Irun - La oficina de la ITV de Irun devolvía ayer una imagen a todas luces inusual, reflejo de la “histeria colectiva” que ha causado la cumbre del G-7, como decía una de las empleadas de las instalaciones. “Pocas veces habíamos vivido algo semejante”. Los mensajes para evitar importantes trastornos en las carreteras vascas durante la cita en Biarritz que culminó ayer han sido tan insistentes que algunos conductores han acudido estos días a la inspección técnica “hasta con tres horas de antelación”, preocupados por unos atascos que han brillado por su ausencia, y que sí dejaron su impronta ayer por tarde con retenciones de hasta ocho kilómetros en la AP-8 en Irun sentido Baiona debido al vuelco de un camión, una vez levantadas las restricciones a media tarde.

Es, probablemente, el anticipo de la vuelta a la normalidad, el escenario habitual de largas colas en el paso fronterizo que estos días había desaparecido y que aflora según disminuye la presencia policial. La red viaria hacia Biriatu, salvo por las retenciones de última hora, ofreció durante el tercer y último día de la cumbre una fotografía bien diferente a la esperada, alejada del caos, gracias en buena medida a las labores de prevención y múltiples controles policiales en ambos lados de la frontera, que continuaron durante la jornada.

En el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco respiraban ayer más tranquilos. Han sido meses de trabajo en los que no se ha dejado un solo cabo suelto ante “seis días especialmente intensos”.

Nada menos que garantizar la seguridad durante el encuentro de los países más poderosos del mundo, precedida de una contracumbre. Dos eventos inusuales y de extraordinaria repercusión mediática que suponían un desafío en el que no cabe la improvisación. “Hay que agradecer la previsión con la que han actuado los conductores y la ciudadanía en su conjunto para que todo transcurra con normalidad”. El viceconsejero de Seguridad, Josu Zubiaga, reconocía ayer a este periódico que, afortunadamente, la semana ha discurrido “bajo control”, para lo cual ha sido necesario estudiar cualquier eventualidad, colocándose en el peor de los escenarios posibles para evitar sorpresas.

En la gasolinera de Oiartzun en dirección a la frontera trabajaban ayer a ritmo constante pero sin la tensión con la que acostumbran durante la Operación Retorno y su habitual trasiego estival. Podía verse alguna que otra familia francesa haciendo un alto en el camino para estirar las piernas y tomar un café. Durante toda la mañana, la presencia de transporte pesado en dirección a Francia fue inexistente.

labor previa Desde hace meses se venía informando. La ciudadanía estaba sobreaviso para evitar en la medida de lo posible el paso por la frontera entre el 25 y 26 de agosto, algo que finalmente ha provocado un sorprendente efecto disuasorio. “Tuvimos que contemplar medidas ante el anuncio de Francia del cierre de fronteras al transporte pesado. También lo hicimos a este lado de la muga ante la posibilidad de que los transportistas pudieran entorpecer el tráfico ordinario”. Había planes previstos ante situaciones críticas. Francia podía decretar la orden de blindarse a cal y canto. Exigía todo ello una pronta respuesta a la hora de gestionar el tráfico y atender a la población civil que podía verse afectada.

Una vez concluida la cumbre, Zubiaga hace un balance positivo. Entiende que las labores de prevención han dado resultado “y la ciudadanía ha evitado el paso, o alterado las fechas previstas”. Hace extensible su gratitud a los transportistas. Inicialmente estaba previsto que no comenzaran a circular hasta la media tarde de ayer, pero finalmente se les abrió paso el domingo por la noche. “Han hecho caso a las restricciones que se han impuesto hasta que se ha podido circular”. El hecho de que Francia no haya cerrado finalmente la frontera, como se llegó a especular, ha supuesto el espaldarazo para respirar más tranquilos.

Diálogo incesante En Biarritz, que se encuentra a tan sólo 20 kilómetros de Irun, han hablado largo y tendido mandatarios como Donald Trump (Estados Unidos), Boris Johnson (Reino Unido), Angela Merkel (Alemania), Giuseppe Conte (Italia) y el anfitrión, Emmanuel Macron (Francia). A este lado de la muga la comunicación también ha sido incesante para diseñar un dispositivo de seguridad sin precedentes en Euskal Herria.

Entre 10.000 y 15.000 agentes ha blindado Biarritz en un perímetro de seguridad escalonado. El viceconsejero estuvo presente, entre otros, en la reunión celebrada el mes pasado con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska y la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia.

Con respecto al despliegue policial de la Ertzaintza, Zubiaga indica que se ha llegado a contar con un total de 4.000 agentes, prácticamente la mitad de la plantilla, trabajando de manera coordinada durante seis días de movilización entre la cumbre y la contracumbre, lo que exigía extremar la precaución, tanto en labores de tráfico como de seguridad ciudadana.

“El trabajo se ha desarrollado en muchos aspectos: ha habido que prevenir todo acto de sabotaje, no solo en la frontera sino en los alrededores. Ha sido necesario estar preparados ante cualquier reacción. La movilización de los agentes se corresponde con la que estaba prevista aunque, evidentemente, no todos ellos han estado trabajando al mismo tiempo”, precisa el viceconsejero.

Euskadi ha diseñado dispositivos de seguridad ante grandes eventos deportivos y culturales que han requerido la movilización de muchos efectivos.

Pero la singularidad en ese caso ha sido la duración del evento -seis días- y el complicado punto geográfico, como es el paso fronterizo en pleno mes de agosto. “Desde luego que estamos bastante más tranquilos que el día 20, jornada previa al inicio de la contracumbre”.

Con respecto al malestar que haya podido ocasionar en la ciudadanía unas medidas tan restrictivas, el Gobierno Vasco muestra su postura sin ambages. “Los dispositivos de seguridad siempre tienen que prever el peor escenario posible. Evidentemente, ha habido controles en la frontera que normalmente no se establecen, lo que ha ralentizado el tráfico. Insisto en que había un riesgo de cierre de fronteras que finalmente no se ha dado pero la posibilidad estaba ahí. Entendemos que las medidas tomadas son las adecuadas, y que precisamente por ello no ha habido que lamentar ninguna incidencia reseñable”, sostiene el responsable del Gobierno Vasco.