- Para el historiador Pablo Batalla, el auge del nacionalismo español es “también una maniobra para la reunificación de eso que se estaba disgregando”. Y pone dos ejemplos para ilustrarlo: “No ataques al rey, tampoco a Amancio Ortega, unámonos todos y también con ellos frente a una formidable conspiración exterior que nos sacamos de la manga, sobre una hispanofobia que perdura hasta hoy”. Batalla afirma que “si convences a a una sociedad de que es una fortaleza asediada, la convencerás de medidas que no aceptaría si no lo sintiera así”.

Detecta una sobrerrepresentación de Madrid en series y en la presencia televisiva, tomando la parte por el todo.

-España es un país curioso, y gran parte de los problemas actuales vienen de ahí, porque los últimos 40 años combinan una gran descentralización política, que ha ido mucho más lejos que la de muchos países europeos y del mundo, pero que a la vez mantiene un hipercentralismo económico pero también mental madrileño. Por ejemplo en lo económico a través del dumping fiscal explica toda esta eclosión que está habiendo ahora de movimientos en defensa de la España vaciada. Esa España vaciada lo está en gran parte por Madrid, por las energías que Madrid absorbe a través de este dumping fiscal y de su propio poder de atracción a la España interior, de las dos Castillas, que pivota en torno a Madrid.

¿Y sobre el centralismo mental?

-Casi todas las series se ruedan en Madrid, a diferencia de lo que ocurre por ejemplo en la BBC, que rueda en diferentes ciudades. Y cuando aparece una lengua distinta del castellano, de las otras lenguas que se hablan en España, suele ser para ridiculizarlas a través de un personaje pueblerino o estrafalario. Un estudioso de esto, Peris Blanes, escribió en un artículo que en una serie española es más fácil escuchar tailandés, que apareció en una serie llamada La embajada, que gallego, euskera, catalán o asturiano. A veces también tiene que ver con que cuesta más dinero salir a rodar fuera de Madrid que dentro, pero que en todo caso genera unas consecuencias. La serie ‘Cuéntame’, por ejemplo, escoge un barrio concreto de Madrid para encarnar esa historia de España que esta serie se proponía contar.

Después de escribir este libro, ¿cree que es posible evolucionar hacia un Estado plurinacional?

-Hay una cuestión que me preocupa en la retórica de lo plurinacional, que acabemos aceptando para cada una de esas partes, de esas naciones que se unen para formar la gran nación, el gran país, lo que no estamos aceptando en el conjunto de España. Que haya una construcción nacional en esas naciones que se unen que funcione igual que lo que estamos rechazando para España, aunque en principio lo plurinacional sea mejor que lo uninacional.

La clave es la pluralidad en cada uno de los territorios.

-No yuxtaponer una serie de cuerpos herméticos y homogéneos, sino que cada uno de esos cuerpos que se unen también tienen que entender que ellos mismos son plurinacionales y plurales, y tienen que garantizar las expresiones de esa pluralidad. El nacionalismo catalán, por ejemplo, tiene que asumir que hay una parte de la población catalana que se siente parte de la nación española y que tiene la misma legitimidad que los que se sienten parte de la nación catalana.

Partiendo de esas reservas, ¿cómo cree que la cuestión territorial puede evolucionar si es que esta fórmula de Gobierno prosigue a partir de 2023.

-Para la cuestión territorial vale decir lo mismo que para todas las cuestiones. Hay un problema en España de negativa pertinaz a reformar periódicamente el sistema que está generando que los problemas se multipliquen, se enquisten y se vuelvan irresolubles. Una negativa a revisar el edificio institucional del 78. Yo soy asturiano, de Gijón, y gran parte de la clase alta de Gijón está empadronada en Madrid para no pagar impuestos a pesar de que viva en Gijón. Eso destruye, disgrega y rompe un país tanto como lo puede romper la eclosión de movimientos nacionalistas en algunas de sus partes. Una cosa que tiene que entender también este hipercentralismo madrileño y esta idea nacionalista española es que a un país o a un objeto lo rompes tanto tirando de sus dos extremos como apretándolo muy fuerte. Si lo aprietas muy fuerte va a acabar explotando, y eso es lo que está sucediendo en gran parte con este hipercentralismo madrileño. El ayusismo rompe España tanto como el nacionalismo catalán.

“La España vaciada en gran parte lo está por las energías que Madrid absorbe y su poder de atracción”

“El Estado plurinacional no debe yuxtaponer cuerpos herméticos y homogéneos, ellos mismos son plurales”

“El nacionalismo español debe entender que un país o un objeto lo rompes apretándolo muy fuerte”