- Amable e incisiva, recuerda que el Gobierno está saliendo adelante “gracias a partidos nacionalistas, con una sensibilidad altísima hacia el autogobierno, que clamaban por recuperar sus competencias”. Para Verónica Fumanal, la cogobernanza es una de las claves del momento: quita responsabilidades al Ejecutivo bajo el argumento del estado de las autonomías y el reparto de competencias, y a su vez “responde a la petición” de estos socios.
¿Dónde pondría el acento político en estos 12 últimos meses?
-Si yo tuviera que ponerle un titular a este año, sería que la pandemia no se lleva por delante al Gobierno. Hemos visto cómo en Europa en los sitios donde ha habido elecciones los gobiernos han salido muy fortalecidos, bajo esa teoría que dice que en momentos de dificultad y de crisis existe un voto más conservador que no cambia de dirección. A pesar de sufrir una pandemia espectacular, y una segunda ola también muy cuestionada, en las encuestas no se percibe un desgaste significativo del Gobierno. El hecho de que además se vayan a aprobar los Presupuestos con la misma mayoría que en enero hace que el primer Ejecutivo de coalición salga muy fortalecido.
Extremar la crítica casi genera en la derecha un efecto boomerang.
-Hay muchísimos estudios de psicología social sobre la efectividad de la crítica en la persuasión. La crítica es eficaz hasta llegar a un punto donde se vuelve inverosímil. En ese momento cae toda su credibilidad. ¿Existe un público dispuesto a escuchar críticas exacerbadas y que no responden a la realidad y la deforman? Por supuesto. En España tenemos por ejemplo a Vox con un 15% del electorado, pero afortunadamente a día de hoy no es un público mayoritario. Nadie espera a Vox gobernando, por lo que se puede permitir hacer esa crítica llevada al esperpento que al final pierde ese pie con la realidad. Pero el PP no se puede permitir ese tipo de estrategia, porque le resta credibilidad como partido del Gobierno. Creo que se han dado cuenta. Desde que Pablo Casado hizo un discurso claramente diferenciador con Vox, le está yendo mucho mejor, y es más, le está achicando el hueco a Ciudadanos, que ha tenido en el último momento que correr a virar la estrategia con el tema de la lengua y los Presupuestos.
¿La pandemia cambia la comunicación política?
-En momentos tan excepcionales lo que no se puede hacer es martillear la realidad a través de una estrategia de marketing para adaptarla al relato que a uno le vaya bien. ¿Cuál era el marco que al Gobierno le venía bien en junio? Salimos más fuertes . ¿Esa campaña fue adecuada? No, fue altamente inadecuada, porque no correspondía con la realidad, y nos invitaba a dejar de tener una conducta más precavida. Eso ha provocado que la segunda ola se adelantara en España a finales de agosto, cosa que en el resto de Europa no. Ese marco ha desacreditado al Gobierno en cuanto a su capacidad de predicción. En momentos donde la realidad es tan dura y tan tozuda, uno no puede intentar estrategias de manipulación o relatos que no tengan mucho que ver con lo que está pasando y con lo que siente la opinión pública, porque eso es contraproducente.
¿Fernando Simón es un portavoz quemado?
-Sí, ya hace tiempo que sí. Creo que el verano hubiera sido un buen momento para hacer un recambio.
Es llamativo que esto no se tenga en consideración.
-Se puede considerar que como es un elemento ya desgastado no tiene coste para el Gobierno y que es un fusible que en cualquier momento te lo puedes cargar. Pero imagínese que lo cambian y pasado mañana hay otro fallo de predicción muy gordo. Pues estás quemando a otro.
“La crítica es eficaz hasta llegar a un punto donde se vuelve inverosímil, y cae toda su credibilidad”