- Tras las primeras soflamas que, con el recuento electoral aún caliente, lanzaron en la noche del domingo los dos partidos punteros del soberanismo catalán, ERC y JxCat, en favor de la república catalana, el referéndum y la amnistía de los presos del 1-O, ayer surgieron las primeras fricciones de cara a armar un nuevo Govern de perfil independentista. En los primeros compases tras el veredicto de las urnas, donde el PSC se impuso en número de votos y empató a 33 escaños con ERC -JxCat obtuvo 32 parlamentarios en lo que interpretó como un “empate técnico” con el partido de Oriol Junqueras-, la principal diferencia estriba en la inclusión o no de En Comú Podem en un futuro Ejecutivo junto a los propios ERC, Junts y la CUP.
Este criterio divergente obedece a la idiosincrasia de cada formación política, más partidaria de acuerdos amplios que miren también a la izquierda en el caso de ERC, y para no quedar encajonada de paso entre JxCat y la CUP; y la vía netamente independentista por la que aboga la Junts que auspicia Carles Puigdemont desde Waterloo. Las dos opciones superan de forma amplia la mayoría absoluta.
Así lo verbalizaron ayer dirigentes de ambas formaciones, empezando por el presidente de ERC, Oriol Junqueras, que insistió en propugnar la fórmula de la “vía amplia” que su partido ha enarbolado durante toda la campaña, una “mayoría lo más amplia posible” que sea favorable a “la amnistía y la autodeterminación” y que incluya, por tanto, a JxCat, la CUP y los comunes. Por este motivo, Junqueras pidió a estas formaciones “anteponer los intereses de la sociedad a los de partido”.
En lo que a la presencia de la coalición morada se refiere, JxCat enarboló un discurso opuesto y su secretario general, Jordi Sànchez, emplazó a ERC a liderar un acuerdo de legislatura “prioritario y único” entre estos dos partidos y la CUP, sin contar con los comunes, ya que su apuesta es exclusiva por un Govern “independentista”. En una rueda de prensa, reconoció la victoria de Esquerra dentro del bloque soberanista y felicitó al candidato republicano a la presidencia de la Generalitat, Pere Aragonès, al que instó a “tomar la iniciativa” y hacer “las propuestas necesarias para lograr la mayoría independentista que debe soportar la legislatura”. Para Junts, el acuerdo debe ser “prioritario y único con ERC y CUP”, un pacto “amplio de legislatura” que excluya a los comunes, sin perjuicio de que esta formación puedan sumarse a algunas cuestiones puntuales durante el próximo cuatrienio.
Este escenario embrionario de la futura gobernabilidad en Catalunya se sostiene, por tanto, sobre dos pilares: el rechazo absoluto de ERC a explorar la vía del acuerdo con el PSC, primera formación en número de votos; y la asunción por parte de JxCat de que ERC es ahora quien debe llevar la iniciativa -en la pasada legislatura Junts le superaba en dos escaños-. Respecto a la primera cuestión, Junqueras afirmó que un Govern entre ERC y el PSC es “imposible” porque ambos son “los partidos políticos más antagónicos de Catalunya”. En TV3, denunció que el PSC “representa a una monarquía corrupta y decadente”, tiene “un larguísimo historial de corrupción” y “ha aplaudido repetidamente la cárcel de los presos políticos y el exilio de los exiliados”.
En cuanto a la preeminencia de los republicanos, la cabeza de lista de JxCat, Laura Borràs, aseguró que su formación no tiene “ningún inconveniente” en respaldar al candidato de ERC, Pere Aragonès, como president de la Generalitat. También en TV3, dijo que “somos escrupulosamente obedientes con el mandato de las urnas, lo hemos dicho siempre, y por lo tanto ERC tiene un escaño más que JxCat y le corresponde afrontar esta negociación”.
Preguntada sobre si Junts no estaría en una “ecuación” de ERC con los comunes, Borràs indicó que “son otras las formaciones que ya han dicho que harían un veto a JxCat”, mientras que, reiteró, el “mandato de las urnas es extraordinariamente claro” en dirección a “sumar hacia la independencia”. Efectivamente, En Comú Podem apostó en la misma noche electoral por sumar con ERC y el PSC para formar un Govern netamente de izquierda. Pese a parecer ahora mismo una vía improbable, cabe recordar que el candidato republicano, Pere Aragonès, no firmó personalmente -su partido sí lo hizo- el acuerdo de los soberanistas en campaña por el que se comprometían a no pactar con el PSC.
En este complejo sudoku postelectoral de vetos cruzados, la CUP, aunque apostó por un Govern independentista y se mostró dispuesta a avalarlo o entrar incluso en el mismo, no ocultó sus reticencias a compartir espacio con JxCat. Y es que, según su lectura, el resultado de las urnas apunta a ensayar “un proyecto más a la izquierda” que el llevado a cabo hasta la fecha, eso sí, sin el PSC.
“ERC tiene un escaño más que JxCat y le corresponde afrontar esta negociación”
Candidata de JxCat