- Para Marta Buesa, hija mayor del dirigente socialista asesinado Fernando Buesa este es “un paso necesario”, “muy elemental”. Y aboga por seguir trabajando “para asentar unas bases éticas elementales, y a partir de ahí construir una convivencia sana, en paz y libertad”.
Buesa entiende que el fin de los ongi etorris “llega por fin después de un trabajo muy intenso por parte de las diferentes entidades y asociaciones de víctimas”. Dice que no quiere pensar que “obedezca a una estrategia o táctica, como lo que ha hecho hasta ahora la izquierda abertzale”. Cree que en esta declaración de los presos “se trasluce o parece intuirse un trasfondo humano cuando hablan de que estos recibimientos causan dolor a las víctimas”. Una cierta “empatía, que no la ha visto ni sentido “para nada en las declaraciones que ha hecho Arnaldo Otegi. Con todo, observa que en el comunicado de EPPK “sigue estando ese lenguaje que utilizan siempre”, o que este colectivo se sigue “considerando y llamando de presos políticos, algo que se tiene que revisar, porque ninguno de ellos está preso por sus ideas políticas, sino por los crímenes que han cometido”. En cuanto a su tratamiento penitenciario, la hija primogénita de Fernando Buesa entiende que “la izquierda abertzale les ha impuesto unas condiciones muy duras, porque durante años, años y años ha habido la consigna de que ellos eran un colectivo que no se acogía a la legalidad penitenciaria ordinaria. Es decir, no podía progresar de grado, pedir permisos, todo eso les estaba vetado. De hecho, los presos de la Vía Nanclares hablan claramente que esa política penitenciaria de la izquierda abertzale les ha hecho muchísimo daño”.
Marta Buesa dice tener “la satisfacción de poder decir” que los asesinos de su padre están en la cárcel, “algo que no les sucede a muchísimas víctimas de ETA. Con 30 años de condena, asume que “llega un momento en que el tema de los presos de alguna manera a las víctimas nos empieza a interpelar, porque se va acercando el momento en que ellos salgan de prisión”. Dice que “aunque es una realidad dura”, ha tenido una reflexión interna. “Siempre me pregunto cómo quiero que los asesinos de mi padre recuperen la libertad, cómo quiero que salgan de la cárcel y se incorporen a la vida en libertad, que además va a ser sí o sí en el País Vasco, que es donde yo vivo”. Buesa tiene clara la respuesta a su propia pregunta. Dice que desea que salgan de prisión “habiendo hecho ese recorrido a nivel humano como el que hicieron los presos de la Vía Nanclares, para mí muy valioso, y que salieran como personas diferentes de las que eran cuando entraron”. Ese recorrido, añade, “tiene que ser individual, no vale que sea colectivo, porque no es posible valorar eso desde un punto de vista de grupo. Es algo que tiene que nacer desde la individualidad de cada persona. Ojalá tengan la oportunidad y la valentía de hacerlo”, añade.