bilbao - ¿Huele a elecciones en el Estado?
-Huele mal todo. Es una sensación horrorosa la que estamos viviendo. Es la antipolítica. En un momento en que estamos saliendo de una crisis económica y se puede aprovechar para afianzar el desarrollo, máxime cuando nos dicen que puede venir otra recesión, en lugar de estar centrados en los servicios públicos o los pensionistas, estamos todo el día diciendo si a uno le han regalado el máster, otro ha comprado el chalé no sé cómo... Es un circo. No disculpo ninguna de esas actitudes, pero eso tiene que tener un ámbito y no puede ocupar todo el espacio del debate político, porque la realidad es que luego en el Congreso no se aprueba nada. No salen leyes.
¿Cuál es su apuesta?
-Nosotros hemos sido siempre partidarios de alargar la legislatura, aunque no tenemos miedo a unas elecciones. El asunto es: ¿legislatura para qué? Porque si es para seguir así, casi daría igual. Creemos que hay que aprovechar el tiempo y cambiar de vía el tren porque, si no, esto va a descarrilar. Hay una especie de cártel con unas grabaciones hechas de mala manera, con la complicidad de policías condenados y bastante corruptos, de las cloacas del Estado; unos medios de comunicación acríticos y una oposición política española de derechas que está peleando encarnizadamente por demostrar quién zumba más al Gobierno.
Sánchez se comprometió a hablar con los socios de la moción de censura cuando tuviera que convocar un adelanto electoral...
-(Interrumpe y se señala al pecho) Sustancialmente con el PNV porque esa condición se la puse yo.
¿Han hablado?
-No (la entrevista se hizo el viernes). Supongo que eso significa que no lo tiene en mente. Sabe que al día siguiente de las elecciones, si las cosas le van bien, va a tener que llamarnos a los mismos. Estamos condenados a entendernos. Una vez que la derecha española se ha quitado la careta y está en la antípoda, al resto nos queda el margen de trabajar en común.
Aunque el PNV no tenga miedo a las elecciones, ¿su posición es que dure la legislatura?
-¡Hombre, pero si sirve para algo! Si vamos a estar sin hacer nada y con este desprestigio de la política, no sé si entonces merece la pena. No queremos aguantar por aguantar. Queremos aguantar para aprovechar el tiempo. Si vamos a estar a golpe de reprobación y de comparecencia de ministros para explicar su vida, pues no. No es lo que queremos. Queremos que se gobierne y se salga de este bucle tan asqueroso.
Otro de los flancos de riesgo para la continuidad de la legislatura viene por el lado catalán, con sus condiciones para negociar los Presupuestos. ¿Los catalanes se arriesgan a dinamitar una legislatura que puede ser de mayor concordia?
-Para el diálogo no hay que poner condiciones. Esto no es ni exclusiva ni principalmente una recomendación a los catalanes. También y especialmente es a Madrid. Catalunya, para sanar esas heridas y recuperar cierta confianza en la vía dialogada, necesita que se pueda hablar con libertad, que se puedan hacer planteamientos. Como decía ERC, ellos entienden que para Madrid sea imposible un referéndum, pero que les permitan ponerlo sobre la mesa. También es verdad que los catalanes tienen que asumir la correlación de fuerzas en Madrid y no sería muy inteligente de su parte poner condiciones imposibles para los Presupuestos. A cambio de que se pueda hablar de todo, hay que favorecer la continuidad de los procesos políticos. Estamos en los momentos críticos de la legislatura, en los que hace falta más zurcir los descosidos que tirar de la tela para que se abra más. El PNV está en esas, pero queremos que las cosas empiecen a funcionar. No podemos seguir así.
¿Para el PNV sería posible pactar los Presupuestos sin un calendario con las 37 transferencias?
-Nosotros nunca hemos vinculado Presupuestos con transferencias, pero no tiene sentido, con o sin Presupuestos, que Gste gobierno no aborde el calendario de transferencias. Hace falta ponerse manos a la obra.
Y en materia de política penitenciaria, ¿deberían acercar a todos los presos, con independencia de que sean de la ‘vía Nanclares’ o no?
-La vía Nanclares como tal no existe. Nuestra posición tiene mucho que ver con los programas que ha presentado el Gobierno Vasco, Hitzeman y Zuzen Bidean. Espero que así se haga.
¿Le está temblando el pulso a Sánchez a la hora de abordar la agenda vasca?
-No sé si le tiembla o no, pero es verdad que hay poco movimiento. No hay el movimiento que nosotros esperábamos y queríamos.
¿Han hablado con él?
-Sí, tenemos una relación fluida, telefónica y epistolar. El lehendakari habló con él, y yo también, y con otros miembros del Gobierno. Esperemos que esto sea fruto del desconcierto coyuntural en el que vive ahora el gobierno, que le están lloviendo palos por todos sitios y no tiene la fuerza de espíritu o el aguante para saber diferenciar el ruido de las nueces y empezar a poner en marcha políticas. No solo lo nuestro, sino en general, y cuanto antes.
En principio, ¿la apuesta del PNV es seguir dándole margen para que vaya dando pasos?
-Claro, pero tiene que aprovechar ese margen. Nosotros hemos dado ese margen. Le dimos la oportunidad. Vamos a ser coherentes con lo que hicimos en la moción de censura. Somos corresponsables de lo que pasó, y estamos ahí detrás, pero todo el mundo tiene una cuota de responsabilidad.
¿Esto se puede interpretar como un aviso a Sánchez?
-No es un aviso. Es así. Esto lo hicimos para que las cosas funcionaran de otra manera. Mejor, se supone. Y esto está un poco paralizado. Entonces, hay que moverse.