El candidato de Cs a la Presidencia de la Generalitat, Carlos Carrizosa, ha afirmado que Cs no ha sabido movilizar al electorado constitucionalista como hubiera querido para el 14F y que seguirán trabajando en el Parlament "desde la moderación y la capacidad de pacto".
En su intervención para valorar los resultados del 14F, ha insistido en que el partido seguirá "haciendo lo mismo que ha hecho desde el año 2006: defender al constitucionalismo desde el centro, y con absoluta firmeza en la lucha por las libertades en Cataluña y la democracia".
Para Carrizosa, es una mala noticia el aumento de escaños de los partidos independentistas, que considera que no representa a la mayoría de la sociedad catalana: "No tienen esa mayoría social, pero sí que van a tener una mayoría más amplia en el Parlament".
Sexta parte de su representación
La formación naranja, que ha cosechado incluso menos votos de los que pronosticaban las encuestas, se ha quedado con una sexta parte de su representación parlamentaria en la comunidad autónoma donde hasta ahora tenía más escaños.
En esta nueva legislatura, Ciudadanos contará con cinco diputados por la provincia de Barcelona, frente a los 24 de 2017, y uno por Tarragona, frente a los seis que tenía antes. Además, ya no tendrá representación por Girona ni por Lleida, donde tenía cuatro y tres diputados, respectivamente.
Con los resultados de este domingo, Cs se sitúa por debajo de las cifras registradas en 2012, cuando obtuvo nueve escaños en el Parlament con el 7,57% de los votos, y muy lejos de los 25 diputados y el 17,9% de 2015, y, sobre todo, del gran éxito de 2017, cuando ganó las eleecciones con casi 1.110.000 votos (el 25,35%) y 36 diputados.
Lo ocurrido este 14-F no solo es un fracaso para el candidato de Cs a la Generalitat, Carlos Carrizosa, sino también para Arrimadas, que se volcó en la campaña electoral y que ve cómo el partido no es capaz de remontar tras los malos resultados de las generales del 10 de noviembre de 2019.
Giro estratégico de Arrimadas
Entonces se quedaron con solo diez diputados en el Congreso, frente a los 57 que lograron en abril. Pero el hundimiento fue especialmente significativo en Cataluña, donde se dejaron más de 260.000 votantes respecto a los comicios generales de abril, pasaron de un 11,5% de los votos a un 5,6% y perdieron tres de sus cinco diputados en las circunscripciones catalanas.
Hasta la convocatoria de noviembre de 2019, en las sucesivas elecciones generales Ciudadanos había conseguido mantener los cinco diputados por Catalunya que obtuvo en 2015, cuando entró en el Congreso por primera vez, aunque su porcentaje de voto fue oscilando. Del 13,05% registrado en 2015 bajó a un 10,94% en 2016 y en abril de 2019 subió ligeramente, hasta el 11,56%, porcentajes todos por encima del que ha anotado en las autonómicas de este domingo.
Tras el golpe del 10-N, Arrimadas dejó atrás la estrategia de su predecesor, Albert Rivera, y dio un giro radical aprovechando el contexto de la pandemia del coronavirus. Apostó por la "política útil", intentando transmitir a los electores que el espacio político de Cs es el centro y que desde ahí puede pactar con partidos a su izquierda y a su derecha.
Con este ánimo, durante el último año Ciudadanos ha forjado acuerdos presupuestarios y consensuado medidas contra la crisis del Covid-19 en distintas comunidades autónomas y municipios, y en el Congreso ha alcanzado acuerdos con el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos y negociado las cuentas públicas.
Sin embargo, acabó votando en contra de los Presupuestos al ver que el presidente Pedro Sánchez quería que éstos tuvieran el apoyo de Esquerra y de EH Bildu. Finalmente, Arrimadas no consiguió alejar al Ejecutivo de sus socios independentistas, como se había propuesto después de que parte de los votantes de Cs culparan a Rivera de no haber evitado un gobierno del PSOE con Podemos respaldado por los nacionalistas.
Intento frustrado de coalición
Previendo que las elecciones de este domingo iban a ser complicadas, Arrimadas propuso a principios del año pasado al PP y al PSOE presentarse en una candidatura unitaria a los comicios en Galicia, País Vasco y Cataluña para, según dijo, sumar fuerzas frente a los partidos nacionalistas. Después, la dirección de la formación naranja apartó a Lorena Roldán, que había sido elegida en primarias como candidata a la Generalitat, y la sustituyó por Carrizosa.
Pero a los socialistas nunca les interesó una posible alianza y los 'populares' solo la aceptaron para las elecciones vascas del pasado 12 de julio. Esto le sirvió a Cs para entrar por primera vez en el Parlamento vasco --con dos de los seis escaños de la coalición PP+Cs--, pero en Galicia volvió a quedarse sin representación al obtener solo un 0,75% de los votos.
De 3 a 36 diputados en 11 años
La primera vez que Ciudadanos se presentó a unas elecciones autonómicas en Cataluña fue en 2006, logrando entrar en el Parlament con el 3% de los votos y tres diputados por Barcelona. Cuatro años después, en los comicios de 2010, su apoyo electoral aumentó unas décimas respecto a los anteriores y pudo mantener los tres escaños.
En las elecciones anticipadas de 2012, las últimas a las que Rivera se presentó como candidato en Cataluña, Cs multiplicó por tres su representación parlamentaria --nueve diputados-- al subir del 3,4% al 7,5% de los votos. Poco antes, el presidente autonómico, Artur Mas, había prometido convocar una consulta para que los catalanes decidieran si querían constituir un Estado propio.
El primer gran éxito de Cs en las urnas llegó el 27 de septiembre de 2015, cuando, ya con Inés Arrimadas como candidata a la Generalitat, se hizo con el 17,9% de los votos y 25 escaños, de nuevo casi triplicando el número de diputados en el Parlament.
El electorado no nacionalista, que había comprobado que sus gobernantes iban en serio con el proceso soberanista --en 2014 se había celebrado la consulta ilegal del 9 de noviembre--, aupó a Arrimadas y la convirtió en líder de la oposición.
Ciudadanos pasó de ser la sexta fuerza política en Cataluya a colocarse en segunda posición, por detrás de Junts pel Sí, la coalición independentista formada por la antigua Convergència y Esquerra, y por primera vez adelantó en votos y escaños a los otros dos partidos constitucionalistas, el PSC y el PP.
Victoria de 2017
Pero la mayor hazaña de Cs en su tierra de origen se produjo en las elecciones del 21 de diciembre 2017, celebradas en un clima de gran polarización y movilización electoral tras el referéndum del 1 de octubre promovido por la Generalitat y la posterior declaración unilateral de independencia.
Ciudadanos, que se había opuesto con firmeza al "golpe a la democracia" que, a su juicio, habían dado los gobernantes catalanes, se convirtió en la candidatura más votada. Logró aglutinar a gran parte del electorado no nacionalista, que le dio casi 1.110.000 votos --unos 370.000 más que en 2015--, un 25,35% de apoyo y 36 escaños.
Una victoria agridulce que no le sirvió para gobernar, ya que los partidos no nacionalistas no alcanzaban la mayoría que sí sumaban los independentistas, por lo que Arrimadas no pudo presidir la Generalitat y finalmente el candidato investido por el Parlament fue Quim Torra (JxCat).