Barcelona - La composición de la delegación catalana en la mesa de diálogo entre gobiernos ha suscitado recelos en las filas socialistas, y también entre los comunes, a buen seguro porque varias de las personas que la conforman son fieles a los postulados de Carles Puigdemont. Quim Torra ha situado en ella a Josep Rius, que fue jefe de gabinete del expresident, y a Elsa Artadi, que fue su mano derecha en la elaboración de la candidatura del 21-D y ocupó la cartera de Presidencia. El Jefe del Govern, para quien en ese foro deberían estar presentes el propio Puigdemont, Oriol Junqueras y Jordi Sànchez, ha pactado la nómina de representantes con su vicepresident, el republicano Pere Aragonès, que le acompañará también junto a los consellers Jordi Puigneró y Alfred Bosch y los diputados Marta Vilalta y Josep Maria Jové. Las reticencias desde Moncloa provocaron ayer que tanto JxCat como ERC unieran esta vez sus fuerzas para manifestar al unísono que la relación de nombres soberanistas “tiene legitimidad, es inclusiva, representativa, genera confianza y consenso”, según expuso la portavoz de Esquerra, Marta Vilalta. “Son los perfiles adecuados para intentar aprovechar esta oportunidad de diálogo”, añadió el portavoz parlamentario de JxCat, Eduard Pujol. Pero los socialistas censuran que acudan personas ajenas al Govern y lo atribuyen a disputas internas del independentismo.

Así lo recordó la vicepresidenta de Economía, Nadia Calviño. “Lo correcto es que en una mesa entre gobiernos, los representantes formen parte de los gobiernos”, afirmó. Más prudente fue Iglesias, para quien el Ejecutivo español no puede decidir quiénes son los interlocutores de la otra parte ni puede “vetar” a nadie.

También la dirigente del PSC Eva Granados se mostró “decepcionada” por una composición que incluye a personas ajenas al Govern, en su opinión, pensando más en contentar a las diferentes familias del independentismo. “El Gobierno se toma más en serio la negociación que el Govern”, valoró. En este contexto, la diputada de los comunes Susana Segovia reclamó a posconvergentes y republicanos que no usen la mesa en clave de intereses de partido y electorales: “Se ha limitado al 47 % de la población, en vez de ir a los consensos del 80 %”.

Desde JxCat advirtieron a Moncloa que “no le queda otra que respetar la decisión” de Torra. “Faltaría más que después de todas las barbaridades que hemos tenido que aguantar los últimos años desde el Gobierno español, encima nos tengan que decir quién se debe sentar y quién no”, consideró Pujol. JxCat cree que la “fotografía” de la mesa “es una demostración más de la falta de derechos y libertades, de la extraordinaria anormalidad en la que estamos desde el 1-O”.