barcelona - Lo que comenzó siendo una situación muy incómoda y tensa se convirtió ayer en una oportunidad para el diálogo y en la antesala de la primera reunión entre el lehendakari Urkullu y el president Torra. Los dos han aprovechado un malentendido para ponerse en contacto, aclarar las posiciones de cada uno y emplazarse a una próxima cita tras la primera conversación en profundidad que mantienen ambos líderes desde la investidura de Torra el pasado mes de mayo. Se trabaja, de hecho, en la posibilidad de que el expresident Puigdemont también se reúna con Urkullu.

Torra llamó al lehendakari ayer para pedirle explicaciones por unas informaciones de La Vanguardia, que aseguraban que Urkullu ha pedido la puesta en libertad del exvicepresident Oriol Junqueras para que se escuche su mensaje y rebajar la tensión en Catalunya. Torra interpretó que el lehendakari hacía algún tipo de distingo entre Junqueras y el resto de presos, como si pensara que el político de ERC puede contribuir en mayor medida a la convivencia desde posiciones más posibilistas de diálogo con el Estado, en contraposición a JxCat. En definitiva, las declaraciones de Urkullu podrían tomarse como una injerencia en la política catalana, y así lo difundieron ayer fuentes de JxCat, la candidatura de Puigdemont, en declaraciones a las agencias informativas. Urkullu le aclaró que, en sus declaraciones del martes en el Consejo de Gobierno, no pidió en exclusiva la liberación de Junqueras, sino también del resto de presos, y que solo se reunió con él en la cárcel porque fue el único que se lo pidió. “Si los presos restantes hubieran pedido estar conmigo, yo lo hubiera valorado”, le dijo Urkullu a Torra.

El lehendakari también le expuso que nunca ha tenido la intención de entrometerse en la política catalana. Si realizó una labor de mediación entre Puigdemont y Rajoy en puertas de la declaración de independencia y la suspensión de la autonomía, fue porque los grupos catalanes se lo pidieron. Urkullu se mostró muy crítico con las interpretaciones de algunos medios de comunicación, y con las lecturas de JxCat. Desde que su labor de mediación no diera resultados, se ha alimentado la hipótesis del paulatino alejamiento entre Urkullu, desencantado porque el Govern de Puigdemont no convocó elecciones para evitar la suspensión de la autonomía; y el expresident, que en alguna ocasión ha reprochado de viva voz los acuerdos presupuestarios entre el PNV y Rajoy, y muy en concreto los relacionados con el Concierto Económico. En aquel momento, Puigdemont llegó a decir que algunos pagan por ser españoles, y otros cobran.

En ese contexto, la conversación que mantuvieron ayer Urkullu y Torra parecía muy necesaria para aclarar la situación. El lehendakari ya le envió un mensaje tras la investidura catalana, pero nunca hasta ahora habían tenido una conversación en profundidad. Torra entendió los argumentos del lehendakari y se comprometió a aclarar la situación ante los propios presos en una visita que cursó ayer mismo a la prisión de Lledoners, donde se encuentran Junqueras; los exconsellers Josep Rull, Jordi Turull, Raül Romeva y Joaquim Forn, y los exlíderes de ANC y Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. Además, reveló a Urkullu que ha hablado con Puigdemont y que ambos quieren estar con él.

Las dudas de Torra fueron alimentadas en buena medida por la lectura que han hecho varios medios españoles y catalanes sobre la visita del lehendakari al político de ERC en la cárcel, que se interpretó en esos ámbitos como un premio a la vía posibilista de Junqueras y su apuesta por un acuerdo con el Estado que rebaje la tensión. Urkullu solo se ha reunido con Junqueras porque es el único que se lo ha pedido, y no ha tenido intención de premiar a nadie ni de interferir en la política catalana.

críticas En un comunicado remitido a los medios de comunicación, el lehendakari aseguró que “la realidad no siempre se corresponde con opiniones y/o elucubraciones publicadas”. “En esta conversación el lehendakari se ha ratificado con el president y ambos han mostrado su disposición a reunirse. El lehendakari no va desistir en su empeño de ayuda desde la buena fe y no va a entrar en polémicas interesadas que hay quien pretende para retroalimentar sus propias posiciones. Es obvio que Catalunya y Euskadi son realidades totalmente distintas. Es claro que el lehendakari no interviene en cuestiones ajenas a Euskadi si no es requerido para ello”, aclaró.

Según rezaba la nota, para Urkullu “habría sido más cómodo no visitar a quien se lo había solicitado, pero no es esa la actitud del lehendakari, quien en todo caso ha respetado siempre la discreción y primado la perspectiva humanitaria de la visita”. A partir de ahí, el comunicado recordaba la crítica del lehendakari a la judicialización de la política porque “se sabe cómo se empieza pero no cómo se acaba” y, por lo tanto, “es obvia la necesidad de dar pasos para rebajar la tensión”. “Un ejemplo, también reiterado, es poner fin a las situaciones de prisión provisional. Con todo ello, es necesario restablecer el diálogo político para dar salida a un problema de naturaleza política. Estos son los términos de las iniciativas desarrolladas por el lehendakari y, por lo tanto, no hay desavenencia posible. Si alguien quiere entender a su antojo, ese no es el planteamiento que anida en la disposición ni en los hechos ciertos desarrollados por el lehendakari”, dijo.