MADRID - El PNV nunca vio con buenos ojos la tendencia de la derecha española, que ha respondido tradicionalmente a crímenes con impacto social tirando de reformas puntuales del Código Penal para responder a los titulares de prensa. Se le llamó populismo punitivo y, salvando las distancias, cree que podría estar produciéndose algo parecido con el nuevo Gobierno español de Pedro Sánchez, liderado por los socialistas y Unidas Podemos. El portavoz jeltzale en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, lleva días criticando que el PSOE lance periódicamente "globos sonda" con distintas ideas para el Código Penal, sin una visión conjunta de la reforma, y sin consultarlo de manera previa con sus socios de la investidura. La última idea ha sido castigar la apología del franquismo, una propuesta que moviliza mucho al electorado de izquierdas y permite marcar perfil a Sánchez tras la exhumación de Franco. El PNV cree que hay que analizarla con mucho cuidado, porque habrá que hilar fino para dar con una redacción que no se aplique de manera extensiva ni se interprete como un límite para la libertad de expresión. También cree que, en todo caso, llegaría tarde, y que este voluntarismo contrasta con el retraso a la hora de retirar las alusiones a la dictadura del callejero, o con los honores de Estado en la exhumación de Franco.
En Onda Vasca, Esteban criticó los "anuncios deslavazados" del PSOE sobre una hipotética reforma del Código Penal y, como criterio general, consideró "muy negativo andar con globos sonda". "Hay que centrar la modificación que se pretende, fijarla, discutirla con los principales socios y después anunciarla", defendió. Pidió tener una visión de conjunto, y no decir un día que se va a suavizar el delito de sedición, al siguiente que se va a convertir en delito la apología del franquismo, y después darse cuenta de que la reforma de la ley Mordaza también exigirá retocar el Código Penal. Sobre el delito de la apología del franquismo, dijo que, en todo caso, debería haberse planteado hace años porque ahora se convierte en "una tirita para una herida" que lleva décadas abierta entre las víctimas. Aun así, aclaró que hay que tener cuidado porque es difícil buscar una definición que no se interprete como límite a la libertad de expresión en general. Pidió cogerlo "con pinzas" y estudiarlo bien. En cualquier caso, se tomó como un "chiste" el anuncio cuando ni siquiera se ha cumplido la Ley de Memoria en la retirada de los nombres franquistas del callejero.
Esteban no es nada sospechoso de manejarse con tibieza contra el franquismo o contra la ultraderecha y, de hecho, fue el precursor de la idea del frente contra Vox en la campaña electoral al negarle el saludo a uno de sus portavoces. Lo que hizo fue poner voz a una duda que corre como la pólvora en ámbitos jurídicos. La idea de penalizar la apología del franquismo ha generado un intenso debate por formar parte de los delitos de opinión, un terreno delicado que puede ser la puerta de atrás para penalizar todo tipo de expresiones. Sectores de la derecha han pedido también penalizar los recibimientos a los presos a la salida de la cárcel, u otro tipo de manifestaciones. El límite de esas expresiones es el delito de odio o la incitación directa a la violencia.
El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, no descartó ayer una reforma en el Código Penal que toque el delito de sedición, aunque evitó concretar y, vigilado estrechamente por el PP y Vox, negó que responda a un "compromiso con un partido", en alusión a ERC."¿Alguien tiene duda de que hay que darle una vuelta a ese tipo de delitos?", se preguntó en Comisión de Justicia.