestado. Por tanto, piensa que estamos cerca de suscribir un acuerdo.
Lakua sigue teniendo reticencias y ha pedido unos días para estudiar a fondo la propuesta. ¿Puede torcerse el traspaso?
Eso habrá que preguntárselo a ellos. Nosotros pensamos que las dudas que podían existir en torno a la vigencia de la transferencia, que queda patente como indefinida, y al resto de elementos que se habían esgrimido, quedan despejadas en esta propuesta.
Si esta es la definitiva, el IMV llegará con año y medio de retraso. ¿Qué ha fallado para que un traspaso que a priori no parecía complejo se haya torcido de esta manera?
Yo suelo decir que las competencias y las materias no se transfieren apretando un botón. El derecho al IMV es un derecho de nueva creación, que en Euskadi seguramente tiene mejor impacto porque ya existía una herramienta como la RGI. Pero al ser un derecho de nueva creación añade dificultades a las que ya existen per sé en cualquier materia. El acuerdo siempre es de dos y ambas partes establecen elementos que hay que tener en cuenta porque esos acuerdos quedan expuestos a recursos de toda índole.
Ha habido situaciones rocambolescas en todo el proceso, hasta el punto de que se ofreció una transferencia temporal, algo inédito.
Pero yo me quedo sobre todo con la voluntad de acuerdo por parte del Gobierno, con la idea de que nosotros siempre hemos entendido que la transferencia de materias y competencias se hace con vocación de perdurabilidad y sin retorno. No se conoce ningún caso en el que una competencia se haya abocado después por parte del estado, y no deben caber dudas al respecto.
Parece que el Gobierno vasco siempre se ve obligado a presionar o incluso amenazar para que se cumplan los compromisos firmados.
Yo soy de los que creen en la negociación y el diálogo. Evidentemente asistimos habitualmente a juegos de carácter declarativo, político, que tienen el afán de establecer un marco de influencias políticas. Yo vivo de cerca la relación entre gobiernos y se demuestra que es el trabajo riguroso y el diálogo real el que da resultados. Luego están los grupos parlamentarios, los partidos políticos… Pero la relación entre gobiernos que vivo día a día es de trabajo leal, colaborativo y riguroso. Y cuando se quiere ser riguroso, lleva tiempo. De todas maneras, me gustaría poner en valor que desde que Pedro Sánchez es presidente se han celebrado tres comisiones mixtas de transferencias, se han transferido diez materias y se ha reducido la conflictividad de carácter competencial entre el Estado y la CAV. Eso contrasta con la anterior etapa de Rajoy en la que no hubo ni una sola Comisión Mixta. Creo que eso habla claro de la voluntad de profundizar el autogobierno que tiene este Gobierno.
La comparación con Rajoy no puede ser excusa para que el calendario de transferencias esté avanzando a paso de tortuga.
No lo utilizo como excusa, pero si me pregunta por la actitud que tiene el PNV o por sus quejas, es entonces cuando yo me veo en la obligación de recordar que, frente al anterior Gobierno que el PNV también apoyó, éste ha celebrado ya tres comisiones mixtas de transferencias y ha transferido diez materias, dentro del marco de un calendario que no se conocía antes. Un calendario de negociaciones que es muy exigente, pero las negociaciones están ahí y se están cumpliendo con resultados evidentes en muchos casos.
¿Se va a poder completar el Estatuto en esta legislatura?
Esa es la vocación, la voluntad. Es verdad que cuando uno trata materia a materia, Ministerio a Ministerio, se encuentra con dificultades legales de todo tipo, en algunos casos porque se ponen sobre la mesa materias que no estaban concebidas en el Estatuto cuando se aprobó. Y en otros casos se está avanzando; yo pondría en valor la transferencia de Instituciones Penitenciarias, que siempre ha sido un elemento muy delicado pero demuestra la total confianza política entre gobiernos. También está el IMV y se está trabajando en otras materias como el transporte de cercanías. Eso va a dibujar una etapa claramente favorecedora para el autogobierno vasco.
En su balance del ecuador de la legislatura destacaba la profundización del autogobierno. Pero en el calendario de transferencias es más lo que queda por hacer que lo que se ha hecho.
Es importante matizar que el calendario no es de transferencias, sino de negociaciones. Porque las negociaciones uno sabe cuando empiezan pero no cuando acaban. Y el mero hecho de que el Gobierno vasco pida ahora otras dos semanas para estudiar el papel demuestra que las cosas no son sencillas, que hay que mirarlas porque las relaciones son de trabajo riguroso. Entiendo que a veces el ruido político impide observar estas cosas de forma desapasionada, pero la relación entre gobiernos es de leal colaboración. Eso es lo que yo estoy, como Gobierno de España, obligado a subrayar.
Más vale hacerlo a paso lento y con garantías, que dejar cabos sueltos.
Esa expresión la hago mía pero no es mía: yo se la he escuchado al portavoz del Gobierno vasco y a la consejera Olatz Garamendi. Más vale lento sobre seguro, eso es algo que los gobiernos tenemos derecho a reclamar. Espacios de confianza y colaboración para poder avanzar.
Destacaba también en su balance el fondo covid de Moncloa y las ayudas europeas. Las derechas han puesto estos repartos en el ojo del huracán. ¿Se están haciendo de forma adecuada?
Es otro ejemplo de ruido que empaña una realidad que es claramente ventajosa. Para la ciudadanía en primer lugar, pero también para comunidades como la nuestra. La pandemia ha devuelto protagonismo al Estado de bienestar y a posiciones socialdemócratas entendidas como fortalecimiento de lo público. Creo que los fondos covid ayudan a que se puedan abordar enormes desembolsos por parte de los gobiernos autonómicos, fundamentalmente en materia sanitaria y educativa. Creo también de los fondos UE representan una enorme oportunidad para transformar nuestra economía y no tengo ninguna duda de que Euskadi está inmejorablemente situada para poder hacerse acreedora de gran parte de esos fondos.
Yendo al terreno de la reforma laboral, ¿cómo valora lo ocurrido el jueves en el Congreso con la ‘traición’ de UPN y la aprobación de milagro del decreto?
No podemos convertir la política en un juego opaco de trileros, pues esas prácticas son dañinas para la democracia. Subrayo que lo importante es que se aprueba un nuevo marco laboral al que se han adherido fuerzas de diferente signo político que comparten sentido de la responsabilidad y una visión constructiva de la política.
Los nacionalistas vascos y catalanes denuncian que el Gobierno ha impuesto un acuerdo cerrado, sin tener atada la mayoría parlamentaria, y que no ha habido una negociación seria.
Creo honestamente que el PNV se ha equivocado. Porque ni siquiera su propio electorado comprende bien una posición contraria a un acuerdo llevado a cabo en el seno del diálogo social, entre sindicatos y patronal, incluida la patronal vasca. Y, por otro lado, creo que el lugar natural del PNV es el lugar de influencia y el lugar de la mayoría que apoya al Gobierno. Es un error de cálculo por su parte.
¿El esperpento de la votación ha hecho ver al Gobierno que son inviables otras mayorías sin los socios de investidura?
Nos quedamos con el avance en derechos laborales y de mejora de la calidad del empleo que representa esta nueva legislación laboral. También es una gran noticia para conjunto de los trabajadores y trabajadoras vascas y, aunque el PNV y EH Bildu han cometido un error al oponerse, estoy convencido de que volveremos a la senda de los acuerdos, porque hay todavía mucha legislatura por delante y una ambiciosa agenda socioeconómica que cumplir.
¿Cree entonces que la mayoría de investidura tiene arreglo?
Estoy convencido de que se puede reconstruir, pero el Gobierno está obligado a buscar apoyos en todas las direcciones. Nunca hemos concebido la mayoría de investidura como un cordón sanitario al que nadie pudiese acceder. Es verdad que somos leales con nuestros socios preferentes, y el PNV y ERC están entre ellos, pero no vamos a desdeñar apoyos que muestren su voluntad de colaboración. A partir de aquí, nosotros seguiremos prestando especial atención a nuestros socios preferentes, porque creemos que hay una complicidad de fondo que no tiene por qué verse rota.
Esta semana se ha aprobado la Ley de Vivienda con un CGPJ que denuncia que el Estado se arroga materias autonómicas. ¿Podemos estar ante una nueva invasión competencial?
El vocal nombrado por el PNV planteaba estas reservas, pero no era eso lo que se le preguntaba al CGPJ. A ojos del Gobierno, el Poder Judicial ha emitido opiniones interesantes de las que tomamos nota pero no son vinculantes.