gasteiz - Tras los duros reproches lanzados al lehendakari durante el Pleno de Política General de la pasada semana, ayer el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, tendió la mano a Iñigo Urkullu y al PNV para sentarse a negociar la reedición de su apoyo a los Presupuestos, e incluso anunció que les va a pedir una reunión a Ortuzar para que regresen, a su juicio, a la moderación. Sin embargo, el precio sigue siendo alto: los jeltzales deberán votar a favor de una proposición no de ley en la que los populares reclaman detener el proceso de elaboración del nuevo estatus vasco, al que en la actualidad da forma jurídica un grupo de expertos; y que se reanuden las reuniones de la Ponencia de Autogobierno “hasta obtener un mayor grado de consenso y articular las bases dentro del ordenamiento jurídico vigente”.
El PP, cuyos votos resultaron cruciales para que el Gobierno bipartito de PNV y PSE tuviera Presupuestos en los dos ejercicios precedentes, se reposiciona así de nuevo tras digerir el voto favorable del PNV a la moción de censura al presidente Rajoy. El acuerdo entre nacionalistas para sacar adelante el texto para un nuevo estatuto, al que se sumó Elkarrekin Podemos de forma parcial, reforzó el discurso popular sobre una hipotética deriva a la catalana del PNV que Alonso ha puesto sobre la mesa en los últimos meses con una advertencia de por medio. Los jeltzales no podrán contentar al PP y a EH Bildu a un tiempo y tendrán que elegir, afirma el dirigente conservador.
También en el debate del pasado jueves Alonso incidía en este argumento, y ayer, al hilo de la alusión de Urkullu al “fracaso estrepitoso” que supondría un estatuto con el que no se identificaran los no nacionalistas, le ofrecía un puente de plata para cambiar de orilla. “Volvamos para atrás, reiniciemos el diálogo, el acuerdo con Bildu no tiene respaldo social y es insuficiente en la Cámara, y guarda similitudes con el plan Ibarretxe y con lo que está pasando en Catalunya”, enfatizaba el líder del PP vasco, quien anunció que ya ha solicitado una reunión con el PNV. Alonso tratará de hacer ver a los jeltzales que “el acuerdo con Bildu es perjudicial para todos, incluidos el PNV y Urkullu”.
“No pido a nadie que renuncie a nada, pero sí que no nos metan a todos en un lío, que entren en el camino de la ley, del consenso y del diálogo”, añadió Alonso, que afirmaba respetar los postulados jeltzales y a la vez movía sus posiciones para aceptar una reforma del Estatuto de Gernika que hasta ahora rechazaba.
“Si el PNV vota a favor, nos sentamos a hablar de Presupuestos, de estabilidad y de lo quieran”, insistía Alonso, que preguntado sobre si le bastaría con que el propio Urkullu fuera el único jeltzale que respaldara la moción respondió que “no estaría mal”, si bien rechazaba tratar de “dividir a nadie”, y deducía que los diferentes tonos del lehendakari y del portavoz del PNV, Joseba Egibar, obedecen a “una estrategia política”.
En ese sentido, Alonso afirmó que “las palabras de Egibar son distintas a las de Urkullu, y las palabras de Urkullu son distintas a la mañana y por la tarde”; y aseguró que el PP quiere “hechos”. La proposición se fundamenta en sendas mociones aprobadas en 2014 y 2017 en las que se abogaba por alcanzar acuerdos “con el máximo consenso posible” y “respetando el ordenamiento”.