ómo será el mundo del mañana? ¿Cómo fijar unas líneas de reflexión estratégica que dibujen, a modo de brújula social, qué camino seguir? En medio de la conmoción social que vivimos solo la confianza en el próximo futuro puede servir para que el motor social no se gripe. No conocemos el futuro, solo sabemos que no se parecerá al presente. La gran pregunta que nos interpela a todos como ciudadanos es cómo debemos gestionar esta incertidumbre.

Todavía en medio de los terribles embates de esta pandemia asistimos a una especie de carrera por la predicción intentando dibujar ya el mundo del mañana y los cambios sociales que están por llegar. ¿Asistiremos a un cambio de época?; ¿qué nuevos desafíos se abre en el contexto de la compleja geopolítica mundial? Tantos y tantos interrogantes sin respuesta agudizan nuestra suma de incertezas. Nuestro tiempo ha cambiado. Una experiencia social y política así, tan extremada, además de inesperada, no se olvida en una generación.

Esta triple crisis -sanitaria, económica y social, a la que se suma la dimensión climático-ambiental, algo opacada ahora pero que debe ser atendida sin dilación- debe ayudarnos a reflexionar sobre ello: lo complejo es que vamos a tener que actuar y reflexionar de forma casi sincrónica, porque el contexto post pandemia va a ser muy duro, catártico en lo económico y en lo social, y este reto exige grandes acuerdos, grandes consensos políticos y sociales. ¿Estamos preparados para ello?

Su impacto va a ser enorme en ámbitos troncales de nuestra sociedad porque, partiendo de su afección a la salud y a la economía, proyecta sus efectos sobre todo nuestro andamiaje social; por ello es todavía pronto para extraer derivadas claras en términos de lecciones; me atrevería a señalar que los momentos que ahora estamos viviendo pueden acabar incidiendo de forma positiva en un replanteamiento de la socialización; probablemente, esta crisis va a poner en marcha una reorganización social y va a demostrar de forma nítida que las reagrupaciones narcisistas no bastan para formar una sociedad solidaria.

Desde Gipuzkoa e impulsado por la Fundación Kutxa/Kutxa Fundazioa con la colaboración de Globernance ha nacido el proyecto “Eta orain, zer”, diseñado como un espacio abierto, accesible, centrado en la reflexión y en la articulación de la acción colectiva de personas y organizaciones de nuestra sociedad civil que nos ayude a comprender el alcance y las derivadas de la emergencia actual y a repensar la sociedad que debemos construir entre todos.

Por todo ello merece la pena poner el acento en lo local, partir de abajo a arriba, poner a la persona, a nosotros los ciudadanos, en el centro del debate. Una de las mejores reflexiones que nos dejó Jean Monnet, unos de los padres del proyecto europeo, merece la pena ser rescatada hoy: nada es posible sin las personas; nada subsiste sin las instituciones.

En este contexto social, la finalidad de la iniciativa “Eta orain, zer” no es otra que encauzar el camino del decir al hacer, el que va de las palabras a los hechos: promover diálogos, conversaciones, debates - todos ellos inicialmente virtuales y a los que cabe acceder en abierto y de forma sencilla- de la mano de personas expertas que aborden temáticas relevantes y, a su vez, impulsar comunidades de trabajo orientadas a profundizar en las lecciones aprendidas de la crisis y proponer respuestas concretas.

La gran cuestión que cabe plantear es si resulta viable, posible, gestionar esta crisis de proporciones tectónicas y al mismo tiempo construir el futuro; desde la humildad no impostada solo cabe decir que nadie sabemos a ciencia cierta hasta dónde llegará la transformación social que nos espera. Por eso tal vez la primera propuesta sobre la que cabría ponerse a trabajar es identificar cómo deberíamos tratar de moldear nuestro futuro. Esto requiere una rebelión cívica anclada en la solidaridad, en la responsabilidad social; exige reforzar nuestra pujanza como sociedad civil cohesionada. No dejemos que las potentes inercias del pasado nos atrapen, seamos reactivos, innovemos, impulsemos y arropemos en un nuevo auzolan social iniciativas en las que podamos ser útiles. Conquistemos, civilicemos nuestro futuro. Está en nuestras manos.