El PP es muy crítico con las formas unilaterales y poco dialogadas de Pedro Sánchez para convocar la Conferencia de Presidentes autonómicos de este viernes en Salamanca. La propia presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha confirmado que acudirá a este cónclave, pero no volverá a hacerlo nunca más si no se respeta el reglamento. La paradoja surge cuando al PP no le parece bien que sea un president catalán quien plante a Sánchez y esgrima que ya existen foros bilaterales de diálogo que hay que poner en valor. El alcalde de Madrid y portavoz estatal del PP, José Luis Martínez Almeida, ha dicho este lunes que, si Aragonès no acude a esta reunión, estará ofendiendo la “dignidad” de los españoles y Sánchez debería cancelar la mesa de diálogo bilateral (el 2 de agosto se reunirá la Comisión Bilateral para hablar de infraestructuras e inversiones, y en septiembre se abordará el conflicto político).
Lo que hizo en realidad Almeida fue utilizar este debate para presionar a Sánchez, y para que tensione la mesa de diálogo que es clave para que ERC siga dando estabilidad a su legislatura. Quiere que lance un ultimátum a Aragonès: “Debería decir: o vienes a Salamanca, o no nos sentamos unos días más tarde”, dijo en Onda Cero.
Almeida admitió al mismo tiempo que “poco podemos esperar de la Conferencia de Presidentes si no se ha cumplido el reglamento ni se han producido reuniones preparatorias”. “¿Qué sentido tiene llegar ahí, dar la palabra a Sánchez y cinco minutos a cada presidente autonómico?”, se preguntó, para añadir que es “muy poco operativo”.
En segundo lugar, añadió que, si Pere Aragonès “no se quiere sentar con el resto de presidentes, el Gobierno de la nación no se puede sentar con él en esa mesa bilateral”. “Si no quiere sentarse en la mesa con el resto, el Gobierno de la nación no debería permitir que se siente exclusivamente con ellos”, dijo, con el argumento de que se estaría faltando al “respeto institucional” del “conjunto de los españoles”. “En un ejercicio de dignidad, debería decir: o vienes a Salamanca, o no nos sentamos unos días más tarde”, despachó.
El Gobierno español no ha ido tan lejos y, a sabiendas de que necesita los respaldos de ERC, no ha dado un ultimátum con la mesa de diálogo aunque ha avisado a Aragonès de que, si predica y exige diálogo, debería practicarlo acudiendo a este foro con los presidentes autonómicos.