- Ayer echó a andar “el Gobierno de la recuperación”. Se abre una “nueva etapa”. Así lo calificó el presidente español, Pedro Sánchez, quien optó por dar un profundo lavado de cara a su equipo realizando hasta ocho cambios de silla para reactivar un ejecutivo que venía dando muestras de desgaste. Unos cambios que suponen la salida de pesos pesados como la vicepresidenta primera Carmen Calvo, o los ministros José Luis Ábalos, Arancha González Laya, Isabel Celaá y Juan Carlos Campo, y dando mayor protagonismo a su cerebro económico, Nadia Calviño. Mientras Unidas Podemos mantiene su cuota, Sánchez opta por revitalizar a su Ejecutivo sacando del mismo a algunos responsables que han tenido más de una polémica reciente y cuyas gestiones han sido utilizadas por la derecha. No obstante, es sobre todo un cambio en clave interna del PSOE, con muchas caras nuevas para darles proyección con vistas al Congreso de otoño.
El adiós más destacado es el de Calvo, otrora escudo de Sánchez que deja su puesto tras innumerables disputas con el ministerio de Igualdad comandado por Irene Montero, en los últimos tiempos debido a la Ley Trans, pero también antes en la negociación de la coalición. De esta forma, se salvaguarda el pacto con Podemos, que mantiene sus cinco asientos en un gabinete de 22.
En el caso de Arancha González Laya, ministra de Exteriores, el conflicto diplomático con Marruecos es el telón de fondo. El ministro de Transportes, Ábalos, por su parte, mantuvo serios encontronazos por el denominado Delcygate, al igual que Campo por el indulto a los políticos catalanes o por el bloqueo en la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Incluso, releva de su posición a su consejero áulico Iván Redondo -el nuevo jefe de gabinete será Óscar López, pata negra del PSOE-, entregando así de alguna manera su cabeza a Ferraz y poniendo fin de forma efectiva a las disputas que existían entre Redondo y Calvo. Sánchez se quita a ambos de encima. Salen también ministros con poca visibilidad, como Pedro Duque (Ciencia) o José Manuel Rodríguez Uribes (Cultura). La vasca Celaá también se va.
Por el contrario, el presidente mantiene en cartera a Fernando Grande Marlaska, que continúa como ministro de Interior a pesar de que era uno de los principales candidatos a abandonar su puesto por los acercamientos de presos de ETA. Parecida es la maniobra con Miquel Iceta -de Política Territorial a Cultura-, Margarita Robles -sigue en Defensa-, Teresa Ribera -Transición Ecológica- o José Luis Escrivá -continúa en Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y no lo aparta a pesar del desgaste que acumula por las pensiones y con el PNV por el traspaso del Ingreso Mínimo Vital-.
Resulta llamativo el ascenso de Calviño, que seguirá llevando las riendas de la política económica del Ejecutivo en un momento vital en que el Estado emprende camino a su reactivación mediante los fondos europeos. Ejercerá de vicepresidenta primera, con plenos poderes en el ámbito económico y, además, el presidente lanza un guiño hacia Europa, pero además refuerza a una representante de la ortodoxia económica ante Podemos. Por su parte, hay siete nuevas caras: Pilar Llop (Justicia); José Manuel Albares (Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación); Raquel Sánchez (Transportes, Movilidad y Agenda Urbana); Pilar Alegría (Educación); Félix Bolaños (Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática); Isabel Rodríguez (Política Territorial y portavoz) y Diana Morant (Ciencia e Innovación). Cambio de cromos, ya que la estrategia política se mantendrá inalterable.
Sánchez precisamente se aferró a la idea de abrir “una nueva etapa”, más de maquillaje que de hechos, durante su comparecencia. “Una vez superado lo más duro de la pandemia”, el nuevo Gobierno “tendrá como principal tarea consolidar la recuperación económica y la creación de empleo y gestionar la enorme oportunidad que representan los fondos europeos”, señaló, para apuntalar la modernización de la economía española como objetivo. “Desde hoy mismo comienza el Gobierno de la recuperación”, manifestó, que permitirá “aprovechar una oportunidad excepcional de poner en pie una España mejor”. Una recuperación que será “justa, social, digital, verde y feminista”. Para ello, Sánchez aboga por “un recambio generacional”, ya que la edad media será de 50 años, frente a los 55 años del Ejecutivo anterior y “refuerza, aún más, la presencia de mujeres, que pasa del 54% al 63%, lo que convierte de nuevo a nuestro país en referente en la paridad de género”.
Otro de los principales valores que esgrimió es la “cercanía”, personificada a su juicio en tres mujeres que tienen alcaldías en su currículum: Isabel Rodríguez, Diana Morant y Raquel Sánchez.“Se incorporan perfiles procedentes de la acción municipal, la política de proximidad, con trayectorias de éxito en la gestión”, aseveraron desde Moncloa. Cuando aún faltan 30 meses para completar la legislatura, Sánchez da un barniz cosmético a su acción. Abre “un nuevo tiempo”, cita, donde también se refuerza a sí mismo en el Ejecutivo. Los ministros tomarán posesión el lunes y su primer Consejo de Ministros será el martes para echar a rodar.
“Será un Gobierno para aprovechar una oportunidad excepcional de poner en pie una España mejor”
Presidente del Gobierno español