bilbao - De los movimientos que realizó el socialismo en el último minuto para salvar el acuerdo con Geroa Bai en la Mesa del Parlamento navarro puede extraerse también una conclusión en clave estatal: Pedro Sánchez ha optado por el PNV como socio para su investidura como presidente español. Tras un intenso cruce de llamadas entre Sabin Etxea y Ferraz, que demuestra que este asunto tenía una dimensión que iba más allá de Navarra para Sánchez, los socialistas terminaron lanzando un guiño inequívoco al gobierno progresista navarro con su acuerdo para aupar a Geroa Bai a la presidencia parlamentaria, que además será ocupada por el líder del PNV en el territorio foral, Unai Hualde. Este movimiento elimina un obstáculo en el camino para pactar la investidura estatal con los jeltzales y, al mismo tiempo, cierra la vía de UPN. Sánchez conocía la importancia que tenía este asunto en el planteamiento tanto del PNV como de UPN para la investidura, y se ha decantado por los jeltzales, a quienes considera unos socios fiables y leales. El partido de Sabin Etxea aclara que este paso únicamente elimina un obstáculo para dialogar, y pondrá condiciones a cambio de su apoyo.

El PNV había avisado públicamente al candidato a la presidencia española de que tomaría nota si frenaba a la socialista Chivite en su intento de liderar un gobierno progresista en Navarra. En ese contexto, lo que sucediera con el reparto de la Mesa iba a considerarse un precedente. Y el socialismo se decantó por Geroa Bai en el último minuto, tras una mañana de infarto donde llegó a anunciarse que las negociaciones estaban rotas. El asunto se recondujo sobre la marcha, una vez comenzado el pleno y tras intensos contactos a varias bandas y al máximo nivel entre Ferraz y Sabin Etxea. La presidencia recayó en Geroa Bai y se hizo un hueco a EH Bildu. Sánchez se arriesga a asumir cierto coste político por la lectura que hace la derecha española de este reparto de fuerzas, pero era el pacto más lógico si el socialismo no quiere dejar vía libre a un gobierno de Navarra Suma y, de este modo, evita desautorizar a su candidata a la investidura, María Chivite, lo que hubiera dejado a los socialistas navarros en una posición muy delicada. El PNV se mostró “satisfecho” por que los contactos con Ferraz hayan contribuido a la resolución del trámite.

Sánchez elimina un obstáculo para pactar la investidura con el PNV, y pierde a UPN, que había ofrecido su respaldo a cambio de que permitiera un gobierno de Navarra Suma. El socialista José Luis Ábalos ya había preparado el terreno al no ver demasiado sentido a los dos votos de UPN si suponían perder a cambio los seis del PNV. Pese a ello, y en un clima de presión de la derecha, la vicepresidenta española Carmen Calvo desligó estos movimientos de la investidura.

Sánchez tendrá que trabajarse ahora en mayor profundidad el aval jeltzale. Está lanzando mensajes confusos sobre las mayorías que quiere articular para la investidura y está poniendo en circulación la idea de que podría presentarse sin los respaldos amarrados, con la confianza de que la presión al resto de grupos obre por sí sola su proclamación como presidente. Por ello, la interlocución con el PNV está aún muy verde y no pasa de los contactos preliminares y la cita de la semana pasada con Ábalos. Pero los jeltzales avisan de que el gesto navarro solo elimina un obstáculo para el diálogo, que de otra forma hubiera sido prácticamente imposible.

condiciones El PNV aclaró ayer que el acuerdo navarro “en absoluto debe interpretarse como un avance hacia el apoyo del PNV a Pedro Sánchez, cuando ni tan siquiera el aspirante a la investidura ha hablado aún con el PNV”. “El PSOE no cuenta en estos momentos con los seis votos del PNV. No ha habido en este tiempo ninguna novedad al respecto. Lo de hoy no computa a favor. Lo que sí es cierto es que el PSN y el PSOE han logrado despejar del camino un obstáculo que habría dificultado y prácticamente imposibilitado cualquier acuerdo con el PNV en Madrid”, puntualizaron. Frente a la tentación de Sánchez de acudir sin apoyos a la investidura y jugársela a cara o cruz, los jeltzales van a poner sobre la mesa infraestructuras como el Tren de Alta Velocidad y el soterramiento de las vías en Zorrotza, además del modelo de Estado, reformas de calado social sobre las pensiones y el mercado de trabajo, y propuestas jeltzales como el cambio en la Ley de Secretos Oficiales y en la Ley Mordaza. El PNV avisa de que no tendría por qué votar a favor, sino que históricamente se ha decantado más veces por la abstención.

Sánchez confía en lograr los 173 votos del PSOE, Unidas Podemos, PNV, Compromís y el Partido Regionalista de Cantabria. Las dos diputadas de Coalición Canaria ya han avanzado su voto en contra por los acuerdos con Podemos, de manera que Sánchez necesita arañar al menos dos abstenciones en ERC.

El PNV dijo que el acuerdo de la Mesa es un paso “importante pero no definitivo” para un gobierno de progreso en Navarra. Aclaró que el NBB tendrá “autonomía”, y que el PNV lleva haciendo política en Navarra 120 años, “muchísimos más que UPN”.