madrid - Los pitos al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, los aplausos a los Reyes y a Vox, y la voz de la soprano Ainhoa Arteta entonando La muerte no es el final, además del incidente del paracaidista que portaba la bandera de España, fueron los protagonistas del desfile que recorrió en la mañana de ayer el centro de Madrid con motivo del Día de la Fiesta Nacional.
Así, Pedro Sánchez fue uno de los protagonistas involuntarios de la jornada al ser recibido con los abucheos y pitos del público, igual que ya sucediera el año pasado.
Los ciudadanos situados en las zonas más próximas a las tribunas de autoridades -en una zona a la que se accedía con invitación- manifestaron su rechazo al presidente en funciones con gritos de ‘fuera, fuera’ e incluso algún insulto, pese a que no fue anunciado en ningún momento por megafonía.
Pese al accidente del paracaidista, el desfile continuó según lo previsto y la bandera nacional fue izada para rendir honores a los caídos por España, que culminó con una pasada de la Patrulla Águila. En esta edición la soprano Arteta fue la encargada de entonar La muerte no es el final.
En la parada militar desfilaron unos 4.200 efectivos de los Ejércitos y la Armada, así como de la Guardia Civil, Policía Nacional, Protección Civil y Salvamento Marítimo, además de 76 aeronaves y más de 150 vehículos.
El acto estuvo presidido por los Reyes -Felipe ataviado con el uniforme de Capitán General de la Armada- acompañados por sus hijas Leonor y Sofía. También asistió el Gobierno al completo y las principales autoridades civiles y militares del Estado.
sin urkullu, torra ni iglesias La representación de los partidos políticos corrió a cargo de los líderes de cada formación -Casado del PP, Rivera de Ciudadanos y Abascal de Vox-. Un año más, se produjo la ausencia del lehendakari Urkullu así como la del president catalán Torra y el presidente de Podemos, Pablo Iglesias, que delegó la representación en los dirigentes morados Elizo y Guijarro.
El Gobierno, con su presidente en funciones a la cabeza, Pedro Sánchez, y los representantes de los principales partidos de la oposición apelaron ayer durante la conmemoración de la Fiesta Nacional a acatar la sentencia del procès y eludieron comentar su filtración.
Una recepción marcada por la inminencia de esa sentencia y que hizo que entre los casi 1.300 invitados, los más buscados por los periodistas para las habituales conversaciones informales fueran protagonistas de la misma como el presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Manuel Marchena.
Precisamente, la sentencia del procès opacó los comentarios sobre la cita electoral del próximo 10 de noviembre, aunque a ello se refirieron también invitados como Sánchez. El jefe del Gobierno en funciones se mostró convencido de que el PSOE mejorará los resultados que vaticinan las encuestas y de que el PP no remontará, una opinión que contrasta con la expresada por Pablo Casado al augurar éste que su partido está ya por encima de los 100 escaños y que, “sin triunfalismos”, tiene posibilidades reales de ganar los comicios.
Una de las novedades de la recepción fue el estreno de Vox, representado por sus principales dirigentes: Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio y Javier Ortega Smith.
Después de que el pasado año el besamanos estuviera marcado por el malentendido de protocolo en el que se vio envuelto Pedro Sánchez y su esposa, Begoña Gómez, el tránsito de los invitados por el Salón del Trono discurrió con normalidad.
Personalidades del ámbito económico, social, cultural y religioso completaron el repertorio de invitados, que degustaron un vino español en el comedor de gala del palacio con la que se completó la recepción. - Efe/E.P.
La anécdota. El desfile del Día de la Fiesta Nacional comenzó de una forma un poco accidentada cuando el paracaidista encargado de descender desde una altura de 1.500 metros hasta la tribuna presidida por los Reyes, portando una bandera de España, se quedó enganchado de una farola. El militar, que tras el incidente descendió por su propio pie y sin lesiones aparentes, tuvo que ser rescatado, tras unos minutos encaramado a la farola, por un VAMTAC del Ejército de Tierra, un vehículo ligero dotado con una cesta-grúa.