- Cuando el Estatuto de Autonomía de Gernika pasa la revisión médica, entre sus achaques destaca uno por encima de todos: el Estado no ha llegado a cumplir del todo ese modelo de relación, ya sea porque no ha transferido a las instituciones vascas la gestión de todas las materias que recoge, o porque se han aprobado leyes y decisiones desde el Congreso de los Diputados que invaden el terreno competencial de Euskadi. En ese contexto, el lehendakari volvió a poner ayer sobre la mesa su apuesta, que no implica ruptura, sino un nuevo pacto con el Estado, con mayores garantías. Aboga por imitar un sistema que ya existe en materia económica y que se inspira en la foralidad vasca reconocida legal y constitucionalmente: pide un Concierto Político para que se incluya “un sistema efectivo de garantías para el cumplimiento de lo pactado”. Se trataría de tomar como ejemplo el sistema bilateral y pactado del Concierto Económico que regula las relaciones financieras y fiscales entre ambas partes, y donde ninguna de ellas puede imponer su criterio. Estas reflexiones las está lanzando en puertas de que el PNV abra una ronda de contactos en otoño para retomar el debate parlamentario del nuevo estatus de autogobierno, una idea que el lehendakari respalda.
Urkullu aporta también que se reconozca la singularidad de la nación vasca, y que la ley se pueda cambiar y adaptar a la voluntad popular. Estos criterios los defiende igualmente el PNV, que ha apostado por un estatus para Euskadi y Catalunya que las reconozca como naciones, que instaure una relación bilateral con el Estado y donde haya garantías de cumplimiento de lo pactado.
En la recepción de los cursos de Derecho y Relaciones Internacionales de Gasteiz, Urkullu puso en valor el Concierto Económico por su “carácter de pacto”, porque entronca con los fueros y los derechos históricos, reconoce la capacidad de autogobierno de Euskadi, y no puede ser “modificado unilateralmente”, lo que hace que la negociación sea “imprescindible” porque no es posible “la imposición de una parte sobre la otra”. Añadió “su carácter legal”, la relación “cuasiconfederal entre el Estado y Euskadi y sus territorios forales”, y que “está amparado y forma parte del bloque de constitucionalidad y ha sido respaldado por las instituciones europeas”. Además, “el Concierto significa solidaridad, no implica privilegio alguno, establece una relación de riesgo unilateral para Euskadi”, en referencia a que Euskadi recauda sus propios impuestos y debe apañárselas con esos recursos sin acudir al fondo de liquidez autonómica que sí tienen a su disposición las comunidades de régimen común. Urkullu concluyó con la idea de que el Concierto “afirma la bilateralidad al establecer mecanismos paritarios de coordinación y resolución de conflictos, esto es, un sistema de garantías”.
Urkullu destacó dos premisas en el debate del nuevo estatus: “reconocer la singularidad de la nación vasca y asumir el elemento legitimador de los derechos históricos; y establecer una relación bilateral con el Estado que, desde el reconocimiento mutuo, extienda la experiencia del Concierto Económico a la relación política”. El Concierto Económico lo ve como “modelo de referencia”. “Es un pacto bilateral”, dijo, para apostar por el “pacto, legalidad, solidaridad y bilateralidad”.
Todo este recorrido, Urkullu lo quiere realizar siguiendo el camino de la legalidad. Pero no implica que la legalidad esté grabada en piedra y no se pueda cambiar. De hecho, el lehendakari ha defendido todo este tiempo la percha de los derechos históricos reconocidos en la Constitución y el Estatuto para ampliar el autogobierno, porque pueden ser actualizados y porque aceptar el autogobierno contemplado en el Estatuto de Gernika no supone renuncia alguna. Sin entrar en más detalles, Urkullu dijo ayer que la ley “no es inmutable”. “Se puede cambiar y debe evolucionar adaptándose a las nuevas realidades, porque el respeto a la voluntad popular debe encontrar siempre un cauce de aplicación y entronque en el ordenamiento jurídico”, zanjó, apostando por los “consensos”.
No precisó si se refería a una consulta o a la capacidad de las instituciones vascas de plantear al Congreso un nuevo modelo de relación con el Estado. Antes de ir al Congreso, el PNV ha sugerido una consulta habilitante entre la población vasca para reflejar el apoyo social al estatus y que el Estado negocie. Sería una consulta que se sumaría al referéndum que tiene lugar al final de la reforma estatutaria. En el Estado se está especulando también con un mecanismo de votación para ratificar los acuerdos en Catalunya. Urkullu añadió que el Estatuto está siendo incumplido, y que al Estado “le corresponde leer adecuadamente este nuevo tiempo, asumir la diversidad y las voluntades sociales mayoritarias diferenciadas y plantear un nuevo modelo”. Urkullu mencionó su preocupación por el virus, pidió usar la mascarilla, y planteó una mayor participación en los fondos europeos.