- Tras aprobar la prolongación del estado de alarma hasta el 26 de abril, Pedro Sánchez realizó ayer un anuncio a la ciudadanía repleto de novedades y matices con un discurso en el que abordó casi todos los aspectos que está acarreando la crisis sanitaria, social y económica del covid-19. Así, de las palabras del presidente del Gobierno se deduce que el confinamiento se prolongará también a lo largo del mes de mayo y que la vuelta a la normalidad será progresiva, en un proceso gradual en el que las medidas extraordinarias podrían ir rebajándose o flexibilizándose en función de los datos que arroje la epidemia y los criterios científicos.
Lo que es ya una certeza es que el estado de alarma seguirá vigente hasta el día 26 y que la semana que viene, sin ir más lejos, se reanudará la marcha de la economía en la medida de lo posible. Esto es, que la medida más extrema del confinamiento -la paralización total de las empresas que entró en vigor el pasado domingo- se revierte a partir del día 10.
Respecto a lo que ocurrirá en las próximas semanas, Sánchez adelantó en su discurso que, aunque prevé prorrogar el estado de alarma más allá del 25 de abril, el confinamiento no será igual que el de ahora. Aunque evitó concretar en qué aspectos cambiará, si confió en que la sociedad pueda recuperar "algo" de vida personal, económica y social. "Vendrán más días. Pero serán distintos, empezaremos a recorrer ese pasillo, a hacer esa transición y a recuperar algo de nuestra vida", afirmó. Sin precisar en exceso, el jefe del Ejecutivo español se refirió a un plan para la "desescalada", cuando baje la curva de contagios, que estaría ya preparando un grupo de epidemiólogos y científicos y que podría permitir a la ciudadanía "algunos espacios de relación social".
En el ámbito político, Pedro Sánchez es consciente de que la prórroga debe pasar de nuevo el trámite parlamentario y le gustaría volver a hacerlo por unanimidad, con el respaldo de todos los grupos de la oposición. "Es muy importante rendir cuentas al Congreso de los Diputados", insistió. En esta nueva estrategia de buscar una colaboración política e institucional lo más amplia posible -después de las críticas recibidas desde la oposición en los últimos días por la unilateralidad en la toma de decisiones-, el líder socialista contactó ayer por la mañana con el lehendakari Iñigo Urkullu para anunciarle su decisión de demorar el estado de alarma. Este contacto se produce dos días más tarde de que ambos mandatarios hablaran por teléfono para destensar las relaciones, que se habían enrarecido tras la proclamación por sorpresa la semana pasada del decreto de cese de la economía.
Sánchez también informó ayer de sus intenciones al portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban. Los jeltzales decidirán mañana mismo la postura a adoptar en el pleno en el que se votarán las nuevas medidas.
Respecto a las medidas ya vigentes, el parón total en la actividad laboral -motivo de enfado en el Gobierno vasco, que negoció su flexibilización para poder continuar la producción en determinadas compañías de la industria de Euskadi- decaerá la próxima semana. Moncloa no ve necesario alargar la restricción más dura que ha tomado hasta la fecha, por lo que el sábado día 11 ya podrá retomarse la actividad en diversos sectores de la economía, siempre priorizando el teletrabajo en la medida de lo posible. En la CAV, se da por hecho que la reanudación comenzará el martes 14, tras los festivos de la Semana Santa.
"Prorrogamos el estado de alarma, pero no las medidas extraordinarias que aprobamos aprovechando los días festivos de la Semana Santa", adelantó ayer Sánchez sobre este permiso retribuido, que sin embargo los trabajadores deberán devolver en jornadas u horas extra. Según argumentó el presidente, estas medidas de "hibernación" de los trabajos no esenciales fueron "necesarias para contribuir al control de la epidemia según las opiniones de todos los expertos", pero no serán necesarias una vez termine la Semana Santa.
Otro de los puntos en discordia y sobre el que se esperaba que el Ejecutivo arrojara ayer algo de luz es el del uso de las mascarillas y su suministro. Sin embargo, Pedro Sánchez no concretó gran cosa al respecto y tampoco confirmó si, tal y como se viene especulando en los últimos días, las autoridades recomendarán su uso generalizado entre los ciudadanos para salir a las calles. El presidente del Gobierno sí se comprometió a garantizar la provisión de esta protección, así como de los geles desinfectantes, y controlará su precio para facilitar su compra.
Por otra parte, Pedro Sánchez avanzó que España deberá afrontar una "reconstrucción" profunda del país una vez que finalice una emergencia sanitaria que ha llevado al Estado a "una encrucijada histórica". En la línea de lo ya expresado por José Luis Ábalos en los últimos días, el presidente del Gobierno apeló a la unidad política para trabajar en unos nuevos Pactos de la Moncloa, como los que se impulsaron en 1977 para hacer frente a las adversidades económicas de entonces.
En ese sentido, Sánchez explicó que una vez que se supere la epidemia deberá llegar un "relanzamiento del sistema productivo". Por el momento, los esfuerzos del Gobierno están centrados en "amortiguar el bestial impacto económico y social sin precedentes de la emergencia proporcionando ayudas y políticas de renta a las familias afectadas y soporte a las empresas".
"Los días serán distintos, empezaremos a recorrer esa transición y a recuperar algo de nuestra vida"
"Estamos centrados en amortiguar el bestial impacto social y económico"
pedro sánchez. Presidente del Gobierno.