Madrid - Vox lo tenía claro. En el primer documento que presentó al PP con las propuestas para apoyar la investidura de Juanma Moreno como presidente andaluz, uno de los puntos más polémicos era la derogación de la ley de violencia de género y las de apoyo a la igualdad. Sin embargo, un día después, en el acuerdo final de 37 puntos suscrito por la formación de Génova y el partido de la extrema derecha, estas exigencias habían desaparecido. Ayer, el presidente de Vox, Santiago Abascal, reveló que Casado apostó en un principio por la derogación de estas leyes y que su marcha atrás estuvo motivada por la presión de los medios de comunicación.
Santiago Abascal concedió ayer a Antena 3 su primera entrevista tras el proceso negociador en Andalucía y en ella, el presidente de Vox desveló que su formación no puso su postura sobre violencia de género como una línea roja en la negociación para el Gobierno de Andalucía porque sabían que los otros partidos no la iban a aceptar y priorizaron facilitar el cambio tras 36 años del PSOE presidiendo la Junta.
Sin embargo, sí señaló que cree que el PP tuvo un “cambio de criterio”, ya que algunas declaraciones de su presidente, Pablo Casado, aventuraban que estaban abiertos a cambios y sin embargo después se negaron a cualquier negociación. “El PP ha sucumbido a la presión mediática y política”, lamentó. Además, el presidente de Vox aseguró que su propuesta va más allá y que ellos quieren también “proteger a las mujeres de la violencia de los criminales sexuales”, un tipo de delincuentes que, a su juicio, no tienen rehabilitación y para los que ha propuesto la cadena perpetua. “No poder salir jamás”, sentenció.
denuncias falsas Abascal incidió en lo que se ha convertido en un eje clave del ideario de su partido y en contra de los datos suministrados por la Fiscalía General del Estado que cifró en un 0,01% las denuncias falsas por violencia machista, Abascal insistía en que su formación “maneja otros datos” y habló de un 87% de denuncias que no acaban en condena. “Habrá muchas mujeres que han denunciado a un hombre y no han podido probarlo. Pero también está el otro caso”, señaló. Asimismo, mostró su rechazo a que “muchos” hombres tengan que “padecer” pasar en el “calabozo” todo un fin de semana por una “simple” denuncia, algo que cree que se ha convertido en “una práctica en los procesos de divorcio”. “Muchos hombres están padeciendo el calabozo por una simple denuncia que les lleva todo el fin de semana porque no hay ningún juez que les tome declaración. Y eso se ha convertido en una práctica en los procesos de divorcio”, denunció.
Pese este discurso que le ha valido el rechazo de la mayor parte de las organizaciones feministas y de colectivos de mujeres, Abascal negó tener “poca sensibilidad” con las víctimas de violencia machista y defendió que su objetivo es “defender a todas las víctimas de cualquier tipo de violencia”, para lo que su formación reclama la derogación de la ley de violencia de género y la aprobación de una ley de violencia de familiar. A su juicio, el “problema” es que “España está sujeta a totalitarismos” por los que no se permite “discrepar y se “estigmatiza” al disidente. “Pero hay mucha gente que no acepta esos mantras progresistas”, señaló.
Sin papeles Otro de los puntos del documento inicial era la expulsión de 52.000 inmigrantes ilegales, cuestión que tampoco aparecía, sin embargo, en el documento final pactado con el PP. Ayer, Abascal insistió en la necesidad de que la Junta de Andalucía “colabore documentalmente” para facilitar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado la identificación de los inmigrantes ilegales. “Sus pasaportes están hoy bajo llave del servicio andaluz de salud”, censuró, al tiempo que se preguntó: “¿por qué los andaluces tienen que pagar la sanidad a los inmigrantes ilegales?”.