madrid - El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, expresó ayer por primera vez sus dudas en torno a poder llevar la legislatura hasta su final. Deslizó que su Ejecutivo depende de la aprobación de sus propios Presupuestos Generales del Estado de 2019, renunciando así a prorrogar las cuentas heredadas del Gobierno de Mariano Rajoy. Es casi inevitable en las circunstancias políticas y numéricas en las que se mueve, pero lo llamativo es que reconozca públicamente su debilidad como lo hizo ayer ante los micrófonos de la cadena SER. Aunque también cabe la posibilidad de que no fuera un sentimiento espontáneo y lo hiciera para presionar a los partidos que le apoyaron en la moción de censura contra Rajoy y recordarles que o le sacan adelante las cuentas o elecciones.
Tras afirmar que espera que los Presupuestos estén aprobados a principios del próximo año y evitar aclarar si agotará la legislatura, Sánchez reconoció que el Gobierno solo tiene un camino para poder ser viable, la aprobación de las cuentas públicas. Ahora mismo, los socialistas negocian con Unidos Podemos un borrador que luego, en noviembre, pretenden presentar a PNV, ERC y PDeCAT.
Los negociadores llevan unos días enfrascados en el debate de la fiscalidad y ayer las conversaciones encallaron. En Podemos no ha gustado que el Gobierno se replantee la intención de imponer un impuesto a la banca e intentará que rectifique en las próximas reuniones, pero anticipa que habrá que acabar con privilegios fiscales, y si no son los de la banca tendrán que buscar alternativas.
“Si no quieren un impuesto a la banca tendrán que explicar qué otro privilegio fiscal se puede eliminar para sufragar medidas sociales, en eso vamos a ser inflexibles, y en qué privilegios fiscales se eliminan para sufragar esas medidas vamos a ser flexibles”, afirmó el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique. Asimismo, ha enumerado sus exigencias al Gobierno para apoyar sus cuentas generales, ya que hasta el momento solo ha habido dos acuerdos: uno para acabar con el veto del Senado a la senda de déficit, y el segundo para actualizar la pensiones conforme al IPC en 2018 y 2019. Sánchez dijo ayer que comparte con Podemos y con Pablo Iglesias el principio de “justicia social” para llegar a acuerdos sobre las cuentas públicas, pero para la formación morada la fiscalidad es una línea roja.
Las dudas del presidente español son compartidas por otros miembros destacados de su gabinete. El secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, dijo ayer que el Gobierno no da por perdida la batalla de tener Presupuestos, pero dejó claro que el Ejecutivo de Sánchez no se amarra al poder por el poder.
Durante la rueda de prensa posterior a la primera reunión de la Ejecutiva del PSOE tras las vacaciones de verano, Ábalos tuvo que hacer frente a multitud de preguntas sobre si el Gobierno adelantará las elecciones generales en caso de que no se puedan aprobar los Presupuestos. En sus respuestas insistió en que van a negociar con todos los grupos parlamentarios manteniendo los planteamientos principales del Gobierno y “sin prejuzgar” que no vaya a salir.
En todo caso, resaltó que si hay un partido preparado para enfrentar unas elecciones es precisamente el PSOE. “Los demás están rezando para que no haya”, opinó, si bien admitió que los presos del procés y su futuro juicio “no ayuda nada” al objetivo del Gobierno de sacar unos nuevos presupuestos que, sin el apoyo de PP o Ciudadanos, precisarían el respaldo de las fuerzas independentistas y del PNV para salir adelante.