Errenteria - Abatido a tiros por ETA junto a otros tres agentes el 14 de septiembre de 1982 en Errenteria, el acto en homenaje al policía nacional Antonio Cedillo Toscano zanjó ayer la “deuda pendiente” hacia esta víctima del terrorismo. En un emotivo homenaje que contón con una nutrida representación de todas las formaciones políticas vascas, José Miguel Cedillo -hijo del policía asesinado- llamó a que el nombre de su padre “salga del listado anónimo de más de 800 víctimas del horror y de la violencia, para pasar al listado, también anónimo, de quienes han ayudado a construir la paz”. “Que ése sea su legado”, enfatizó, para concluir que desea que su nombre permanezca “indisolublemente ligado a la paz y sirva de impulso para “construir el camino de la convivencia”.
Cedillo, que tenía tres años cuando su padre fuera asesinado y desde entonces no había vuelto a pisar Errenteria, llamó a “enfrentar el pasado para mirar al futuro de otra forma, más fuerte, más limpio, con la mochila cargada de males y pastillas, pero mejor persona”. Es más, afirmó que “no se trata de pasar página, porque no se puede, sino de escribir una nueva, renglón a renglón, reconstruyendo la convivencia, regando la paz”. “Si desde octubre 2011 -apuntó en alusión al fin de ETA- las cosas han cambiado debemos hacer que cambien de verdad, creyéndonos, practicando esto que ahora vivimos. Esto que ahora vivimos es lo que tanta gente durante tantos años y con tanto sufrimiento persiguió”. El hijo del asesinado por ETA aseguró “no ser, ni querer, ni poder ser ejemplo de nada” y reclamó que los huérfanos por la acción de la banda armada, “esas víctimas de segunda generación con secuelas imposibilitadoras de una vida normal”, sean resarcidas. Por último, y ante de fundirse en un abrazo con el alcalde de Errenteria, Julen Mendoza (EH Bildu), emplazó a los responsables políticos que “con urgencia, hagan que esta herida se cierre en firme con reconocimiento, reparación y dignidad”.
“Deuda pendiente” El homenaje contó con la asistencia del portavoz del Gobierno Vasco y consejero de Gobernanza Pública y Autogobierno, Josu Erkoreka, la directora del Instituto Gogora, Aintzane Ezenarro, los parlamentarios de EH Bildu Maddalen Iriarte y Pello Urizar, el secretario general del PSE de Guipúzcoa, Eneko Andueza, la parlamentaria de Elkarrekin Podemos Pili Zabala o el portavoz del PP en las Juntas de Guipúzcoa, Juan Carlos Cano. También de varias víctimas de ETA como Maixabel Lasa o los hijos de Froilán Elespe y Manuel Zamarreño, Josu y Naiara, respectivamente, o el periodista Gorka Landaburu. Erkoreka resaltó que el de Cedillo es un “ejemplo elocuente” de que a través de un proceso “personal”, que “no es generalizable, pero muy digno de ser tenido en cuenta”, una víctima puede “transformar” el dolor padecido “en una fuerza para trabajar por la paz”. Mendoza, por su parte, se felicitó por zanjar “una deuda pendiente” y calificó el acto como “un microproceso a favor de la convivencia y la sanación del dolor”. - DNA