- El portazo que dio a Mariano Rajoy en otoño de 2015 marcó el perfil de Cayetana Álvarez de Toledo como verso suelto en el PP, papel que no ha abandonado nunca, ni siquiera cuando se ha erigido en el rostro más visible del partido como portavoz en el Congreso durante el último año tras ser rescatada por Pablo Casado en una de sus apuestas más osadas. Diputada desde 2008, su profundo desencuentro con Rajoy, al que consideraba blando con el independentismo catalán, la llevó a convertirse en una de sus críticas más feroces y a admitir que había llegado a votar a Ciudadanos, partido con el que ya entonces abogaba por fusionarse.
Ligada a FAES y, huelga decirlo, protegida del expresidente José María Aznar, Álvarez de Toledo es reivindicada por el sector más duro del PP, aquel que alaba su discurso pausado, en apariencia culto, pero que lanza las cargas de profundidad más hirientes. De esa época data uno de sus mayores hitos mediáticos, cuando, en enero de 2016 y en desacuerdo con la Cabalgata de Reyes organizada por el Ayuntamiento de Madrid, escribió en Twitter: "No te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena. Jamás". Nacida en 1974 en Madrid de padre francés y madre argentina, no fue hasta 2008 cuando adquirió la nacionalidad española. Tras fallecer su padre en 2012 en París, adquirió el título de marquesa de Casa Fuerte, y su estrecha vinculación con la aristocracia no ha sido ajena al debate político. Es el caso del serio encontronazo que protagonizó con el vicepresidente segundo y líder de Podemos, Pablo Iglesias, en un debate en el Congreso. Después de que este se refiriera a ella repetidamente como "marquesa", la portavoz le acusó de ser "hijo de un terrorista". Pero no es su única salida de tono en estos meses: ironizó sobre decir "sí hasta el final" para dar el consentimiento sexual, llamó "senil" a Carmena y criticó el "derroche sentimental" por la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba. También llamó la atención su defensa de un "feminismo amazónico". Ahora que la estrategia de confrontar con Vox se ha dejado de lado, no ha tardado ni un segundo en recoger el látigo.